Se nos da bien odiarnos | Sup...

By ChicadeOtroRollo

729K 55.9K 27.6K

El prestigioso National City High School siempre contó con la excelente Kara Danvers, profesora de literatura... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35 [Epílogo]

Capítulo 30

20K 1.5K 961
By ChicadeOtroRollo

🔥

***

—Joder, Lena...

—Más fuerte, por favor, estoy tan cerca...

La rubia apretó su espalda con una mano entre que la otra bailaba entre sus nalgas, premiándola con unos cuantos azotes al escuchar sus gemidos pornográficos dirigidos a ella a su nombre. Movió sus caderas con más ímpetu al igual que lo hacía Lena, recibiendo las fuertes embestidas tal y como le pedía amablemente a la rubia.

Dios, esto le encantaba cada vez más. No le importaría arrodillarse en cualquier sitio si Kara se lo pidiese hasta con una sonrisa burlona. Estaba hipnotizada y hechizada, le ponía tan cachonda que era irresistible. Le hacía viajar a otro mundo que no pensaba más que en ella follándola fuerte contra el colchón. O contra cualquier sitio en realidad.

Lena apartó su mano de su espalda y arqueó hacia atrás hasta arrodillarse para apoyarse y sentir el cuerpo caliente de Kara. La rubia esta vez rodeó sus manos sobre su cuerpo, pellizcando su pezón que ya le estaba saludando mientras sus manos se deslizaban por sus caderas hasta su humedad, conquistando su clítoris sin aminorar los duros empujones de su cintura.

No podía contener los gemidos. Le hacía sentir tan bien que sentía como empapaba la mano de Kara con sus fluidos. Los colmillos de la rubia se hincaron en su cuello y Lena no contuvo en pasar las manos por encima de su cabeza para agarrar el cabello de la rubia mientras pedía entre jadeos que fuera más fuerte.

—Lena, no puedo aguantar más... —susurró mordiendo su lóbulo de la oreja, excitando aún más a su compañera.

—Hazlo, joder... No sabes cómo me pone que lo hagas...

Sin nada más que añadir, Kara se detuvo empujando a Lena nuevamente sobre el colchón y reanudó los movimientos aún más fuertes, haciendo que la pelinegra jadeara de placer, corriéndose en el acto. La rubia, al sentir su miembro resbaladizo que salía y entraba sin dificultad, no pudo evitar contenerse y llegó segundos después al clímax.

La rubia respiró hondo después de gemir y salió dentro de ella delicadamente. Palmeó su trasero suavemente de broma, aunque premiándola en haber hecho un buen trabajo y observó como Lena se tumbaba en el acto y la rubia no se quejó a pesar de que estaba manchando sus sábanas cuando expulsó todos los fluidos.

***

—Creo que me merezco una ducha... —exhaló Kara satisfecha, agitando su cuello y hombros.

—Y yo, pero creo que me has partido las piernas... —confesó Lena sobre la almohada.

—Vaya, cuánta amabilidad de mi parte. Te habría partido también los brazos, ¿sabes? —bromeó levantándose de su cama, estirándose en el proceso.

—Hum... Tú hazte la graciosa, pero ahora te ordeno que me lleves a la ducha cuando acabes...

—Oye, que yo también me he quedado sin fuerzas, bonita.

—Si lo haces... —susurró observándola de soslayo con una sonrisa traviesa y mirando su cintura—. Te lo compensaré de la mejor manera posible.

Era una oferta tentadora, claro. Kara lo habría aceptado sin dudar. Sin embargo, se cruzó de brazos y frunció el ceño.

Obviamente Kara se iba a destrozar, pero la pelinegra era tan irresistible que no podía decirle que no para aliviarle aquella tensión sin sentido cuando se lo pidió en su casa. Ni siquiera preguntó, solo asintió con la cabeza y se dirigieron su hogar.

Cuando llegaron no fueron tímidas al comenzar la acción, cerrando la puerta tan rápido como dejando sus chaquetas en el suelo. A pesar de que Chico había saludado intentando ponerse en medio, y después de que no lograse su atención, observó tumbado en su cama, el sofá fue el primer escenario, aunque solo fueron roces y toqueteos traviesos junto a besos apasionados y húmedos.

El calentón aumentó cada segundo, despojándose de cada prenda hasta quedar en tanga y bóxer, donde Lena se apartó del regazo de la rubia para comenzar con los preliminares, pero Kara insistió en ir a la cama. Ya no solo por su bebé, sino también para estar más cómodas. Recorrieron las escaleras en un tiempo récord. Nada más cruzar la puerta fue todo sincronizado; sabiendo lo que debían hacer, cómo dirigirse una a la otra y ya el resto es historia.

