courageous| neville longbottom

By SolinneGarte

218K 18.9K 22.5K

Neville Longbottom y Sophie Weasley son mejores amigos. Han compartido lágrimas, promesas y risas. Ambos se... More

introduccion
prólogo
𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐔𝐍𝐎
capítulo 1
capítulo2
capitulo 3
capítulo 4
capítulo 5
capítulo 6
capítulo 7
capítulo 8
capítulo 9
capítulo 11
capítulo 12
capítulo 13
capítulo 14
capítulo 15 (parte 1)
capítulo 15(parte2)
𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐃𝐎𝐒
capítulo 16
capítulo 17
capítulo 18
capítulo 19
capítulo 20
capítulo 21
capítulo 22
capítulo 23
capítulo 24
capítulo 25
capítulo 26
capítulo 27
capítulo 28
capítulo 29
capítulo 30
capítulo 31
capítulo 32
capítulo 33
capítulo 34
capítulo 35(parte 1)
capítulo 35(parte 2)
capítulo 36 (parte 1)
capítulo 36 (parte 2)
capítulo 37
𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐒
capítulo 38
capítulo 39
capítulo 40
capítulo 41
Capítulo 42
capítulo 43
Capitulo 44
Gracias por su apoyo.

capítulo 10

4K 397 400
By SolinneGarte

━━━━━━━※━━━━━━━

Suelto una carcajada al ver la cara de frustración de Hermione mientras prepara una tercera poción alisadora. Ella me lanza una mirada fulminante a través del espejo del tocador.

– ¡No te burles, Sophie Weasley! – gruñe con clara molestia.

Ruedo los ojos socarrona.

– Es la tercera poción alisadora que utilizas. – le recuerdo. – Y el volumen de tu cabello apenas ha disminuido un poco.

– ¡Ya lo sé! – exclama frustrada. – Así que me vendría bien tu ayuda haciendo una cuarta... y una quinta también.

Con un gruñido me levanto del sofá donde estaba sentada, y camino hacia la mesa donde mi amiga prepara las pociones para hacer su cabello más lacio y manejable. Son las siete de la tarde, y las dos llevamos dos horas alistándonos en una linda sala con tocadores, enormes sillones y todos los artículos necesarios para poder arreglarnos adecuadamente, Hermione la encontró por accidente en la mañana del día de hoy mientras recorría los pasillos del séptimo piso.

Mi amiga se toma la bebida de un trago, e inmediatamente su cabello cambia de apariencia a una más lisa, me río al ver la mueca de asco que hace, el sabor de la poción es horrorosa. Afortunadamente yo solo necesite beberla una vez.

– Me gusta tu maquillaje. – me dice observando mi rostro detenidamente. – Ese color te sienta muy bien.

– Gracias, mamá me mandó instrucciones muy claras de cómo utilizarlo. – le digo, terminando de preparar la quinta poción. – Cuando terminemos con esto te ayudaré con el tuyo.

Hermione me agradece antes de beberse la última poción, dando como resultado a un cabello sedoso y manejable. Sonríe orgullosa mientras se pasa las manos por él.

– Te ves asombrosa. – le digo como cumplido, ella se sonroja un poco y luego sacude la mano restándole importancia.

Después de maquillarla (dónde obtuve muchas quejas de su parte, pues creía que terminaría sacándole un ojo), ambas nos enfundamos en nuestros respectivos vestidos. Suelto un suspiro sonriente al ver mi reflejo en el espejo.

No es por presumir, pero soy un bombón.

Paso las manos por mi vestido, es de un muy claro color cielo con un bellísimo corset de finos bordados dorados que se ajusta perfectamente a mi pecho y cintura, y se sujeta a la altura de mis hombros con dos lindos moños de velo y luego cae con un delicado vuelo hasta mis pies. Mi cabello cae en una larga cascada en mi espalda, lo llevo alisado con unas cuantas ondas en las puntas y unos finos broches dorados lo adornan, el pálido celeste del vestido lo hace resaltar en gran manera y se ve más rojo de lo que ya es. En cuanto a mi rostro, tengo las mejillas con un poco de rubor, mis labios se encuentran rojos y resaltan mi piel clara, debido a que me puse muy poca base de maquillaje mis pecas se siguen viendo si se acercan lo suficiente. Y por último mis ojos lucen un poco más verdes de lo normal debido a las sombras doradas que decoran mis párpados.

Sonrío orgullosa a mi reflejo echándome un último vistazo para comprobar que todo esté perfecto.

Me vuelvo en dirección a Hermione, y cuando la veo suelto una exclamación que la hace sonrojarse un poco.

– ¡Te ves increíble! – le digo, porque es cierto.

Su vestido es de un lindo color rosado con delicados holanes, su cabello está recogido en un elegante moño. Incluso su porte parece haber cambiado, aunque en parte se debe a la ausencia de la veintena de libros que suele cargar a la espalda. Hermione tiene una sonrisa nerviosa en su rostro, haciendo más evidente que nunca la disminución del tamaño de sus incisivos que tuvo hace unas semanas.

– Tú luces espectacular. – me alogia, le doy una sonrisa egocéntrica antes de dar una vuelta modelándole mi vestido, ella suelta una carcajada divertida.

– De verdad, tú siempre luces increíble, pero hoy estás simplemente inaudita. – vuelvo a decir, observándola aún algo asombrada. – Estoy segura de que a Krum le van a temblar las piernas cuando te vea... y ni hablar de Ron, estará tan celoso y no precisamente porque vas a ir al baile con su ídolo.

Hermione suelta un bufido molesta, aunque sonríe ante mi guiño. – No me interesa lo que piense Ron. Y en cuanto a Krum, estoy segura de que él también estará muy guapo.

Suelto una carcajada que la hace sonrojar un poco.

– ¿Me ayudas a colocarme el collar? – le pregunto sujetando la joya en mi mano. Hermione asiente de prisa, y se coloca a mis espaldas.

– Nunca te lo he dicho, pero adoro tu pulsera. – comenta, señalando la delicada pulsera plateada con dije de girasol que cuelga de mi muñeca izquierda. Bajo la mirada para observarla.

– Me la regaló Neville cuando estábamos en segundo. – digo en un murmuro, acariciándola con mi dedo.

– ¿Cómo te sientes respecto a él? – me pregunta mi amiga, girándose para que yo le pueda colocar su collar.

– Supongo que lo superaré eventualmente. – me encojo de hombros. – Me duele un poco no ser correspondida, pero al menos él no descubrió mis sentimientos... eso hubiera sido peor.

Hermione asiente pensativa. – No puedo creer que me haya equivocado.

– No tiene importancia, Mione. – le comento, sacando mi varita para recoger el desastre de ropa que hay en el suelo. – Además, me alegra que vaya al baile con Ginny, la pobre se disculpó conmigo durante todo el desayuno... claramente no sabía que Neville no me había invitado, pensó que yo lo había rechazado y por eso aceptó ir con él.

– ¿Supiste quiénes serán la pareja de Ron y Harry? – pregunta Hermione, después de un rato.

