Soñando Contigo

By urantiana63

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Revive la historia de amor entre Can y Sanem, en "Soñando Contigo " More

Cap 1o
2a Parte
3o parte
Cap 2o
2o parte
3a parte
Cap.3o
2a parte
3a parte
Cap. 4o
2a Parte
3a parte
Cap 5o
2a parte.
3a parte
Cap 6o
2o parte
3a parte
Cap 7
2a parte
3a parte
Cap 8o
2a parte
3a parte
Cap 9o
2a parte.
3a parte
Cap 10
2a Parte
3a parte
Cap 11
2a Parte
3a Parte
Cap 12
2a Parte
3a Parte
Cap 13
2a Parte
3a Parte
Cap 14
2a Parte
3a Parte
Cap 15
2a Parte
3a Parte
Cap 16
2a Parte.
Cap 17
2a Parte
Cap 18
2a Parte
Cap 19
2o Parte
3a Parte
Cap 20
2a Parte
3a Parte
2o Parte
3o Parte.
Cap 22
2a Parte
3o Parte
Cap 23
2a Parte
3a Parte
Cap 24
2a Parte
3a Parte
Cap 25
2o Parte
3a Parte
Cap 26
2a Parte
3a Parte.
Cap 27
2a Parte
3a Parte
Cap 28
2a Parte
3a Parte
Cap 29
2a Parte
3a Parte
Cap 30
2a Part
3a Parte
Cap 31
2a Parte
3a Parte
Cap 32
2 Parte
3a Parte
Capítulo 33
2a Parte
3a Parte
Capítulo 34
2a Parte
3a Parte
Capítulo 35
2a Parte

Cap 21

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By urantiana63

Después de que la "Bambi se fuera, Can, se sube al ascensor para quedar con Aderen en el restaurante italiano, para después ir al concierto. Ella, antes de que el ascensor bajase a la planta baja, entra en el ascensor, evitando que saliera. El ascensor, de tanto tocar los botones y miéntras que sube y baja, se ponen ha discutir y haciendo que se estropee. Sanem, acordándose de las pelis, cree que también lo puede hacer, pero al final, se da cuenta de que no era tan fácil. Al final del todo, iban a besarse, pero de pronto, el se echó atrás. Ahora mismo, siguen en el ascensor.