Pero se decían y se repetían en el transcurso de lo ocurría que esto era entre ellas, que eran favores porque eran amigas y que al saber que no volvía con Lucy, se lanzó para no meter mierda de por medio. No solo lo decía Lena, también lo insistía Kara para no ser descubierta.

Pero esto, lo que acaba de decir la pequeña Luthor, era una petición totalmente diferente.

Claramente habían librado toda la tensión, claramente ambas tenían el cuerpo satisfecho. Sin embargo, Lena pedía más guerra. Y no entendía por qué porque no era como si le pidiera un favor, no era como las anteriores veces en realidad. Ni siquiera cuando se quedó a dormir en su casa porque era Kara la que iba siempre detrás de ella y no al revés. Era una provocación de que quería repetir sin tener una excusa, que quería tomar la iniciativa, ni siquiera siendo amigas con derecho a roce.

Supo entonces que ella misma no estaba actuando bien porque, a pesar de ser consentido por ambas, estaba mintiendo solo para conseguir lo que quería, solo para tenerla cerca. Lo único malo que tenía Kara es que no tenía paciencia y quería saber qué era lo que realmente estaba ocurriendo entre ellas porque Lena acaba de afirmar todo lo contario; creo que ya había hecho demasiado.

Pensó en dos opciones, claro. Que Lena sentía algo, pero le daba miedo admitirlo. Pero se inclinó por la otra balanza. La ira corrió por sus venas cuando recordó sus relaciones anteriores. Pensó que a lo mejor se estaba equivocando, que no debía confiar en sus instintos ni en las palabras de nadie. Si la pelinegra no sentía nada, pensó que Lena estaba jugando con ella, parecía que solo se divertía sin tener en cuenta sus sentimientos y ya no podía aguantarlo más, a pesar de que sabía que se iba a chocar con la pared.

—No creo que sea buena idea.

—¿Hum? —Lena se dio la vuelta y alzó la ceja—. ¿Por qué no? Si nos lo pasamos bien... ¿no?

—Sí...

—Entonces, ¿por qué...?

—No volví con Lucy porque no se mereciera una segunda oportunidad —comenzó Kara tensando la mandíbula y Lena frunció el ceño—. Es más, lo pensé seriamente. Me lo suplicó de rodillas, cortando su relación con James e hizo todo lo que le pedí; que no me agobiase y que me dejara pensarlo. No me habló hasta que yo lo hice para romperle el corazón.

—¿Y por qué...?

—Porque me gustas, Lena, y no quiero jugar con nadie ni quiero engañarme a mi misma —confesó finalmente mientras se daba la vuelta para coger sus bóxers—. No quiero mentirte ni aprovecharme de la situación porque de verdad que al principio pensaba que era para nuestro disfrute, pero me he dado cuenta de que me convertí en una chica estancada porque mis sentimientos por ti no desaparecieron —se dirigió hacia la puerta y bajó la manija.

—¿Desde cuándo...?

—Eso no importa. Lo que importa es si me vas a dar la respuesta de qué hacer con ellos.

La rubia la miró por encima del hombro. Lena se quedó petrificada en realidad y Kara se tensó al no escuchar nada, mirando la puerta después de abrir. Cerró los ojos intentando no llorar, pero no pudo evitar que algunas lágrimas se derramasen por sus mejillas. Y la pelinegra quería decir que sí, que tenía una idea de lo que quería, pero tenía miedo. Muchísimo miedo en realidad. A pesar de que las palabras de Andrea pasaron por su mente, su promesa fue la que habló por ella.

—No quería jugar contigo y siento...

—Entonces es mejor que te vayas. No quiero repetir la misma historia... —sentenció Kara pasando por la puerta y cerró sin mirar atrás porque, aunque no hubiese sido clara, lo había dado a entender.

.

La cabeza de Lena le daba vueltas. No había descansado bien. Llegó al punto de que se odiaba a sí misma. No paraba de pensar en que la definición de la palabra era: cobarde. Ella podía ser dura, fría y estricta, pero era demasiado cobarde para coger una oportunidad y lograr un cambio en su vida.

