ABULIA

By GabrielAlatriste

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Steven es un hombre apático cuyo estilo de vida monótona preocupa a su novio; entonces éste le pide asistir a... More

Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 13
Epílogo
Agradecimientos
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Capítulo 12

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By GabrielAlatriste

—¿Conoces el término «sanpaku»? —digo entrecortado mientras cubro mi herida con la mano derecha y camino sin saber adónde ir.

—Pensé que no era tan obvio. Incluso al enterarme de tu coeficiente intelectual, supe que debía disimularlo de algún modo.

—Al principio no fue envidente. Pero por breves intervalos olvidabas mantener los párpados caídos y tu mirada se volvía algo perturbadora. Y, bueno, todo el día de hoy no te has molestado en disimularlo ni un poco. Tus ojos me transportaron a aquella noche en la universidad...

—Qué romántico.

—Si de todos modos vas a matarme, ¿podrías al menos decirme dónde está Norman?

—No. Es claro que quieres saberlo porque en el fondo crees que vas a escapar. Y en caso de que así sea, no voy a arriesgarme.

Encuentro una entrada a unas escaleras subterráneas, y decido adentrarme. Cerré la puerta después de entrar, así que Jack tardará en encontrarme. Hay tuberías y escombro. Escasos rayos de luz entran por las grietas y huecos del delgado piso. Puedo escuchar desde abajo sus pasos. También escucho ratas. Demasiadas de ellas.

—De repente te callaste —dice en voz alta—. ¿Te desmayaste, hallaste un buen lugar donde ocultarte, encontraste una salida... o moriste? ¡RESPONDE!

No digo nada. Busco una salida por todo el sótano, y logro encontrar una rendija, pero si no me equivoco, me lleva al tubo de ventilación que, si mi memoria no me falla, queda justo al lado de la salida de emergencia.

Para mi sorpresa escucho el tono de llamada de mi celular, y agrando los ojos al oír a Jack contestar imitando perfectamente mi voz.

—Lo lamento, estuve ocupado en unos asuntos del trabajo. Iba a llamarte cuando terminara —dice. Estoy seguro de que es Barry. Me invade la ira e impotencia al escucharlo, pero no quiero delatar mi posición de algún modo—. ¿Cómo está Norman*? —No había sentido esta clase de ira en un largo rato. Me molesta que hable con él después de haber mandado a su padre al hospital y tenerme aquí de rehén. Siento como si lo estuviera acechando también—. Me alegra escuchar eso. ¿Tú cómo estás? —Estoy anonadado con lo bien que imita mi personalidad. Generalmente digo las cosas sin pensar demasiado o a veces me agobio por pensar demasiado las palabras para no sonar seco y cortante. Es probable que hubiese respondido a lo que dice tal y como lo hace—. Está bien. Lo dejé en la escuela hace rato. En verdad estoy muy ocupado. Te llamaré luego. También te amo.

*Norma  se llama el papá de Barry.

Grave error. Nunca rechazo una conversación con él, por más ocupado que esté. Barry ya debió notar que algo raro pasa. Que mi teléfono suene de nuevo me lo confirma, pero escucho cómo lo arroja al suelo y comienza a pisotearlo. Es un bastardo.

—¡Ya tengo suficiente de ti y el sonido de las malditas ratas! ¡No debí aceptar tu estúpida apuesta! ¡Debí sólo torturarte, matarte y volver a casa, para seguir viendo Game of thrones! ¡Sé que no te has ido! ¡Yo mismo me cercioré de que no hubiesen salidas! A menos que puedas volar, pues el único espacio abierto es el tragaluz del techo. Y no creo que quepas por las cañerías.

Veo una rata en un rincón, y decido ir tras ella mientras pienso cómo utilizarla. Se oculta en un hueco al ver que me acerco, e introduzo mi brazo en él. Siento a varias de distintos tamaños. Sus chidos son molestos, pero finalmente la tomo. Se retuerce en mi mano y me da un par de mordidas, pero no le tomo importancia.

Tengo un plan, pero sólo estoy sesenta por ciento seguro de su fiabilidad. Fue lo mejor que pude pensar. Me duele la cabeza. Estoy cansado.

Tomo al animal con mi brazo herido. Se me dificulta por lo mucho que se retuerce sumado al dolor. Con el derecho retiro la reja oxidada sin mucho esfuerzo. No se ve nada. Seguramente hay mucho polvo y quizá animales, pero no importa. Es un lugar angosto, pero logro entrar, y me arrastro hasta la parte de arriba, haciendo un esfuerzo titánico por no quejarme del dolor ni hacer mucho ruido.

La rata chilla muchísimo y eso me alegra. Escucho desde aquí la molestia de Jack.

—Ratas de cagada —maldice.

Estando a punto de tocar la luz, me asomo sólo un poco para vislumbrar a Jack a al menos un metro de mí. Entonces me oculto y decido apretar y pellizcar a la rata, para que haga más ruido, y me arriesgo a darle un golpe al metal. Escucho que se acerca, y lanzo la rata antes de que se asome por el hueco.

—¡MALDITA SEA! —brama, y luego se oyen dos disparos que me hacen temblar, pero eso no me impide reaccionar rápido. Salgo de inmediato del tubo, aprovechando que está distraído.

—Pensaste que era una rata, pero era yo, ¡Steve! —digo al lanzarme sobre él, cayendo ambos al suelo y el arma rodando a un rincón.

—¡Estúpido!

Forcejeamos y recibo varios golpes de él. Le regreso uno que lo aturde, y trato de alcanzar el arma, pero me sujeta para él hacerlo.

—¡Se supone que querías morir! —alega.