-- Sanem.
-- Dime.
-- No confío, en ti.
-- Por qué? Si has dicho.
-- Ya lo sé. Sé lo que te he dicho, y te juro, que cada palabra, es verdad. Me importas mucho, y...también te quiero pedir perdón...por no haberte escuchado. Podemos empezar, de cero.
-- Pero??
-- Pero...cómo amigos. Es que...n, no puedo confiar en ti. Al menos como pareja, no soy capaz de abrir mí corazón. No...otra vez.
-- Es difícil? No, entiendo.
-- Pero me gustaría tenerte, cómo amiga. Podemos, ser amigos?
-- Estos días, sin hablarte. Sin escuchar, tú voz. Han sido para mí, como una toda una eternidad. Y qué pudiera...hablarte, cómo ahora, se había convertido en una especie de sueño.
-- En un, ascensor?
-- No. Sino siendo, sincera. Con, o sin ascensor. Da igual. Entonces...no seremos, pareja. Pero...tú amistad, es muy importante, para mí.
-- Quedamos, cómo amigos.
-- Amigos. Qué, pasa?-- preguntó ella, al moverse el ascensor.
-- Ya se mueve.
-- Nos van a sacar?
-- Digo, yo.
-- Señor Can. Se habían quedado encerrados? -- interrumpió, el responsable del mantenimiento.
-- Pues sí. Habíamos estado trabajando, hasta tarde, y creíamos que ya no quedaba nadie más.
-- Había salido, y no les había oído.
-- Vale.
-- He visto, la luz de alarma, hace un momento.
-- Genial. Muchas gracias.
-- Lo siento, señor Can.
-- No pasa nada. Mañana, llama a los de mantenimiento, del ascensor.
-- Claro, lo siento, muchísimo.
-- No pasa, nada. Al principio, he pasado, un poquito de miedo...
-- Sí.
-- Pero luego, te acostumbras. Si hubiéramos podido, abrir la trampilla, habríamos salido, sin problemas, y...
-- Exacto. Esto es lo tienen, los ascensores viejos.
--.Señor Can. Van, ha salir?
-- Sii. Para mí, que te gustaba estar, ahí dentro. -- dijo él.
-- Me mal trago. Sobre todo, si tienes claustrofobia. -- dijo ella. -- Oohh, uuff.
-- se quejó, al entrar en la agencia.
-- Qué pasa?
-- Son las 2, de la madrugada. Ayham, no me coge, el teléfono. Que voy, a hacer?
-- Ya la despertaras, cuando llames a la puerta.
-- Qué va. Tiene el sueño, muy profundo. Da igual, que llame.
-- Si quieres...puedo llevarte...a casa. No tienes, llaves?
-- Sí...pero les dije a mis padres, que me quedaba con Ayham. Pero a estas horas, pensarán cualquier cosa.
-- Y...que, se te ocurre?
-- Pues, mira. No lo sé. Yo no he roto, el ascensor. Ya funcionaba. Nos hemos puesto, a apretar botones, y nos hemos quedado encerrados.
-- Pues...tú sabrás.
-- Será posible? Será posible? Y encima, se ríe de mí. Aamm. Llévame, a un hotel.
-- Qué te lleve, a un hotel?
-- Oh...no. En ese, sentido. Hay un hotel...aquí cerca. Mañana...me levanto, y vengo...directamente. Va, bien?
-- Mejor, te quedas en mí casa.
-- Tú casa? No, oohh, aahh. No...lo veo, muy claro.
-- No se baja, así. -- dijo él, al ver que le decía que bajase los cristales del coche con un gesto -- tampoco.
-- No...puedo ir, a tú casa.
-- Y porqué, no?
-- No quisiera...molestarte. No...da igual, me apaño, yo sola.
-- Eehh. Sanem, sube anda. No hagas, bobadas. Sabes, que hora es? Sube, vamos.
-- Seguro, que sí? Si, insistes. Qué fuerte-- se dijo ella-- Aahh-- dijo ella, al entrar en la casa de él.
-- Mmmm-- dijo él.
-- Aahh-- dijo ella, al sentarse, en el sofá.
-- Oohh-- dijo él, también.
-- Oohh. Qué cansancio, verdad? -- preguntó ella.
-- Yo tengo hambre. Y tú? -- preguntó él.
-- Sí...también.
-- Mm.
-- Pero es muy tarde, para comer.
-- Pero, que dices? Esas cosas, son anticuadas. Ahora, si se come...y a esta, no. Yo paso...
-- Tienes razón.
-- Mm.
-- Vamos ha saquear, el frigorífico.
-- No, no vayas...a la cocina. Mejor, nos pedimos algo.
-- Quieres pedir, comida?
-- Sí...por no, cocinar. Mm?
-- Pedimos, una pizza?
-- Segura? No crees, que la pizza, es un poco pesada, para comer a estas horas?
-- Vale.
-- Mm.
-- Pasta, con salsa.
-- Eso...eso es, lo mismo, que comer pizza, no? Después, dormiremos mal, y nos costará digerir la comida. Yo tengo el estómago...a prueba de bomba. Pero tú...?
-- Vamos que tú, serias capaz de comer hasta piedras. Ah...ha.
-- Y sí...tomamos, una sopa? Creo que a estas horas, nos sentaría, mucho mejor.
-- Una sopa?
-- Sí.
-- Cuando llegue...ya estará fría.
-- Aahh.
-- Pasta.
-- Aahh. Primero sopa, y...pasta.
-- Pero...
-- Antes de discutir, vamos a ver, si hay algo abierto. A ver, que encontramos, a estas horas. A ver...cerrado, cerrando, y  éste también, está cerrado-- dijo él, mirando el móvil--ya te decía yo, que no merecía la pena, discutir. Sólo nos queda, un sitio.
-- Mm.
-- El de ahí...está abierto. Tienen algunas cosas, que están muy ricas. Pide, anda. Llama.
-- Vale.
-- Querías pizzas, pero éstos sándwiches, son bastantes parecidos-- dijo él, cuando le llevaron el pedido -- fíjate en la cantidad de cosas, que lleva.
-- Estoy, llenisima-- dijo ella, con la boca llena.
-- Mm.
-- Sí.
-- Pero...has hecho muy bien, preparad te.
-- He pensado que el te, nos sentará bien.
-- Claro que sí. Quieres más, dime?
-- Lo vas a hacer, tú? 
-- Sii, y tú, lo traes.
-- Yo quería...tomarme otro vaso de te, pero...ya tengo mucho sueño. Es mejor, que no tome más.
-- Ya!..sí tienes sueño, no tomes más. Claro. Pues...a la cama. Venga.
-- Aahh. Somos amigos, vale? -- dijo ella, riendo.
-- Sí...claro. somos amigos.
-- Síii. Amigos, jajaja.
-- Ah...no quería decir...
-- Claro...lo he entendido.
-- Qué?
-- Puedo dormir en el sofá, no...necesito cama. Aamm. Me acostare...aquí. Mira...pero si tengo, una almohada. Perfecto, me acostare...aquí. Ya está! Fenomenal.
-- Sanem, que haces aquí? Siempre que estás nerviosa, haces cosas raras. Ven, tengo habitación de invitados, y algo de ropa, para dormir y también sábanas, y almohadas...no duermas aquí, que vas a estar incómoda. Levanta. Venga, vamos. Pero cómo vas ha dormir, en el sofá? Venga, vamos.
-- Bueno...ya que, insistes?
-- Claro que insisto. Venga te acompaño, a tú habitación-- le dijo, cogiendole la mano. Coge tus cosas, y vente por aquí.
-- Aahh. Sí, mis cosas. Trato, a la vista.
-- Vamos. Ya recojo, yo. Nos veremos, mañana. No te preocupes.
-- Aahh. A ver si tiene aquí sus camisetas, para prestar a sus ligues-- dijo ella, abriendole el armario. -- porque seguro, que les dejan camisetas. Alguna, me quedará bien.
-- Seria mejor, que no me criticases, en voz alta-- dijo él por detras-- porque...a ver...
-- Lo... siento.
-- Tengo, oídos.
-- Sólo hay, una camiseta. Se las das, a todas las chicas, que vienen?
-- Por qué, te montas todas esas películas? Es qué...te juro, que no te entiendo. De verdad. Bueno, como caballero, que...soy, te doy una camiseta, y un pantalón. Y mí sudadera. Mi favorita, por si tienes frío. Y además...un cepillo.
-- Muchas gracias.
-- Y si no te gusta...esta almohada, hay más, en éste armario.
-- No...ya está bien.
-- Y tienes, toallas limpias. Y ya no se me ocurre, nada más. Te vale, así?
-- No...necesito, nada más.
-- Vale.
-- Sí.
-- Buenas noches.
-- Hasta mañana.
-- Qué duermas, bien.
-- Igualmente.
-- Descansa.
Ella, cogió la camiseta, y recordó el momento en que se quedaron atrapados en el ascensor.
"Tú...tranquila. No pasa nada. Olvidalo, es agua pasada-- recordó él también.
También recordó el momento en que ella quería salir del ascensor, por la trampilla.
"No. Da la vuelta.
"Ya estás, subida. Estarás, contenta.
"Cállate. Qué te calles, de una vez.
"Sanem, qué dices? Estás hablando sola, otra vez? Te has vuelto, loca?
-- Oouuff. Ooohh. -- dijo ella, poniéndose de lado.
"Duermete, y no pienses, bobadas-- le dijo, la voz.
-- Tú, no te metas.
" No sueñes, con tus estupideces. Llevas puesta, su camiseta. Pero, duermete. Levantate temprano, y vete.
-- Qué te calles, ya.
"Sólo velo, por ti.
-- Aahh. Me estás liando. No me puedo dormir, por tú culpa. Ah! Tú eres la razón, de que no me duerma. Otro día, aahaa. Voy ha mandarle, un mensaje a mí hermana. Ya sí, que no. Mejor, se lo mando, a Ayham. Oh,oh, la batería. Y no me he traído, el cargador. A lo mejor Can, tiene uno. Se lo pedire. Qué, remedio. Me da mucho corte, ir a su habitación. Qué mala suerte, de verdad. Oouuff. -- todo eso, se lo dijo para ella. -- Can, Can? Can -- tosio-- Can? Can. Aahh, -- dijo, cuando lo vio, saliendo del baño -- jo, qué susto.
-- Te he asustado? -- preguntó él--diría que esto se parece, a un deyabi. No crees?
-- Humm.
-- Qué, quieres?
-- Mira...no me he traído el cargador, para el móvil, y quería saber, si tú tienes uno.
-- Aamm, sí.
-- Aha...
-- Lo tengo, en la mesita. Cogelo.
-- Es porque, lo complicas, todo. -- se dijo.
-- Es...el de arriba. Ese-- dijo él.
-- Aahh.
-- Algo más?
-- No. Buenas noches.
-- Qué duermas, muy bien.
-- Ah....ah....
"Buenas miradas. Serás, descarada? -- dijo la voz.
-- No le he mirado.
"Qué no, le has mirado? Pues no, dice.
-- Pues no. Y deja, de confundirme. Para ya. Eh... jejeje, jejeje. Por fin, por Dios. Voy ha enchufar, el teléfono. Y...dónde está, el enchufe? Oh,oh. No pienso preguntarle, donde hay uno. Jajajaja.