– ¡Parvati y Padma Patil! – exclamo asombrada. – Ginny me dijo que ellas habían sido la última opción que les quedó, ninguno de los dos parecía realmente feliz de ir con alguna de ellas.

– Eso les pasa por ser unos cobardes. – dice mi amiga girando los ojos con fastidio. – Ni que fuera tan difícil invitar a una chica, además los dos son unos ciegos, Ron apenas ayer se dio cuenta de que yo soy una chica.

Bufo molesta. – Mi hermano es un idiota, todas sus neuronas las heredé yo.

Hermione suelta una carcajada, y después de un rato se muerde el labio nerviosamente.

– Creo que ya deberíamos bajar al Gran Salón. – dice un poco mortificada, dándole un vistazo a la puerta. – Viktor me dijo que debía estar temprano.

Asiento. – Tienes razón, Finn me dijo que me esperaría a las ocho en punto en la entrada del Gran Salón y no quiero hacerlo esperar mucho.

Una vez nos aseguramos de tomar todas nuestras pertenencias, las dejamos en nuestra sala común, que se encontraba casi vacía y nos apresuramos a bajar al Gran Salón, donde se llevaría a cabo el baile de Navidad. Una vez llegamos al vestíbulo, nos dimos cuenta de que estaba abarrotado de estudiantes que se arremolinaban para entrar, pues acababan de abrir las puertas del Gran Salón. Me despido de Hermione con una sonrisa, y la observo alejarse hacia Krum.

Suelto un suspiro nervioso, mirando alrededor con la esperanza de encontrar a Finn.

– ¡Sophie! – grita una voz muy conocida. Me giro hacia Ginny, quien va bajando las escaleras acompañada de una de sus amigas. – ¡Te ves tan hermosa!

Llega a mi altura, y me observa con una espléndida sonrisa. Le doy un vistazo rápido a su vestido, es color menta y rosa pastel, tiene unos tiernos holanes y un listón rosado amarrado a sus cintura. Lleva su cabello rojizo sujeto en un elegante peinado, y tiene un poco de maquillaje en los ojos. Sonrío con ternura.

– Ginny, luces asombrosa. – le digo orgullosa. Mi hermanita se sonroja un poco, y sacude su cabello.

– Ya lo sé, eso es porque según todos, nos parecemos mucho.

Ruedo los ojos sonriendo, pero lo doy la razón.

– ¿Has visto a Finn Owen? – le pregunto, regresando a la búsqueda de mi acompañante. Ginny frunce el ceño.

– ¿El hermano de Ophelia Owen? – asiento, y ella levanta las cejas asombrada. – ¡Vaya! No sabía que vendrías con él... es muy guapo.

Suelto una carcajada ante su tono pícaro. – Es mi amigo, y es muy agradable.

– Y muy guapo. – repite, haciéndome reír con más fuerza. – Su hermana también es muy agradable, muchos dicen que es rara... pero no es tan rara como su amiga Lunática Lovegood. A mi me caen bien ambas.

– No conozco a su amiga, pero Ophelia me parece muy agradable. – le digo de acuerdo.

– Sí, compartimos varías clases y... ¡Oh, Neville! ¡Aquí! – se interrumpe, levantando los brazos para hacerle señas a Neville y se acerque a nosotras.

Me giro en dirección a donde señala mi hermana. Neville está cerca de la entrada al Gran Salón, y camina rápidamente hacia nosotras. Viste un elegante traje blanco debajo de su túnica negra de gala, se ha peinado y noto que se rasca incomodo el cuello, en señal de que le pica el moño.

– Hola, Ginny. – la saluda cuando llega a nuestro lado. Frunzo el ceño al ver que no da más que un leve asentimiento en mi dirección.

– ¡Hola Neville! – dice mi hermana. – ¿Verdad que Sophie se ve extraordinaria está noche?

– ¿Sophie? ¿Dónde está? – pregunta él, extrañado. Estira su cuello, buscándome con la mirada por el vestíbulo.

– Aquí. – digo burlona.

Neville se gira hacia mí, y me observa boquiabierto. Noto su mirada recorrer mi vestido, y cuando llega a mi rostro siento que me sonrojo, pero lo disimulo con una sonrisa ladina.

– ¡Sophie! – exclama sorprendido. Sus ojos abiertos con asombro, y la boca se le abre y cierra mientras balbucea. Mentalmente me doy unas palmaditas en la espalda.

– Hola, Nev. – lo saludo, paso mi mirada por su traje. – Te ves muy apuesto está noche.

– Yo... yo, no puedo... ¡Sophie. – repite entre balbuceos. – ¡Te ves... tú estás...! ¡Wow!

Inevitablemente una carcajada brota de mis labios, haciéndolo sonrojar un poco.

– Gracias, Nev. – digo socarrona, aprovechando su asombro para burlarme de él.

– De verdad... luces increíblemente hermosa. – por fin logra decir una frase completa, sus palabras me sonrojan un poco y agacho la mirada para que no lo note. – Tú siempre estás hermosa, pero hoy estás absolutamente majestuosa.

Se me escapa una risa nerviosa, y le ruego a mi rostro que por favor no se siga sonrojando más, porque después ya no sabrán donde termina o empieza mi cabello. Levanto la mirada hacia Neville, y se me atasca el aliento al ver sus ojos.

Una de las razones que me llevó a enamorarme de Neville, fueron sus ojos. Siempre expresan lo que él está sintiendo, son la ventana directa a su alma. Puede que él finja otra cosa, que sus palabras digan otra cosa, pero si miro directamente a sus hermosos ojos verdes, sabré exactamente lo que siente. Y en este momento sé que siente amor. Me observa con una mezcla de adoración, ternura y amor.

Y eso solo provoca que yo me enamore aún más de él.

No es justo, ¿cómo podré superarlo si él me mira de esa manera?

– Sophie, yo...– comienza él, nuestras miradas conectadas. – Yo necesito decirte que...

– ¡Sophie! – gritan mi nombre, interrumpiendo a Neville.

Finjo no haber escuchado, con mi vista aún clavada en mi mejor amigo. Neville aparta la mirada un momento, pero inmediatamente se vuelve hacia mí.

– ¿Qué estabas diciendo, Nev? – le pregunto, animándolo a continuar. Él asiente, con un poco de duda.

– Te decía que yo necesito decirte que tú me...

– ¡Sophie! – vuelve a gritar la voz, solo que esta vez más de cerca, haciéndome imposible ignorarla.

Giro mi cabeza hacia la izquierda, y me topo con la resplandeciente sonrisa de Finn. Escucho a Neville soltar un leve suspiro frustrado, pero antes de poder preguntarle algo, Finn habla primero.

– Te estuve buscando por todo el vestíbulo. – dice sonriendo, un leve sonrojo cruza su rostro. – Se me hizo un poco tarde, porque Lia me obligó a tomarle fotos con toda persona que se topara por el camino de nuestra sala común a aquí.

Le sonrío de vuelta, y muevo una mano restándole importancia.

– No te preocupes, Finn. Además, todavía es temprano.