Se dirigió hacia la sala de profesores entre suspiros, pero con dos cafés con la esperanza de arreglarlo, o de que lo arreglarían en un futuro. Quizá debería disculparse con Kara por todo lo que le está haciendo pasar sin querer, quizá debería cortar la relación para no hacerle más daño por mucho que le doliese perderla o quizá debería insistir en ser amigas y lograr que poco a poco lo fueran de verdad porque realmente le había cogido cariño después de todo lo que han pasado.

El autoengaño también lo llevaba bien, pero la ignorancia le hacía ser un poco más feliz o, mejor dicho, menos triste. Quizá debería meterse un guantazo ella misma y aceptar lo que realmente siente, pero siempre había ese algo en su pecho para que no lo hiciese.

Abrió la puerta y, como era de esperar, la rubia no estaba ahí. Suspiró de nuevo, yendo a su sitio y dejó el café encima de la mesa. Le había mandado mensajes, claro. Pero la rubia fue cortante. Ni siquiera le contestó a los de esta mañana cuando le preguntó si quería café en el descanso.

—Hey, ¿y esa cara de perro mojado? —preguntó Winn entrando por la puerta y Lena volvió a suspirar.

—Nada... ¿Cómo es que estás tú por aquí? —cuestionó cambiando de tema para distraerse y el moreno frunció el ceño sin comprender.

—¿No te lo han dicho? Qué raro...

—¿El qué?

—Lena, Kara ha sufrido un pequeño accidente esta mañana con el coche y...

Nada más decir eso Winn, la pelinegra se puso rígida a tal punto de que no podía moverse. A pesar de que el moreno siguió hablando, Lena ya no le escuchaba. Simplemente se levantó por puro instinto, sintiendo como el corazón se hundía por dentro. El hombre paró de hablar al verla tan pálida, preocupado, pero no logró decir nada más cuando salió directamente de la sala de profesores.

.

—Mamá...

—¿Qué ocurre, hija? Todavía es demasiado temprano y yo ya me he jubilado, ¿recuerdas? —gruñó somnolienta, aunque bromeando.

—Mamá, por favor...

—¿Lena? —se irguió de la cama al escucharla tan desesperada—. ¿Qué ocurre? ¿Estás llorando?

—Necesito que me hagas un favor... Lo necesito ya... —balbuceó como una niña perdida, limpiándose las lágrimas sin parar de andar—. Necesito que llames al hospital y des con Alexandra Danvers, de traumatología... Necesito saber cómo está Kara, por favor.

—No cuelgues, puede que tarde unos minutos —contestó sin preguntar al escuchar los sollozos de su hija.

—No, estoy a dos manzanas de tu casa... —explicó brevemente y Lillian asintió antes de que la pelinegra colgase—. Joder... Por eso no me contestó a los mensajes... —susurró poniéndose la mano en el corazón, intentando que apretara menos.

Solo pasaron cinco minutos cuando la pelinegra tocó rápidamente su puerta más de tres veces. Lillian abrió y Lena se encogió en su sitio cuando vio su rostro apenado. Sin poder evitarlo, comenzó a llorar, cerrando los ojos en el proceso y se abalanzó sobre sus brazos.

Su madre abrió los ojos de par en par, sorprendida sin comprender la actitud de su hija, pero la condujo hacia dentro al ver que ahora mismo no podía ni escucharla ni hablar. Llegaron al salón donde Lionel estaba ahí de pie, alzando la ceja también sin entender nada después de que su esposa le contara todo, pero Lillian agitó la mano para que la dejaran a solas y él comprendió, marchándose sin rechistar.

—Oye... —susurró dejándola en el sofá y se sentó junto a ella—, Kara no se encuentra en el hospital. ¿Por qué...?

—¿Cómo...? ¿Eso quiere decir...?

—Su hermana me dijo que llegará pronto a casa —aclaró Lillian arrugando la frente.

—¿Qué? —dejó de llorar ipso facto, dejándola con la boca abierta. ¿Cómo es que había tenido un accidente y había logrado irse tan pronto? Ahora ella sí que estaba totalmente confundida.

—No lo entiendo, Lena. ¿Por qué estás llorando exactamente?

—Porque Winn me dijo que ella...

—¿Qué ella ha tenido una avería en su coche y le ha dejado tirada en medio de la carretera? —explicó su madre observando sus ojos cristalinos y Lena apartó la mirada, poniendo la mano en su cabeza y entonces las palabras vinieron.