-- Yo alucino. No escuchas, a tú propio hermano-- decía Embre-- y metes en casa, a una mentirosa. La has perdonado, en todo.
-- Cuidado, con lo que dices.
-- Eres tú, el que tienes que tener, más cuidado. Tú querida Sanem, hizo lo que yo le mandé, durante meses. Te espio, y mandó información, a mí, y a Aylim.
-- Can, Can, no. De verdad, que me vi, obligada.
-- Qué te obligó, Sanem?
-- Dile porqué...te echaron, de la asociación de fotógrafos.
-- Por favor.
-- Ella tuvo la culpa, de que te expulsaran.
-- Fotografió, tú trabajo, y se lo envío, al hacker.
-- Eso, es cierto? Eso, es cierto? Mirame. Te digo, que me mires. Es verdad?
-- Lo siento mucho. Pero, es.
-- Me has vuelto, ha decepcionar, Sanem. Y no quiero volver a verte, nunca más. -- Embre, estaba feliz, por poder haberles separado, otra vez.
-- Can, Can, por favor. No, no, no-- se decía ella, llorando.-- No, por favor. No, por favor. No, te lo ruego. -- aquello, gracias a Dios, sólo era una pesadilla.
-- Sanem, Sanem. Despierta, por favor. Sshh, ya está. Tranquila, ya ha pasado. Era, una pesadilla. Ya está.
-- Can. Ha sido, horrible.
-- Ya ha pasado. Es una pesadilla, ya estoy, aquí. Vale? Toma, bebe agua. -- y ella, lo abrazo, para consolarse. -- mejor?
-- Sí.
-- Espera.
-- Por qué?
-- Ahora, vuelvo.
-- No ha sido real. Sólo ha sido, una pesadilla-- se dijo.
-- Qué es?-- preguntó ella, al ver lo traía.
-- Te lo compré, para tú cumpleaños.
-- Y no me lo diste, por todo lo que pasó.
-- Lo que pasó, ya no importa. Es tuyo. Toma.
-- Ah...es precioso-- dijo ella, al ver el colgante.
-- Te gusta?
-- Claro.
-- Detrás tiene una historia, muy especial. Te la cuento?
-- Adelante.
-- Hace años, acampe en la orilla del mar, y de repente, se desató una tormenta. Me puse ha buscar, donde refugiarme, y...me topé en una casa, en medio del bosque. Era una casita preciosa, y en la casa, vivían, una pareja de ancianos. Llevaban tiempo jubilados, y sus hijos, se habían ido, a la ciudad. Les caí bien, y me invitaron, a entrar. Acabé quedándome allí, más tiempo del que pasaba y les di...unas fotos...muy bonitas. Un día, de repente, pasó algo. Qué el propietario...sufrió, un infarto, por desgracia.
-- Y entonces, él...?
-- No. Por suerte, no estaba solo. Y yo estaba, allí. Le ayude, con los primeros auxilios. Mientras su mujer...llamaba, a la ambulancia. Tardó poco, en llegar. Pero el hombre...pudo sobrevivir, gracias al masaje cardíaco. Cuando me fui, la mujer, me hizo éste regalo, antes de despedirse. Me quiso regalar...éste ámbar. Cuenta la leyenda...que en el fondo, del mar Báltico, vive una diosa, y qué tiene...una fortaleza hecha de ámbar. Un día, se enamoró, de un pescador. Un ser, mortal. Y él...también se enamoró de ella. Por supuesto, el amor entre una diosa, y un mortal, es algo imposible. Así que decidieron, fugarse, y ocultarse. El dios, del trueno, los encontró. Mandó al pescador, al otro lado del mundo, y después encerró a la diosa, en un castillo de ámbar.
-- Y no, se vieron más?
-- Y desde aquel día, la diosa, empezó ha llorar, lágrimas de ámbar. Para que las olas, se las llevara así, adelante, pudiera encontrarla. Al darmelo...la mujer, me dijo...;tú, me devolviste, mí amor. Qué te traiga, buena suerte. Y espero que encuentres, el tuyo, allí, donde esté. A mí...no me ha ayudado. Aunque espero, que a ti, sí. Qué el amor, éste presente...en tú vida.
-- Muchas gracias. Me lo pones?
-- Claro que sí. Dame.
-- Muchas gracias.
-- De nada. Bueno, me voy. Para que, duermas.
-- Can, no te vayas. Quédate...un ratito...hasta que me duerma.
-- Vale. Me quedo. -- y por la mañana, los dos estában durmiendo en la misma cama hasta que ella despierta se levanta despacio y coge el cargador del móvil y sale sin hacer ruido.