Él asiente con amabilidad, y después dirige su mirada hacia mi atuendo.

– ¡Vaya, luces increíble! – dice sonriendo genuinamente.

– Gracias, Finn. Tú también te ves increíble, amo que tus uñas combinen túnica. – lo elogio, mirando el lindo color azul marino. Finn se sonroja un poco, bajando la mirada a sus dedos.

– Ophelia se empeñó en pintarlas del mismo color, me pareció una buena idea.

– Ophelia tiene muy buenas ideas. – le digo riendo. Él asiente de acuerdo, antes de girar su mirada en dirección a Neville, quien se encuentra aún a mi lado luciendo un poco incómodo.

– ¡Oh! Finn, él es Neville, mi mejor amigo. Nev, él es Finn, mi pareja para el baile. – los presento rápidamente. Neville le da un rápido y seco asentimiento antes de girarse en dirección a Ginny, quien está hablado con unas chicas de su curso. Frunzo el ceño ante eso. – Perdónalo, generalmente es más amable.

Finn se encoje de hombros, sin perder su característica sonrisa, estira un brazo en mi dirección.

– ¿Te parece si entramos de una vez? – yo asiento, y ambos entramos al Gran Salón.

Los muros del Gran Salón están cubiertos de escarcha con destellos de plata, y cientos de guirnaldas de muérdago y hidra cruzan el techo negro lleno de estrellas. En lugar de las habituales mesas de las casas hay un centenar de mesas más pequeñas, alumbradas con farolillos, cada una con capacidad para unas doce personas.

Finn me dirige amablemente por entre la multitud, y se detiene frente a una mesa del centro. Ahí se encuentran el resto de los chicos de Ravenclaw, ya sentados con sus respectivas parejas. Ambos tomamos asiento en dos de las sillas disponibles, y quedo sentada junto a Finn y el que creo que es Daniel, pues al estar los dos prolijamente peinados me resulta difícil reconocerlos.

– ¡Pelirroja! – saluda el otro gemelo, que está sentado al otro lado de la mesa. Le devuelvo la sonrisa a Darren.

– Hola, chicos. – los saludo, dirigiéndoles una mirada amable a todos.

– Weasley. – dice Marlon, con su habitual mirada coqueta. – Estás muy sensual esta noche, de no ser porque eres la pareja de mi mejor amigo, te estaría seduciendo en este mismo momento.

– Si claro, esa es la única razón por la que no lo haces. – le digo burlona. Los chicos y sus acompañantes sueltan una carcajada.

Es entonces cuando dirijo una mirada a las chicas que están junto a ellos. La pareja de Daniel, quien después descubro que también es su novia, es Savannah Saint Clair, una linda chica de piel trigueña y cabello oscuro, tiene ojos marrones y una sonrisa muy amigable, a ella la reconozco inmediatamente como una de las cazadoras del equipo de quidditch de Ravenclaw. Junto a Marlon está una chica que parece ser de Beauxbatons, pues tiene la típica mirada juzgante e irritable que todas las de su colegio, además de que es muy rubia y alta. Darren está al lado de una morena de ojos azules.

Una vez realizadas las presentaciones, comenzamos a charlar animadamente entre todos. Descubro que la pareja de Darren es una de las prefectas de Slytherin, y que efectivamente la rubia que acompaña a Marlon es de Beauxbatons, todas a excepción de esta última, resultan ser muy agradables y divertidas.

Después de unos cuantos minutos, los campeones del Torneo de los Tres Magos hacen su entrada con su respectivas parejas y aplaudo orgullosa a mis mejores amigos. Hermione camina elegantemente en compañía de Krum, quien luce dichoso de tenerla a su lado, y Harry por su parte, parece que se esfuerza lo máximo por no tropezar mientras Parvati Patil parece hallarse en la gloria, sonriendo y llevando a Harry con tanta determinación que lo hace lucir como si fuera un perro de exhibición. Ahogo una carcajada al ver la cara que pone Ron cuando observa pasar a Hermione por su lado, parece que va a desmayarse en cualquier instante.

Una vez los campeones se acomodan en la mesa principal, todos volvemos a tomar asiento. Apenas unos segundos después, se mueve la silla al lado de Finn y una chica se sienta apresuradamente.

– ¡Ay, Merlín! Llegué tarde. – se lamenta Ophelia Owen, con un divertido puchero en su rostro.

– ¿Cómo es que llegaste tarde si yo mismo te acompañe desde nuestra sala común? – le pregunta Finn, extrañado. Su hermana se encoge de hombros.

– Tuve que regresar porque había olvidado algo, y estando ahí me quedé charlando unos minutos con Luna... me sentí mal de asistir al baile y dejarla ahí sola, aunque ella dijo que no le importaba, pero no pude evitar sentirme culpable de dejarla. Después me di cuenta de que había pasado más tiempo del que debía charlando con ella, así que vine corriendo a toda prisa, y en los pasillos me choqué con un chico algo insoportable... bueno, tal vez más que algo; fue muy grosero y dijo cosas muy groseras, así que claramente me defendí y estuve a punto de golpearlo. – toma un enorme respiro antes de continuar. – ¡Imagínate, Finn! Yo, que soy una clara defensora de la no violencia, estuve a punto de golpearlo como en los programas de ese deporte muggle que nuestro padre ve en casa. Pero finalmente decidí tomar un largo respiro y dejarlo ahí en medio del pasillo.

Finaliza su relato sonriendo orgullosa, lo que me hace soltar una risa. A mi lado, Finn también se ríe, aunque con un destello de preocupación en sus ojos.

– Deberías de decirme quien es el chico que te molestó, Lia. Así yo podría hablar seriamente con él acerca de ser grosero con mi hermanita.

Ophelia chasquea la lengua despreocupada.

– No tiene importancia, jamás había visto a ese chico antes... no creo volverlo a ver.

– Pero...– insiste Finn.

– ¡Que no, Finn! – espeta con determinación. Después se gira hacia mí con una brillante sonrisa que le correspondo de inmediato. – ¡Sophie Weasley, que gusto verte!

– El gusto es mío, Ophelia Ember Owen. – la saludo. Sus ojos brillan con emoción mientras observa mi vestido.

– ¡Que vestido tan asombroso! El color hace lucir demasiado bien tu cabello, y créeme, yo sé de cabellos, amo los cabellos hermosos, y el tuyo es uno de ellos.

La miro con ternura y agradecimiento.

– Es el mejor cumplido que me han dicho. – le digo agradecida. – Yo también amo los cabellos hermosos, me gusta admirar los cabellos de las demás personas. El tuyo también luce increíble, y tu vestido es precioso.

Ophelia me sonríe aún más, agradeciendo el cumplido, antes de comenzar una animada conversación sobre cabello. Al cabo de unos minutos, Finn se rinde y se fastidia de estar entre nosotras, por lo que me cambia el lugar y me deja junto a su hermana.