—¡Quiero ver a Barry una vez más! —pateo su rostro, y me suelta. Aprovecho para tomar l pistola y alejarme rápidamente. Por fin lo desarmé, pero veo que se pone de pie mientras saca su navaja del saco.

Le apunto en la pierna, pero ya no hay balas. Él ríe.

—Qué conveniente, ¿no? Aquí tengo más, no te preocupes. ¿Por qué no te acercas para que te dé unas cuántas?

Retrocedo mientras se acerca con lentitud.

—Jack... ¿qué te motiva a seguir con esto? Me has causado mucho daño ya; ¿no es suficiente?

—¿Por qué preguntas cosas tan obvias? Se supone que eres listo. ¡¿No comprendes que tu existencia me estorba?! —brama con los ojos apunto de explotar.

—¡No, no comprendo por qué!

—Te pondré un poco más en contexto: casi todos los días iba a tu casa y espiaba por la ventana, deseando estar en tu lugar. Deseando recibir regalos de Navidad, los dinosaurios que te daba papá cada vez que volvía del trabajo, estar en la misma mesa que ustedes, cenando como una familia feliz. ¿Tienes idea de lo frustrarte que es ver a un mocoso de seis años hacer berrinches por cosas ridículas? ¿Escucharte gritar tonterías, decirles que los odiabas y rechazar muestras de afecto? Te odié desde la primera vez que vi cómo le reclamabas a papá que el alosaurio o la mierda esa ya la tenías repetida.

—¡Era un niño! ¡Los niños hacen berrinches y se quejan por todo!

—¿Norman se porta de esa manera? —No respondo. Él es un niño educado, pero no todos son así—. ¡Eras un malcriado!

—¡No tengo la culpa!

—¡¿Entonces fue la suya?!

—¿Por qué en vez de espiarnos no te acercabas? No creo que papá te hubiera rechazado.

—No lo entenderías.

—Pudimos ser amigos. Hermanos, que es lo que somos a final de cuentas.

—Steven, yo pensé en eso. De hecho, había estado rondando por mi cabeza esa posibilidad por un largo rato. Estaba decidido a hacerlo alguno de esos días. Acercarme. Entonces era de noche, estaba lloviendo demasiado, y estabas llorando y maldiciendo a tus padres por no querer llevarte a la pizzería. ¿Recuerdas que incluso te tiraste al suelo y lloraste? Ni siquiera dejabas que te tocaran —se carcajea, pero a mí me trae dolorosos recuerdos—. Papá dijo, cansado, exaltado, algo como «¡Iremos, pero cierra la boca ya!» ¡Y automáticamente te paraste y sonreíste, pedazo de mierda! ¡Ese estúpido chantaje les costó la vida! ¡Te odio por matarlos!

—¡CÁLLATE! ¡DEJA DE DECIR ESO, MALDITA SEA! —mis ojos brillan. Siento una fuerte presión en el pecho—. ¿Crees que no pienso en ello a diario? ¡Estoy harto de tener pesadillas cada noche! ¡De pensar en el hubiera! De... desear que ese maldito accidente me hubiera llevado a mí también —me encojo de cuclillas y cubro mi rostro con las manos.

No lloraba así en mucho tiempo. Escucho a Jack acercarse, y lo veo ponerse de cuclillas también, frente a mí, aún con la navaja en la mano.

Los psicópatas no sienten empatía, pero comprenden las emociones ajenas y pueden imitarlas. No sé qué pretende ahora, además de lo obvio.

—Espero que hayas logrado comprenderme mejor —toma mi hombro—. En pocas palabras, te odio por haberme arruinado la oportunidad de volver a estar con papá.

—Lo siento, en verdad.

—Gracias. Pero igual te voy a matar —me empuja bruscamente en el suelo y desenvaina la navaja, para en seguida tratar de clavármela en el pecho, pero lo tomo de la muñeca antes de enterrarla. Y ambos forcejeamos de nueva cuenta. Jack es muy fuerte y estoy herido, así que no me queda mucho tiempo.

Opto por darle un cabezazo, y lo empujo para ahora yo posicionarme sobre él, mientras trato de arrebatarle el cuchillo.

—¡Ya ríndete! —exijo.

—¡No hasta que estés bajo tierra!

Estoy cansado. Ignorar el dolor de mi brazo es una tarea titánica. Me siento acabado. Mis únicas motivaciones son Barry y Norman, y ni siquiera sé si los veré de nuevo. No sé si todo el esfuerzo que estoy haciendo es en vano.

Sin embargo, jamás me había sentido tan vivo.

Decido poner mi mano sobre su cuello, y él imita mi acción. Vemos quién resiste más, hasta que me empuja para tomar aire.

—¡Desgraciado!... Pensé que matarte sería fácil, pero... eres más escurridizo de lo que pensé... Mi odio a ti se incremente a cada segundo.

Toco mis bolsillos y agrando los ojos. El arma no está. La vislumbro en el suelo, a dos metros de ambos, y Jack la ve al mismo tiempo que yo.

En el momento exacto en el que nuestras miradas dejan de cruzarse, y como si fuera en cámara lenta, corremos hacia ella simultáneamente. Él aún tiene la navaja, así que me agacho al momento en el que lanza el zarpazo, y pateo su brazo, provocando que el arma caiga. Sin embargo, consigue tomar la pistola antes que yo y me lanzo sobre él al mismo tiempo que le pone el cartucho, y después de un forcejeo intenso, el arma de dispara.

Hola. Esta historia está a punto de concluir y me gustaría escuchar sus opiniones sobre ella. ¿Qué les parece? n.n

¿Les gustaría alguna ilustración final? ¿Otra portada quizá?

PD., pueden seguirme en Instagram como @gabocruzobviamente, jeje.

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