-- Ayham, ya está el desayuno. Baja, que voy a hacer el te-- dijo Osman que estaba haciendo dos huevos fritos.
-- Ya voy.
-- Vamos.
--Buenos días. Oh...has hecho huevos fritos, con salchichas,  para desayunar? Ooohh.
-- Eh, ven aquí-- le dijo Osman, dándole una vuelta-- pero si te has puesto hasta el chándal. Es que vas a ir, a las olimpiadas?
-- Anda ya! Voy a ir, a dar un paseo.
-- Un paseo? Y eso?
-- He decidido, llevar una vida saludable. Bueno me voy, y qué sepas que ésos huevos, son una tortura. Huelen, muy bien. Es que, no hay derecho.
-- Pues...desayuna, mira. Jaja, pues nada. Me los comeré, yo.-- Ya sabía que, no ibas ha poder tesistirte-- dijo Osman, al oir el timbre de la puerta-- si es qué, lo sabía. Pues claro. Has vuelto, ha desayunar. Verdad? -- pero era, Leyla.
-- Buenos días, Osman.
-- Buenos días.
-- Ya está, Sanem?
-- Sanem?
-- Mm!! No ha dormido, aquí?
-- Aquí no.
-- Pero...estás seguro? Igual se ha levantado pronto, y se ha ido.
-- No...estoy seguro. Hoy he madrugado mucho.
-- Ay madre. Pregúntale a Ayham, a ver dónde se ha metido mí hermana.
-- Ah...ha salido. No la has visto?
-- No. Tenemos que preguntarle, a Ayham.
-- Pasa y la llamamos. Venga...donde se habrá metido?