Hablar con Ophelia Owen es firmar una sentencia de muerte, pero no de manera negativa, sino que te hace reír tanto que de una manera u otra sientes que vas a terminar desfallecida de la risa. Es muy ingeniosa y divertida a su manera, de hecho, ni siquiera lo intenta, le sale naturalmente, descubro que es muy buena escuchando, y que es extremadamente inteligente... también es un poco descuidada, bueno, demasiado descuidada.

– ¡Oh, por Merlín! – exclama después de un buen rato, a mitad de la cena. – ¡Yo venía con un chico!

Suelto una carcajada al ver su rostro aterrado, mientras estira el cuello buscando a su pareja de baile con la mirada.

– ¿Cómo es que olvidaste a tu pareja de baile? – le pregunto burlona. Ella se encoje de hombros, preocupada.

– Sencillamente lo olvidé, no es que sea un chico interesante de todos modos. Pero es muy grosero de mi parte haberlo olvidado, después de que es la razón por la que estoy aquí; de no haber sido por su invitación yo ni siquiera hubiera podido asistir. Fue muy muy grosero haberlo olvidado.

– Si un poco. – le digo de acuerdo, ella deja escapar un largo suspiro dejándose caer en su asiento.

– Soy un desastre. – murmura consternada.

– A cualquiera le podría pasar. – le digo en apoyo, ella levanta una ceja en mi dirección. – Bueno, tal vez no a cualquiera, pero tampoco es tan malo.

– Iré a buscarlo una vez finalice la cena. – dice decidida.

– ¡Eh, chicas! – nos llama Darren, quien se encuentra en una acalorada discusión con los chicos. – ¿Quién ha sido el mejor profesor que han tenido? ¿Y por qué el profesor Lupin?

– ¡Ah, para mí ha sido la profesora McGonagall! – dice Ophelia rápidamente. Yo asiento, dándole la razón.

– Aunque el profesor Lupin también fue un excelente profesor, era muy amable y divertido.

– Escuché que era un gran bromista en sus tiempos en Hogwarts. – dice Marlon, luciendo entusiasmado. – Traté de sonsacarle información cuando era profesor, pero siempre se negó a decirme algo.

– ¿El profesor Lupin un gran bromista? – pregunto extrañada. – No parece ser del tipo bromista, más bien luce como un gran intelectual.

Ophelia me da la razón. – Siempre me dio la impresión de que fue el tipo de estudiante que se la pasa encerrado en la biblioteca, en lugar de estar planeando bromas.

– A nosotros nos contó eso el profesor Flitwick a inicios del año pasado, dijo que él y su grupo de amigos eran considerados unos de los mayores revoltosos en su época. – dice Finn, encogiéndose de hombros.

Sus palabras me hacen recordar lo que Sirius nos contó acerca de su amistad con el profesor Lupin y James Potter, el papá de Harry.

Y cualquiera sabe que alguien amigo de Sirius Black no puede ser un santo.

La conversación se queda en el olvido cuando el profesor Dumbledore se levanta y nos pide a todos los alumnos hacer lo mismo. Hace un movimiento suyo de varita ocasionando que las mesas se retiren y se alineen junto a los muros, dejando el suelo despejado. Entonces hace aparecer por encantamiento a lo largo del muro derecho un tablado. Sobre él aparecen una batería, varias guitarras, un laúd, un violonchelo y algunas gaitas.

Ahogo un grito extasiado al ver a las Brujas de Macbeth subir al escenario entre aplausos. Todas son menudas, y visten muy modernas, con túnicas negras llenas de desgarrones y aberturas. Comparto una mirada entusiasmada con Ophelia cuando las Brujas de Macbeth comienzan a entonar una melodía lenta y triste que distingo inmediatamente, pues la he escuchado con anterioridad, de pronto los farolillos de todas las mesas se apagan y diviso a los campeones y sus parejas ponerse de pie para iniciar el baile.

Distingo a Hermione bailar elegantemente con Krum, y saludo sonriente a Harry, quien luce extremadamente nervioso e irritado. Busco con la mirada a Finn, él parece pensar lo mismo que yo pues camina hasta colocarse frente a mí y extiende su mano para que lo acompañe a bailar. Descubro que mi amigo es un excelente bailarín, se mueve con destreza y agilidad, lo cual me alegra en gran manera porque amo bailar.

Mientras bailamos nos topamos con Ginny y Neville, mi hermana hace muecas de dolor cada que Neville la pisa, y se me estruja el corazón al ver lo nervioso que está. Le doy una sonrisa tranquilizante a mi mejor amigo, mientras muevo los labios diciendo "Lo estás haciendo muy bien", él me sonríe con timidez mientras asiente levemente.

– ¡Son las Brujas de Macbeth! – chilla Ginny cuando está a mi lado.

– ¡Mamá no se lo va a creer cuando le contemos! – le digo con emoción.

Una vez nos alejamos de ellos, levanto la mirada hacia mi pareja de baile, Finn me observa con sonrisa ladina y un brillo travieso en los ojos.

– ¿Eres fanática de las Brujas de Macbeth? – pregunta burlón, yo levanto el mentón orgullosa.

– Si, y no me avergüenza. Todos son fanáticos de las Brujas de Macbeth, tienen muy buenas canciones.

– Jamás las había escuchado antes. – admite, sonriendo con timidez.

– Ophelia parecía conocerlas muy bien. – digo extrañada, recordando la emoción en la mirada de la azabache. Finn asiente.

– Eso es porque Ophelia pasa gran parte de los veranos con su amiga Lovegood, supongo que ahí las habrá escuchado. – comenta. – Apenas y está unas cuantas semanas en casa, dice que no le gusta vivir en Londres muggle.

– ¿Su casa está en Londres muggle? – pregunto extrañada, no es muy común que las familias mágicas vivan ahí. Finn asiente, antes de explicar.

– Mi mamá es muggle, se enteró que papá era mago dos horas antes de casarse. – comenta divertido. – Fue una gran sorpresa, pero aún así decidió seguir con la boda. De hecho, no le desagrada la magia, y se emocionó mucho cuando me mandaron mi carta de Hogwarts, pero dice que prefiere estar cerca de los suyos, así que vivimos en una colorida colonia de muggles.

– Eso tiene mucho sentido. – comento con asombro. – ¿Entonces a Ophelia no le gusta vivir ahí?

Él niega, y de inmediato sus ojos se llenan de esa adoración que siempre tiene cuando habla de su hermanita.

– Lia vivió con su mamá en Godric's Hollow hasta los nueve años, antes de que ella falleciera. – me explica, y siento que se me corta la respiración al escuchar esa noticia. – Ha vivido con nosotros por cuatro años, pero sigue sin sentirse cómoda en casa. Por eso papá y mamá la dejan pasar tanto tiempo con los Lovegood, quieren que sea feliz.

Después de eso se produce un largo silencio en donde yo trato de pensar algo inteligente para decir. Jamás pensé que a la dulce y alegre Ophelia le habían pasado tantas cosas. Siempre está tan rebosante de alegría, amabilidad y ternura que parece difícil imaginarla sumida en la tristeza. Finn se aclara nerviosamente la garganta.

– Tal vez no debí haberte dicho eso. – comenta, luciendo apenado e incómodo. – A veces digo cosas sin pensar. Por favor no le comentes a Lia que te conté eso, creo que se enojaría un poco... aunque es difícil imaginar que Lia se enoje, a decir verdad.

Su comentario me hace reír, y asiento.

– Te prometo que no le diré nada. Ophelia me cae muy bien, es una gran chica.

– Si, lo es. – me da la razón sonriendo ampliamente. – La quiero mucho, es muy difícil no hacerlo.

– ¿Es tu única hermana? – le pregunto.

– No, tenemos un hermanito menor. Apenas tiene seis años, se llama Gale.

– Que lindo tener un hermanito menor, Ginny es la pequeña después de mi y solo nos llevamos un año. – le comento, buscando a mi hermana con la mirada. – Me hubiera gustado tener otro hermano, aunque lo veo imposible tomando en cuenta que ya somos ocho en la familia.

– ¡Vaya! Ocho son muchos. – dice riendo. Yo asiento.

– Tengo cinco hermanos mayores, después está Ron que es mi mellizo, y la pequeña Ginny.

– Sus cenas familiares deben de ser muy interesantes.

– No te imaginas cuánto. – me rio.

Ambos dejamos de bailar cuando escuchamos el trémolo final de la gaita, y Las Brujas de Macbeth dejan de tocar, nuestros aplausos retumban en el Gran Salón.

– ¿Te importa si me retiro un momento? – me pregunta Finn con amabilidad. – Los chicos me están haciendo señas desde el otro lado del salón.

Me giro hacia donde señala, y efectivamente los tres chicos están moviendo las manos entusiastas tratando de atraer la atención de Finn. Niego sonriendo.

– Adelante, no te preocupes por mí. – digo.

– Te prometo que volveré para otro baile. – dice con seguridad.

– Mas te vale. – lo amenazo con una sonrisa.

Lo observo caminar despreocupado en dirección a sus amigos, quienes parecen estar en una acalorada conversación. Las Brujas de Macbeth empiezan a tocar una nueva pieza mucho más rápida que la anterior, y busco con la mirada a mis amigos en el Gran Comedor.

Distingo a Hermione bailando animadamente con Krum, y a Ron y Harry sentados en una mesa luciendo claramente irritados mientras beben una botella de cerveza de mantequilla. Padma y Parvati Patil ya se han alejado de ellos, y bailan con unos chicos de Beauxbatons.

– ¡Ron ven a bailar conmigo! – le ruego cuando llego a su lado. Mi hermano aparta su mirada de la pista de baile, y me observa con ojos irascibles.

– No. – musita secamente. Hago un puchero juntando mis manos debajo de la barbilla.

– Por favor, Ronnie.

– No. – repite.

– Vamos, Ron. – le ruego. – No tengo a nadie con quien bailar.

– ¿Y tu pareja el chico de Ravenclaw?

Me encojo de hombros. – Se fue con sus amigos.

– ¿Y por qué debo yo bailar contigo?

– Porque eres mi hermano. – él rueda los ojos. Escucho que Harry suelta un suspiro, volteo hacia él.

Tiene la mirada fija en la pista de baile, y descubro que está viendo a Cedric y Cho bailando.

– ¿Quieres bailar conmigo Harry? – le pregunto.

Mi amigo da un respingón en su asiento, e inmediatamente niega.

– Ni loco.

Suelto un bufido, regresando hacia Ron.

– Vamos a bailar, Ron. – le repito. Él levanta la vista con fastidio y suelta un gruñido cuando ve mi mirada de cachorro.

– No hagas eso. – dice con una mezcla de fastidio y culpabilidad. Lo hago de nuevo. – Sophie, basta.

– Por favor, Ronnie.

Mi hermano suelta un gruñido, pero se termina poniendo de pie y camina hacia la pista de baile. Doy un salto de alegría.

– Vamos, Ron. – le digo, tomando su mano para arrastrarlo hacia el centro del salón.

A pesar de que mi hermano dice que no le gusta bailar, siempre termina disfrutando mucho. Así que no me sorprende que veinte minutos después esté brincando, moviéndose y cantando entusiasmado. Ginny, Fred, George y Angelina se nos unen y todos bailamos de una forma tan entusiasta que unos cuantos se apartan de nosotros, por miedo a resultar heridos.

– Quiero una botella de cerveza de mantequilla. – le digo a mi mellizo, señalando hacia la mesa donde estábamos sentados anteriormente. Ahora la ocupan Neville y Harry, este último luciendo un humor muy parecido al del profesor Snape.

Ron me acompaña hacia la mesa, y se deja caer en el asiento junto a Harry, yo me coloco junto a Neville. Él me da una sonrisa tímida, y sus mejillas se sonrojan un poco cuando se la devuelvo.

– Es una buena fiesta, ¿no es cierto? – le pregunto, señalando a mis hermanos que parecen estar arrasando en la pista de baile. Neville asiente con la mirada fija en mi perfil, finjo no darme cuenta.

– Me gustan Las Brujas de Macbeth. – dice sonriendo. – Mi abuela las escucha de vez en cuando, así que conozco algunas canciones.

– Son muy buenas. Ginny, mamá y yo las escuchamos siempre, nos gustan mucho.

– Se nota. – dice sonriente. – Estaban bailando con mucho entusiasmo.

– Deberíamos bailar cuando toquen una canción mas lenta. – le digo, tratando de disimular mis ganas de bailar con él. – Lo hiciste muy bien hace rato, mientras bailabas con Ginny.

– La pise como veinte veces. – dice avergonzado, sonrío en su dirección.

– No me importa que me pises, quiero bailar contigo.

Él se sonroja un poco ante mi declaración, pero termina asintiendo.

Levanto la mirada cuando Hermione se acerca y se sienta en la silla junto a Ron, quien luce muy irritado. Lanzo un suspiro al ver lo que se acerca.

– Hola. – la saludamos. Ron no dice nada.

– Hace calor, ¿no? – comenta Hermione, abanicándose con la mano. – Viktor acaba de ir por bebidas.

– ¿Viktor? – dice Ron con furia contenida. – ¿No te ha pedido que lo llames "Vicky"?

Hermione lo mira sorprendida, yo me cubro los ojos con la mano.

Por Merlín, esto no va a salir bien.

– ¿Qué te pasa? – le pregunta.

– Si no lo sabes, yo no te lo voy a explicar. – replica Ron mordazmente.

Hermione me lanza una mirada interrogante, me encojo de hombros.

– Ron, ¿qué...?

– ¡Es de Durmstrang! – suelta Ron. – ¡Compite contra Harry! ¡Contra Hogwarts! Tú, tú estás...– Ron hace una pausa, como si estuviera buscando palabras lo bastante fuertes como para describir el crimen de Hermione. – ¡Confraternizando con el enemigo, eso es lo que estás haciendo!

Hermione se queda boquiabierta.