-- A ver...a ver..? Fíjate, pero qué maravilla-- dijo Mezquive, que estaba sacando una tarta del horno--la receta es de Menahad, pero a mí me ha quedado, mejor que ella. Qué pinta, jaja. Conque la cubro? Ah.
-- Ah...-- dijo Nihad, al oler la empanada -- oh,ah...
-- Aahh? Quita, Nihad -- dijo Mezquive, al verlo con la nariz por encima-- pero Mezquive, eso no es una empanada. Es una obra, de arte. No es para comer. Está para colgarlo en la pared y mirarla. A qué, sí?
-- Sí.
-- Y encima, será de berenjena. Nada menos. Como sabes las cosas, que le gustan a tú marido, eehh?
-- No es, para ti.
-- Qué?
-- La empanada, es para el señor Can. El equipo, y él, se han esforzado mucho, para que ganara la campaña. Es para ellos. Nihad, por bendito. Ni se te ocurra, tocarla.
-- Vaya, por Dios. Qué pena. Dale recuerdos, a Can.
-- De tú, parte.
-- Dile que empiece ha comer, por el centro.
-- Claro.
-- Qué le ponga un poco de yogur, y qué moje y qué coma-- dijo Nihad, con pena.
-- Ya...
-- Y qué, le aproveche. Ya verás, como no se la come. Le conozco --le gritó-- dirá que engorda mucho y qué el, se cuida. Tomará un bocadito de nada, y la dejará, entera y se estropeara.
-- Va...cariño. No te agobies.
-- Oye. No será mejor, que le lleves un trocito, para que la pruebe y dejar, el resto aquí?
-- Pero, hombre. Un troci...pero que miserias, son ésas? Vete a la tienda, anda.
-- Pues déjame, un trocito, para mí.
-- Basta ya. Déjalo vete a abrir, la tienda.
-- Sólo, un trocito.
-- Madre, del amor hermoso. Ya te haré, otra a ti.
-- Un trocito.
-- Ni qué nunca hubieras visto, una empanada en tú vida. Qué hombre, éste. Será posible? Casi me deja, sin empanada. La he cocinado, para el señor Can. No sé, quiere éste hombre. Qué iba a hacer, yo? Aahh, no sé, donde tengo la cabeza.

-- Aha.
-- No lo coge?
-- No. Qué va. Pero parece que le envió un mensaje a Ayham, para decirle que no iba ha venir. Me quedo, más tranquila. Creo que ya sé, donde ha pasado la noche, mí hermana.
-- Y yo. Bien, cómo vais? Ya habéis hecho, las paces?
-- Bueno...a medias. Pero digo yo, qué con el tiempo..?
-- Sí...claro. Y qué pasó, con el documento, del sinvergüenza?
-- Osman...
-- Perdona. De...Embre. Del señor...Embre.
-- Yo se lo di, al señor Can. En serio. Yo no sirvo, para hacer, ésos tejemanejes. Osman. Ése no es, mí estilo.
-- Ésa es la Leyla, que me gusta. La que escucha, a su conciencia. Y qué está, entre los buenos.
-- Muchas gracias. Tengo que irme, qué voy ha llegar, tarde.
-- Vale. Vuelve, cuando quieras.
-- Vale.
-- Oye, estaba pensando...podríamos cenar juntos. Sanem, tú, Ayham, yo. Para recordar viejos tiempos y romper, el hielo.
-- Buena idea. Creo que estará, muy bien. Pués vamos, hablando.
-- Vale. -- dijo Osman, con una alegría que le caía la baba.
-- Bien. Hasta luego, entonces.
-- Lo organizo.
-- Vale.
-- Osman, de que vas, hombre? Mira que llegas a hacer bobo. Tienes una carnicería. Comportate-- se dijo.

-- Esto, ya está hecho. Creo que tiene, buen color. -- se dijo ella, que estaba haciendo el desayuno. -- aahh-- gritó, de pronto.
-- Tranquila, tranquila. Soy yo. Es que he oído, eso, y me he dado cuenta de que...tengo un hambre...qué no veas, eehh?
-- Claro.
-- Has hecho...también, para mí?
-- No...
-- No? Te está quedando, un poco seco. Has puesto, el fuego muy alto. Es mejor, que lo bajes un poco.
-- La he apagado. Ya está.
-- Sí. Te tiene que quedar, jugoso.
-- Aamm. 
-- Está un poco marrón. Se está, pegando.
-- Ehje. Ya está, todo listo.
-- Mm. Qué tal, la noche? Vamos, que...has dormido, bien? Es qué...espero, que no hayas tenido más pesadillas, mientras dormías.
-- No. He dormido...muy bien.
-- Pues...me alegro. Entonces, ya estás bien.
-- Sí. También, he tostado, pan -- dijo ella, enseñándole, el pan quemado.
-- Más qué tostar...la has carbonizado. Es que está...bastante chamuscado, sí. Pero bueno, esto de aquí...se puede comer.
-- Mira. Ésa para...ti,  y ya me como yo, está.
-- Ya. Me la cómo.
-- Segura?
-- Mm.
-- Mira.
-- Me gustan, muy crujientes.
-- Pués...ha desayunar!
-- Siéntate.
-- Tranquila. Tampoco, iba a hacer nada. Ha...comer!
-- Los huevos. Qué van.
-- A ver, que tal?
-- Ya están, listos.
-- Síiii. -- los huevos, eran un desastre.
-- Qué buena, pinta-- dijo él. -- Lo digo, en serio. A ver, que tal saben? Venga.
-- Tú no te fijes, en la apariencia que tienen. Porque de sabor...están muy buenos.
-- Vale. Vamos, a ver.-- Y entre las tostadas quemadas, y los huevos, que no parecían huevos, se lo tomaban bien, y a carcajadas.