– ¡No seas idiota! – contesta al cabo. – ¡El enemigo! No comprendo... ¿Quién era el que estaba tan emocionado cuando lo vio llegar? ¿Quién era el que quería pedirle un autógrafo? ¿Quién tiene una miniatura suya en el dormitorio?

Ron ignora sus palabras. Neville me lanza una mirada alarmada, pero yo solo me encojo de hombros y le paso una cerveza de mantequilla.

– Solo disfruta del espectáculo un rato, cuando se ponga peor nos escapamos – le digo en un murmuro.

– Supongo que te pidió ser su pareja cuando los dos estaban en la biblioteca. – continua Ron.

– Si, así fue. – responde Hermione, y sus mejillas, que estaban ligeramente subidas de color, se ponen de un rojo brillante. – ¿Y qué?

– ¿Qué pasó? ¿Intentaste afiliarlo a la P.E.D.D.O?

– ¡No, nada de eso! ¡Si de verdad quieres saberlo, me dijo que había ido a la biblioteca todos los días para intentar hablar conmigo, pero que no había conseguido armarse del valor suficiente!

¡Eso Hermione! le apoyo mentalmente.

– Si, bien, eso es lo que él dice. – repone Ron.

– ¿Qué quieres decir con eso?

– ¡Pues está bien claro! Él es alumno de Karkarov, ¿no? Sabe con quién vas... Intenta aproximarse a Harry, obtener información de él, o acercarse lo bastante para gafarlo.

Al ver la reacción de Hermione, que está como si Ron le acabara de pegar una bofetada. Decido que es momento de huir.

Me pongo de pie, y le hago una señal a Neville para que me imite.

– Vamos a ir por bebidas. – digo, jalando a Neville del brazo. Mi hermano y Hermione ni se percatan de nosotros mientras siguen discutiendo.

Harry me da una mirada de auxilio, rogándome que no lo dejo solo, pero con una sonrisa de disculpa me alejo.

– ¡Yo nunca lo ayudaría a averiguar lo del huevo! – escucho a Hermione replicar mientras nos alejamos.

– Salimos de ahí justo a tiempo. – le digo a Neville, aliviada

– ¿Por qué se pone así? – me pregunta, refiriéndose a Ron.

– Porque está enamorado de ella. – contesto con obviedad. Él levanta las cejas asombrado.

– ¿Lo está?

Me encojo de hombros. – Si, pero todavía no lo sabe. Dale unos dos años para que se de cuenta, y otros cuatro para que lo admita.

– ¿Y Hermione siente lo mismo?

– Claro, ella si se dio cuenta. – le digo sonriendo con superioridad. – Las chicas somos más listas en estas cosas.

Neville me mira burlón. Ambos caminamos hacia una de las mesas de postres que se encuentran en la orilla del Gran Salón, tomo una galleta de chocolate.

– ¿Dónde está el chico con el que viniste? – pregunta después de un rato. Volteo hacia él.

– ¿Finn? – Neville asiente, mientras le da un trago a su cerveza de mantequilla. Me encojo de hombros. – Se fue con sus amigos, seguramente estarán planeando cómo echarle Whisky de Fuego al ponche, o estén tratando de entrar a la sección prohibida en la biblioteca.

– No parecen muy...

– ¿Sensatos? – pregunto riendo al verlo rebuscar palabras. Él asiente con una sonrisa tímida. – No lo son, o al menos la mayoría de ellos no lo son. Finn y Daniel son los que tienen más sentido común, pero todos son muy agradables.

– Eso parece. – dice, luego se rasca la nuca nerviosamente antes de continuar. – Finn... ¿él te gusta?

Volteo hacia él boquiabierta, siento que parpadeo un par de veces con incredulidad.

– ¿Finn? – pregunto, para corroborar. Neville asiente luciendo incómodo. – ¡No me gusta Finn!

– ¿De verdad? – pregunta, parece que no me cree.

– ¡De verdad! ¿Por qué creíste eso?

Él se encoje de hombros tímidamente.

– Pues no, Finn jamás me podría gustar.

– ¡Vaya! Supongo que a mi hermanito no le gustará escuchar eso. – dice una voz atrás de mí.

Al girarme me encuentro con los brillantes ojos dorados de Ophelia, me observa con una sonrisa pícara, pero se las arregla para seguir luciendo amable.

– ¡Lia! – digo en modo de saludo.

– Hola de nuevo, Sophie. – levanta su mirada hacia Neville. – Hola, Neville. Me gusta tu túnica de gala, hace que tu color de piel resalte, también tus ojos. Tienes unos ojos muy bonitos, ¿sabías? No todas las personas tienen ojos bonitos, Sophie también los tiene. Estoy segura de que, si ustedes tuvieran un hijo, tendría unos esplendidos ojos verdes.

Neville se sonroja rápidamente, y comienza a balbucear.

– Yo... creo que, bueno... ¿gracias? – Ophelia amplía su sonrisa.

– Por nada. – se encoje de hombros, y dirige su mirada hacia mí. – Así que no te gusta mi hermano, ¿eh? Es una lástima, ya tenía pensado hacer de casamentera con ustedes. Me gusta unir parejas, siento que es una de las cosas más emocionantes de la vida, además de que creo que soy muy buena. Yo uní a Daniel y a Savannah, ¿sabías? Ellos son una de las parejas más adorables que conozco, cualquier creería que no se llevarían bien pues Daniel es muy callado y reservado, y Savannah es demasiado energética, de verdad que lo es, por algo es una de las cazadoras del equipo de quidditch. Pero la verdad es que son una gran pareja, y están juntos gracias a mí, o bueno eso me gusta pensar, aunque siento que si de verdad estaban destinados a estar juntos no me hubieran necesitado.

– Hacen una linda pareja. – digo de acuerdo, recordando a ambos. Ophelia asiente energéticamente y continúa hablando.

– Es el único de los chicos que tiene pareja, Darren y Marlon son demasiado coquetos para tener una relación seria, y aunque no lo creas, Finn es muy tímido con las chicas. O al menos con las chicas que le gustan, así que no tienes por qué preocuparte de que le gustes; tiene mucha confianza contigo. – dice con una sonrisa amable.

– Me alegro de que a ninguno de los dos le gusto el otro. – digo con una sonrisa burlona. – Así nuestros corazones no sufrirán ningún daño.

Ophelia lanza un bufido, que resulta adorable.

– El pobre corazón de mi hermano sí que lo sufrió. – dice luciendo preocupada. – Él está loco por una chica de su casa, creo que la conocen. Se llama Angelina Johnson.

Neville y yo asentimos, de pronto entusiasmados por el cotilleo.

– Lleva dos años enamorado de ella, pero nunca se ha atrevido a dar el siguiente paso. Muy apenas y le puede sonreír, trata de hablarle y se desmaya. – sin poder evitarlo, dice esto último con un poco de burla. – Es adorable, a decir verdad. Mi hermano es una de las personas más seguras que conozco, pero cuando está cerca de Angelina se convierte en un chico sudoroso, tartamudo y solo sabe balbucear. Finn quería invitarla al baile, estaba seguro de que lo haría, pero se enteró que ella había aceptado la invitación de uno de tus hermanos.