"Dónde has dormido, esta noche? --le preguntó Ayham, por mensaje.
"En casa, de Can-- le respondió.
"En casa, de Can? Y dónde, estás ahora?
-- Perdona. Tenía, una miga de pan -- dijo él, golpeando, el plato.
"Con Can.
"Con Can? Y pones, un corazoncito.
-- Eres muy popular-- dijo él.
"Corta ya. Te llamo, luego.
-- Qué fuerte. Parece que ésos dos, se están reconciliando. Cómo me voy ha poner, a hacer ejercicio, ahora? -- se preguntó, Ayham. -- bueno. A por ello.

-- Aamm. Nos vamos, ya? Vaya qué, lleguemos tarde.
-- Síiii, vámonos. Por la noche...no cargué, el móvil. Y...se apagó. Alguien se habrá, preocupado. Primero voy a ir, a la caravana, y luego, iré...a la oficina.
-- Vale.
-- O qué se preocupen, un poco. Déjalo.
-- No. Ya lo hago yo.
-- No, entre los dos.
-- Vale.
-- Venga, vamos. Toma. No te comes eso? Aún, queda.
-- Mejor...lo tiramos. 

-- Mira como tiembla. Pero, si está temblando --decía, Geygey
-- Mira.
-- Qué?
-- Madre mía--- dijo un empleado, con un gesto.
-- A ver. Qué horror. Es horrible. Qué espanto. Traedme todo lo que habéis hecho, inmediatamente-- gritó Aderen. -- qué cada uno, me de, su archivo.

-- Madre mía. Hoy está qué muerde-- dijo Gollit.
-- Claro. Qué le pasa algo, y por eso, está así. No...sé -- dijo Geygey.
-- Geygey. Quizás por el café, que se ha tomado. Ya le llevado, 3 tazas.
-- 3? Yo le he llevado, 4.
-- Aaahhh.
-- Está hasta arriba, de cafeína. Se le va ha subir a la cabeza. Se le va a salir, por los ojos. No le cabe más, en el cuerpo.
-- Qué, horror!
-- Sí. Qué horror.
-- Ahora no estoy, de humor. Fuera-- gritó Aderen.
-- Aaayyy. Viene hacía aquí. Vamos a escabullirnos--dijo Geygey.
-- Sí. Te sigo.
-- Tampoco, me gusta.-- gritó Aderen, otra vez. 
-- Sí, sigueme.
-- No lo has mirado.
-- Esta es, mi salida, de emergencia-- dijo Geygey. -- así, me escaqueo.
-- Estupendo. Yo te sigo.
-- Gollit, nos han llegado todos estos comentarios. Pero...antes tenía que revisarlos. No está, contento,-- dijo Geygey, al ver frente a él a Aderen.
-- Pero, qué hacéis?--  gritó Aderen.
-- Sí. Cuéntanos, Aderen. -- dijo Gollit.
-- Se puede saber, porqué no estáis vosotros 2, conmigo? Qué hacéis por aquí, pululando a escondidas, si se puede saber?
-- Estamos aquí-- dijo Geygey.
-- Pero sí estamos siempre, detrás de ti, mujer-- dijo Gollit.
-- Sí?
-- Sii. Quieres que te traiga, otra taza de café?
-- No, no, más cafeína. El café tiene, cafeína. Así que no le des más cafe, por favor.
-- Vale.
-- Ooohh. Esta agencia, es un desastre-- gritó Aderen, otra vez--dónde está, Sanem?
-- Pués Sanem...está...
-- En el baño-- irrumpió Gollit.
-- Sí, en el baño. Se ve que algo, le ha sentado mal.
-- De lo que ha...comido.
-- Vale. Voy a hacerme otro café, y ya de paso, busco a Sanem. Porqué? Porque ahora resulta, que en esta agencia, me tengo que hacer yo el café. Y todo, lo demás, también. Aahh, ha revisar.
-- Revisar, qué? La cafeína? -- dijo Geygey.
-- Yo...no entiendo, nada-- dijo Gollit.

-- Para, aquí, aquí, aquí-- dijo ella.
-- Qué pasa? Qué me, pare? Qué has visto? -- preguntó él.
-- Tú...paras. Yo...me bajo, aquí.
-- Qué te bajas? Porqué? Qué, pasa?-- preguntó él.
-- No...quiero que nos vean entrar juntos, en la oficina. Entras tú primero en la oficina, y luego...entro yo. Así no llamaremos, la atención.
-- Ay, ay, ay. Otra vez, desde ayer. Y van, 3. 3, veces. En fin. El desayuno, estaba muy rico. Cocinas, muy bien. Muchas gracias. No sé, muy bien, si pertenece a un restaurante de gourmet, de una estrella Michelín, o dos. Pero está...ahí, ahí.
-- Sí, sí. Ya sé que tengo una buena mano, en la cocina. Y a ti...muchas gracias,  por olvidar, ciertas cosas, y ser mí amigo.
-- Sí. Somos amigos, no hay, de que.
-- Venga, chocala.
-- Qué la choque, sí. Vale, genial. -- pero las manos, no querían separarse, hasta que le pitó un coche por detrás.
-- Bueno. Ve entrando tú...y luego entro yo, a pie. Aunque tú...puedes entrar cuando quieras. Eres, el jefe. Pués me bajo, ya.
-- Vale. Entra tú, y luego, entro yo.
-- Entraré, despacito.
-- Está ahí, mismo. Aprovecha, para darte un paseo.
-- Vale. Después de un buen desayuno, ja.
-- Eeee.
-- Ya voy-- gritó ella, al ver que el coche de atrás, volvió ha pitar.
-- Ese no es, de la agencia? Dime?  -- preguntó él.
-- No lo...sé. -- Porqué, tanta prisa, eh? Porqué?

-- Dame.
-- Pero es el 5, que te hago. Te voy ha poner, hasta el 8. Qué, aproveche. Estás temblando. Ya tienes, otra vez. A ver?
-- Buenos días-- dijo él.
-- Buenos días, Can.
-- Perdóname. De verdad, que lo siento, muchísimo.
-- Por qué? Por el concierto? Qué, tontería.
-- Por eso.
-- No podía localizarte, y estaba, preocupada. Y tú, tampoco me llamaste.
-- Es qué estaba encerrado, en un sitio, y me había apagado la batería.
-- Te pasó, algo? Pero has tenido, algún problema? Dónde estabas, encerrado?
-- Siéntate, por favor.
-- No. Prefiero estar, de pie. 
-- Fue en el ascensor.
-- Oh,oh. En el ascensor? Pero, en el ascensor...de aquí?
-- Sí...y nos, encerró. Luego...llama a alguien, para que lo revisen.
-- Sí, por supuesto. Pero has dicho, " nos encerró? Con quién, estabas?
-- Con Sanem.
-- Con Sanem? Jajajaja. Ahora, no puedo respirar. Esto es como, una pesadilla. Por, empatía. Estar encerrado, en un ascensor, debe ser horrible. A mí, me da muchísimo miedo.
-- Sí. Y mí móvil, sin batería, y el de Sanem, sin cobertura. Gritamos, y nos oyeron. Así qué, no había nadie. Por cierto, el sistema de alarma, no funciona.
-- Y luego, que pasó?
-- Salimos, a las tantas de la mañana. Lo siento. Debiste esperame mucho. Pero es que era muy tarde, y no era cuestión de despertarte, a esas horas, para contarte, todo esto.
-- Sí. Espere, mucho. Y además, estaba preocupada. Pero muy preocupada, al ver que no llegabas pensé que no te apetecería venir conmigo al concierto.
-- Y qué, te había dejado plantada? Aderen, tu me ves capaz, de hacer esto? Qué fuerte! Venga, te lo compensaré. Organiza, algo.
-- Genial!! Hay un montón de entradas, para el concierto. Compraré otro, y hablaré, con Fardy. Por lo del ascensor, y así cuando lo revisen, tomaremos algo. De acuerdo? 
-- Muchas gracias. Eres la mejor.
-- Vale.

-- Vamos, que va a venir, y va ha seguir, temblando. Hhuuyy, ya está aquí. Ay madre. -- dijo Geygey.
-- Genial!!-- dijo Aderen.
-- Cómo, lo ves?
-- A ver? Perfecto, maravilloso. Muy bien, me encanta. No sé, que es, exactamente. Pero me parece, fenomenal.
-- y éste?
-- Chulísimo!! Hoy estoy, a tope de energía. Tengo un equipo, que no puede ser, más estupendo. Me siento, muy orgullosa, de todos vosotros. De verdad. Sois los mejores.
-- Perdona, Aderen. Puedo tomar, un par de días libres?
-- Por supuesto.
-- Aahh-- dijo Geygey.
-- Gollit, Aplausos.
-- Jeje-- rió Gollit, con extrañeza.
-- Una pausa, para el café.
-- Ay, madre.
-- Ooohh, que le ha pasado? De repente, se ha convertido en un ángel.
-- Está, desequilibrada-- dijo Geygey.
-- Buenos días-- interrumpió ella, feliz.
-- Buenos días, Sanem.
-- Hola, guapa.
-- Oh,oh. Gunny, perdona. -- dijo Leyla -- Hola, como estás? -- preguntó.
-- Muy bien.
-- Sí, claro. Eso ya lo veo. Así qué no has dormido, en casa de Ayham. Dónde estabas?
-- En casa, de Can.
-- En serio?
-- Sí.
-- Entonces ya estáis, bien?
-- Can y yo, somos amigos. Vale?
-- Sois amigos?
-- Oye Leyla. Necesito, tu ayuda. Puedes venir, un momento? -- interrumpió, una compañera.
-- Vale, ya voy.
-- No tengo, más que decirte, Leyla. -- dijo ella.
-- Tienes que contarme todo, con pelos y señales. Ahora, me voy. Pero quiero que sepas, que quiero saberlo todo.