Asiento, recordando que Angelina vino con Fred.

– Eso lo desanimó mucho, así que el dije que debería invitarte a ti. Él amó la idea porque le caes demasiado bien, dice que eres la chica más hermosa de tu curso... y no se refiere solo a tu exterior. ¿Tú también crees que Sophie es la chica más hermosa de su curso, Neville?

Mi amigo asiente de inmediato, siento mi rostro sonrojarse cuando añade.

– Sin duda lo es.

Lia sonríe orgullosa.

– Muy bien, Neville. Eres un chico listo.

Neville le da una mirada tímida, pero aun así le devuelve la sonrisa.

– ¡Oh! ¡Amo esta canción! – dice al cabo de un rato. Luego se gira hacia mí. – Tenemos que ir a bailar.

Ophelia me arrastra hasta el centro de la improvisada pista de baile, estando ahí se nos unen Hermione y Ginny. Y las cuatro nos volvemos locas mientras cantamos y bailamos todas las canciones de Las Brujas de Macbeth, después de un rato Ophelia saca su cámara y obliga a un chico de Beaxbatons a tomarnos un montón de fotos. Incluso nos tomamos una con Hagrid y el profesor Dumbledore, este último se encontraba más alegre de lo normal, y puedo culpar de ello a las cinco botellas vacías de cerveza de mantequilla que se encontraban junto a él.

Finalmente, Las Brujas de Macbeth anuncian que tocarán la última canción y comienzan una melodía lenta y triste que obliga a todos a bailar en pareja. Lía y Hermione se incorporan con sus respectivas parejas, y Ginny se retira a sentarse en la mesa donde anteriormente estaban Ron y Harry, alegando que está un poco cansada.

Me aparto del centro de la pista, mientras mi vista recorre a las parejas de alumnos que todavía quedan. Distingo a Seamus bailando con Lavander, a Fred con Angelina, Dean y una chica de Hufflepuff, e incluso Moody bailando con la profesora Sinistra. Alguien se aclara la garganta detrás de mí.

Me vuelvo hacia él. Neville me está observando tímidamente, aunque hay decisión en su mirada. Levanto una ceja en su dirección, mientras sonrío.

– ¿Te... te gustaría bailar conmigo? – pregunta levemente sonrojado.

– Claro. – acepto de inmediato.

Ambos nos dirigimos hacia la pista de baile, y nos colocamos el uno frente al otro. Neville coloca tímidamente su mano en mi cintura, y yo pongo la mía sobre su hombro al tiempo que agarro su mano libre.

Lentamente comenzamos a bailar al ritmo de la música, al principio un poco tensos e incluso se podría decir que incómodos, pero al paso de los minutos ambos agarramos confianza. Neville me acerca más hacia él, lo suficiente para que yo pueda recargan mi cabeza en su hombro.

– Estás bailando muy bien. – lo felicito, dándome cuenta de que me no había pisado ni una sola vez.

Un leve sonrojo cubre su rostro.

– Practiqué un poco en el baño mientras ustedes bailaban. – admite avergonzado. – No quería pisarte.

– Neville. – le digo con ternura, mirándolo a los ojos. Él me sonríe de inmediato.

– Se que dijiste que no te importaba si te pisaba, pero quería que fuera perfecto.

– Es perfecto. – le aseguro. – Y lo es porque estoy contigo.

Él me mira con adoración, antes de estrecharme más contra su pecho. Nos quedamos así durante unos largos minutos, bailando en el salón levemente iluminado, mi recargada en su hombro, su brazo rodeando mi cintura, y una sonrisa pintada en nuestros rostros.

Finalmente nos separamos cuando la música llega a su final, dando por concluida la noche. Todos les dedicamos un fuerte aplauso a Las Brujas de Macbeth antes de emprender el camino hacia el vestíbulo. Ahí nos encontramos con Harry, Ron y Hermione, esta última despidiéndose de Krum antes de que volviera al barco.

Neville y yo nos adelantamos un poco de los demás, charlando animadamente y riendo con fuerza en dirección a nuestra sala común.

– ¿Viste al profesor Dumbledore bailando con Madame Maxime? – le digo entre risas. – ¡Muy apenas le llegaba a la cintura!

Neville suelta una carcajada, antes de agregar.

– ¡Lo mejor fue la cara que tenía la profesora Sinistra mientras bailaba con Moody! ¡Parecía aterrada de su pata de palo!

Atravieso el retrato de la Dama Gorda entre risas, una vez dentro de la sala común, nos colocamos en un sillón cerca de la entrada.

– Me divertí mucho. – declaro, mirando su perfil. – A pesar de que mi pareja de baile desapareció después del primer baile.

Suelto una pequeña risa, recordando que Finn ya no regresó al Gran Salón. Mañana le preguntaré sus razones. No es que me haya molestado que me dejara sola, la verdad es que no lo eché de menos, pero quiero saber el que seguro será un buen cotilleo; los cuatro chicos desaparecieron después de la cena y no regresaron al baile.

Neville sonríe levemente antes de asentir.

– Yo también me divertí mucho, me alegra que me convencieras de asistir.

Me encojo de hombros sonriendo.

– Siempre es un placer ayudar a mi mejor amigo.

Él suelta una leve risa. Paseo con mi mirada la sala común, la mayoría de los alumnos que entran se van directo a sus dormitorios, aunque hay unas cuantas parejitas que se quedan junto al fuego para despedirse. Abro los ojos asombrada al ver a Fred y Angelina muy ocupados compartiendo saliva en una de las esquinas de la sala.

Neville parece ver lo mismo que yo, pues un gran sonrojo cubre todo su rostro.

– Alguien va a tener dulces sueños. – digo con burla. Mi amigo asiente, azorado.

– Lo lamento. – dice al cabo de unos minutos de silencio. Me giro interrogante.

– ¿Por qué?

– Por no invitarte al baile. – comenta.

Sus palabras me toman por sorpresa, así que me echo hacia atrás en el asiento, luciendo más afectada de lo que debería. Neville continúa.

– Quería invitarte. – declara. – De verdad quería hacerlo, desde que la profesora McGonagall nos dijo acerca del baile quise invitarte. Pero luego todos esos chicos te comenzaron a invitar, todos parecían tan enamorados de ti... y yo no quise quitarte la oportunidad de ir con alguno de ellos.

– Pero yo...– trato de explicarle.

– Sé que hubieras ido al baile conmigo si yo te lo pedía, pero una parte de mí sentía que tú aceptarías por lástima, así que decidí no preguntártelo. – murmura, con los ojos fijos en una pareja de chicos que se abrazaban junto a la chimenea. – Y luego dijiste que estabas esperando a que un chico te invitara, y me di cuenta de que no podía invitarte. No quería arruinar tu noche con ese chico.

– Neville tú eras ese chico. – declaro, sintiéndome irritada de pronto. – Quería ir contigo, me quedé esperando tu invitación por semanas. Tú eras el chico con el que yo quería ir.

Él se vuelve hacia mí, luciendo esperanzado. Sus ojos brillando en emoción.

– ¿De... de verdad?

Asiento rápidamente.

– ¿Por qué crees que yo misma de pedí que fueras al baile conmigo ayer por la noche? – le pregunto, pero no lo dejo contestar. – Cuando me enteré de que habías invitado a Hermione y a mí no, decidí que yo misma te lo preguntaría... no contaba con que ya habías invitado a mi hermana.

– Lo siento tanto, Sophie. – dice al cabo de un rato. Me encojo de hombros.

– Solo fue falta de comunicación, pero para la próxima invítame. Siempre voy a querer ir contigo antes que con nadie, y si no es así, te lo diré. Espero tú también me lo digas si alguna vez prefieres ir con otra persona.

– Te lo prometo. – me dice sonriendo. Le sonrío de vuelta.

Suelto un suspiro aliviada.

Él quería ir conmigo. Él de verdad quería ir conmigo, no me ve como su hermanita.

Me muerdo mi labio para evitar que mi sonrisa crezca aún más. No tengo que lucir tan emocionada por su confesión.

Pero lo estoy, Merlín sabe que lo estoy.

Y una parte de mí, una pequeñísima parte de mí no puede evitar sentir esperanza.

Tal vez le pueda llegar a gustar algún día, después de todo si él quiso invitarme es porque sabe que soy una chica.

Me obligo a calmarme, no hay que precipitarme.

– ¿Sophie? – me llama tímidamente, me giro hacia él y nuestros ojos se conectan.

– ¿Sí?

– Yo... yo solo te quería decir que hoy de verdad estás preciosa.

– Gracias. – le digo, inevitablemente siento el sonrojo venir. Él sonríe aún más.

– Cuando te sonrojas tus pecas brillan. – dice juguetón.

Me llevo las manos a la nariz, tratando de ocultar mis pecas. Neville suelta una carcajada que me hace ponerme aún más roja.

– ¡No ocultes tus pecas! – me pide, tomando mi mano para quitarla de mi rostro.

– ¡No quiero que veas mis pecas brillar! – me defiendo.

Aun así él logra quitar mi mano, y luego las sujeta entre las suya. Levanta su mano izquierda para acariciar mi nariz, por instinto la arrugo, haciéndolo sonreír más.

– Me gustan tus pecas. – murmura, con sus ojos fijos en esa parte de mi rostro.

– Gracias. – susurro, de pronto me siento consciente de lo cerca que está de mí.

Neville también parece percatarse de nuestra cercanía, pero no hace ningún intento por alejarse, y yo tampoco. Traga saliva nerviosamente, posando sus ojos en los míos. Lleva su mano a mis parpados y pestañas, obligándome a cerrarlos por un momento.

– También me gustan tus ojos. – murmura, aunque más bien le sale un susurro. Siento mi corazón golpear fuertemente contra mi pecho.

– A mí me gustan los tuyos. – digo, abriendo mis ojos para poder observarlo.

Tiene un leve sonrojo en sus mejillas, como siempre. Levanto mi mano hacia sus pómulos, y lo acaricio levemente.

– Son verdes, pero tienen destellos dorados. – susurro, observándolo detenidamente.

Paso mis dedos por sus mejillas en una suave caricia, siento que se estremece y me hace sonreír.

– Me gusta cuando te sonrojas. – le digo en un susurro. – Y me gusta más porque lo haces muy seguido cuando estoy contigo.

– Me pones nervioso. – me confiesa, manteniendo los ojos cerrados. Sonrío con más fuerza.

– ¿De verdad? – pregunto. Él asiente. – También me pones nerviosa.

Abre sus ojos.

– ¿De verdad? – pregunta, luciendo emocionado. Asiento.

Su mirada sigue en mis ojos por unos minutos más, hasta que la baja a mis labios. Siento que comienzo a temblar, pero me siento entusiasmada.

– ¿Sophie? – murmura mi nombre, con la vista fija en mis labios. Se acerca un poco más.

– ¿Mmh? – digo en un susurro, entreabriendo los labios.

– Yo quiero...

– ¿Sí?

– ¿Te puedo...?

– ¡Eres un egoísta, Ronald Weasley!

El grito de Hermione nos hace dar un respingón en nuestros asientos, y en menos de un segundo estamos separados con tres metros de distancia. Abro desmesuradamente los ojos, y Neville me observa aterrado. Los dos estamos sonrojados hasta los pies.

Merlín en calzones, estuvimos a punto de besarnos de nuevo. Y está vez hubiera sido completamente diferente a al anterior.

– ¡Ahora yo soy el egoísta! – grita Ron.

Neville y yo dirigimos nuestras miradas hacia la entrada de la sala común. Hermione y Ron están envueltos en una violenta disputa. Se gritan a menos de cuatro metros de distancia, los dos rojos como tomates. Observo que Harry entra por el hueco, y se queda plasmado mientras observa la escena.

– Bueno, pues si no te gusta ya sabes cuál es la solución, ¿no? – grita Hermione; el pelo desprendiéndosele de su elegante moño, y la cara tensa de ira.

– ¿Ah, sí? – le responde Ron. – ¿Cuál es?

– ¡La próxima vez que haya un baile, pídeme que sea tu pareja antes que ningún otro, y no como último recurso!

Ron mueve la boca sin articular ningún sonidos, como pez fuera del agua, mientras Hermione se da la media vuelta y sube como un rayo las escaleras que llevan al dormitorio.

Neville y yo nos volvemos, y siento que todos los colores se me suben al rostro.

– Yo... voy a... tengo que. – balbuceo, luego mentalmente cuento hasta tres. – Voy a ver cómo está Hermione, que tengas linda noche.

Y huyo hacia los dormitorios.

━━━━━━━※━━━━━━━

Holiii, feliz jueves 💛

Perdón por haber tardado tanto en actualizar, mi compu se descompuso:( prometo subir otro capítulo pronto.

Espero les guste, gracias por sus votos y comentarios no saben lo mucho que me ayudan ✨💛

Foto del vestido de Sophie

Continue Reading

You'll Also Like

72.8K 6.1K 18
"No, claro que no, es obvio que no me gusta Bradley, el es mi enemigo y... Maldito idiota, sal de mi mente, haces que mi corazón se acelere." Max es...
258K 31.9K 55
En la Iglesia de Moscú, se encuentra Max Verstappen jurando venganza hacia su amado Daniel, jurando tomar lo mas sagrado para el agente Hamilton, jur...
43.8K 8.4K 39
Cassiopeia Polaris, melliza de Draco y princesa de la familia Malfoy - Black, vuelve a Inglaterra luego de estudiar dos años en Durmstrang, pero.. po...
176K 8.9K 118
𓂋 Spanish translations ៸៸ ⊹ 𓈒 ˚ ⸰ 백 합 𝐓𝐮𝐦𝐛𝐥𝐫 ٫٫ ♡⃞ ⟡ ׅ ﹙ Lector masculino ﹚ ♡︭ ✦⠀⠀ᣞ ⬭ Ninguno me pertenece ...