-- La señorita Sanem, de Hiklygaryka?-- preguntó, la recepcionista. 
-- Sí, es mí hija. Una chica, muy guapa, con los ojos, como los míos. -- dijo Mezquive.
-- Quién dice, que la busca?
-- Mamá...no, su madre. Dígale que ha venido, su madre.
-- Me deja, ver su carnet?
-- Claro. Sujetamelo-- dijo Mezquive, dándole la empanada.

-- Ya le he dicho, que los ascensores, se revisan, periódicamente--dijo, el portero de la agencia.
-- Vamos a ver. Si no escucha, lo que le digo, no vamos ha poder hablar, adecuadamente. Entendido? El señor Can, se quedó atrapado en el ascensor y no pudo salir, hasta las tantas -- dijo Aderen.
-- Sí. Y venía, una joven, con él. La señorita Sanem, si no recuerdo mal. -- Mezquive, escuchó.
-- No quiero saber, nada de eso. Ni Sanem, ni puñetas.

-- Mamá?? -- dijo ella, al ver a su madre.
-- Hija.
-- Qué haces, aquí?
-- Estuviste atrapada, en el ascensor, con el señor Can? -- preguntó Mezquive.
-- Qué señor, Can?-- preguntó ella, fingiendo.
-- Pues, el vuestro. Pasasteis ahí, muchas horas. Si lo acaba, de oír.
-- Ah...ah...sólo fue, un ratito. No es que...pasaramos ahí, toda la noche. Es qué...Aderen, es una exagerada.
-- Aahh. Ya se ve, que está cansada. Vamos.
-- Mamá, a...dónde, vas?-- decía ella, corriendo tras su madre.
-- A verlo.
-- Al señor, Can? Para, qué?
-- Ya verás. Tú trae, te.
-- Qué? No entiendo.
-- No rechistes, y trae, te.
-- Mamá. Es que estas horas, no son para tomar te.
-- Cómo, que no? Es lo que menos, que puedo hacer, por ayudarme, con la campaña. Y tú, hermana?
-- Déjala. Para qué quieres, que venga?
-- Ay, Dios mío! Tengo que tener, un detalle para para agradecérselo. -- Hola, majos.
-- Mamá. No hace falta, que les de, las gracias.
-- Hola, señora Mezquive. Qué tal? -- interrumpió, Geygey.
-- Hola hijo, cómo estás?
-- Muy bien. Y  tú?
-- Bien. Mirate. Cada vez, me gusta más, tú estilo.
-- A sí...gracias.
-- Anda, Mezquive! Cómo estás? -- interrumpió él-- menuda, sorpresa.
-- Hola hijo.
-- Por favor, pase. -- Sanem, traenos te.
-- Venía, a preguntarle, que quería tomar?
-- Espera, que te abro, la puerta.
-- Tenías, que traerla. -- dijo ella.
-- El señor Can, salió de repente-- dijo Geygey.
-- Hala! Y ahora, me toca, hacer te.
-- Si sólo son, 5 minutos.
-- Aauuff. No funciona? Está, fría. Oohh, quién la ha desenchufado?
-- No lo sé. Een fin. Oye, de que  van a hablar, el señor Can, y tú madre?
-- Yo qué sé?
-- Si lo supieras, me lo dirías, claro.
-- Venga, calientate.
-- Bueno...voy a ver, si alguien quiere algo. -- dijo después, de carraspear.
-- Ooohh.

-- Mezquive, esto está riquísimo-- dijo él, con un trozo en la boca.-- de lujo. Muy, muy buena.
-- Ohjojo, me alegro. Falta el te, para acompañar. Haber si lo trae, para que no se la coma, a palo seco.
-- Es una alegría, que haya venido. No suelo comer, con tantas ansias. Pero es que, esta empanada...está de muerte. Me has alegrado, el día.
-- Esta vez, no voy a ser modesta. La receta, es de Menahad. Pero a mí, me queda mejor. Es qué con berenjena, sale mucho más rica. Es que es, gracias a ti, soy presidenta de la asociación.
-- No fue nada, la verdad. Eres la más lista, y la más preparada. La campaña, fue lo de menos. Y...qué tal? Cómo llevas, el cargo, dime?
-- Ahí...vamos. Haciendo unas mejoras. Poquito a poco.
-- Yo viví, una temporada en Dinamarca, y...la cultura de barrios, es muy importante. Cada uno tiene, su propia biblioteca. La gente, dona lo que ha leído, y luego, lo intercambian todos.
--Qué idea, más buena. El difunto señor Abdula, el antiguo presidente...se sentiría orgulloso, de hacer, algo así. Siempre decía que; al qué no sepa leer, no es un sler humano. Estaría muy contento.
-- Un homlbre, sabio. Descanse, en paz.
-- Gracias.
-- También podías ser, una especie de guía, del barrio.
-- Y eso, que es?
-- Se trata de una lista, del barrio, con sus servicios. Para que pongan, servicios, médicos, para tenerlos como contactos fácilmente.
-- Una idea, estupenda, Can. Al final, vas a ser tú, mí asesor secreto.
-- Tú, crees? Pues yo, encantado. Un placer. -- dijo él, mientras que ella, seguía preparando los tes.

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