Y consiguió llegar a pesar de que su trozo de chatarra la dejara a mitad de paso. Se dirigió a la oficina de Cat después de dar las clases para pedirle el favor de que yo sustituyera sus horas de descanso porque, como tenía dos seguidas, quería aprovechar en ir al taller y he dejado que mis alumnos estudien para la recuperación. ¿A qué soy un buenazo? ¿Lena? Lena, ¿estás bien, te pasa algo? —decía Winn de fondo en aquella sala de profesores y entonces lo entendió todo.

—¿Por qué estás llorando exactamente, cariño? —esta vez susurró dulcemente cogiendo sus manos y Lena la miró, dejando escapar algunas lágrimas.

—Porque yo pensaba... Ella me confesó que sentía algo por mí y después de esto... No acabamos muy bien y... Es decir, yo... —balbuceó mirando hacia abajo, viendo sus manos entrelazadas y observando como las pequeñas gotas caían sobre ellas—. No... No se lo merece...

—Lena... —cogió su barbilla y barrió sus lágrimas con cariño porque sabía perfectamente por sus palabras que no se trataba de Kara—. Él no va a volver.

Su madre acunó la mano en su mejilla y la pelinegra se destrozó por dentro, sin evitar llorar. Esta vez Lillian se acercó y rodeó sus brazos sobre su cuerpo para atraerla y abrazarla, dejando de que su hija se deshiciera en ella. Fue entonces la primera vez que por fin habló después de hace un año, sacando toda la ira, rabia, angustia y dolor que tenía dentro.

—Lena, mi niña... —se separó de ella y la miró con ternura—. Creo que ya es hora de seguir adelante.

—Pero yo prometí...

—Lo sé, sé lo que prometiste, pero lo que hay aquí —apuntó con su dedo en el pecho, justo en el corazón— es mucho más fuerte que cualquier promesa. Y créeme que él está orgullosísimo de lo que has logrado, de cómo has crecido y de que Kara sea esa persona que ocupe toda tu parte izquierda...

—Pero... ¿cómo sabes lo que siento? —preguntó en un susurro cuando escuchó a su madre dando por entender ese hecho.

—No hacía falta que me lo dijeses —confesó su madre cogiendo nuevamente sus manos y Lena la miró sorprendida—. Lo sentí cuando te vi ayer, cuando te vi a su lado, cuando vi a esa niña salvaje que me irritaba, pero que me hacía feliz también. Y lo supe porque por fin te vi reír tan sinceramente con esos ojos tan brillantes que aluciné y me alegré tanto que dejé caer el plato —explicó casi echándose a reír y miró como su hija sonreía—. Porque sabes que es ella, ¿verdad?

—Lo sé, lo es...

—¿A qué esperas entonces? Me muero de ganas por verla otra vez, realmente me cayó bien desde el primer momento —bromeó relajando a su hija y ésta sonrió, levantándose, pero abrazó a su madre rápidamente.

—Gracias, mamá. Gracias...

Ella, por fin, aceptó sus sentimientos. Admitió entonces que todo lo que había hecho era para refugiarse porque no era capaz, pero se había dado cuenta de que estaba equivocada. Ella era capaz de todo con Kara al lado y tuvo la esperanza de remediarlo antes de que fuese demasiado tarde.

.

La rubia llegó a casa un rato después de acabar con el taller. Se cambió rápidamente, aunque desanimada porque había perdido su querido trozo de chatarra. También estaba tensa porque había recibido varios mensajes de Lena y no era capaz de decirle que no le hablase por ahora porque le tenía mucho afecto, pero tenía que hacerlo por su bien. Tenía que cortar de raíz.

Bajó las escaleras acariciando al perro de paso. Todavía le quedaba media hora antes de partir, así que aprovechó para preparar del desayuno y sacar a Chico un rato antes de regresar a su última hora de clase. Se dirigió a la puerta, con la tostada en la boca, pero frunció el ceño cuando el perro tiró de ella, ladrándole a la puerta y justo llamaron.

—Hola... —susurró Lena, poniendo el cuerpo para recibir al gran Golden, aunque no fue mucho cuando Kara tiró de él firmemente.

—¿Qué haces aquí? Si todavía...

—¿Podemos hablar?

—Lena... Lo siento, pero creo...

—Por favor...

—No, lo siento... —soltó tajantemente haciendo estremecer a la pelinegra— No quiero que me vengas otra vez con lo de ser amigas, de que te da pena esta situación después de lo que hemos logrado y de que estábamos bien, que estaremos bien. Ambas sabemos que, siendo amigas o enemigas, habrá cierta tensión y volveremos a caer y no quiero que se convierta en un bucle. Realmente es tu culpa de que me sienta tan confundida en realidad después de pensar en todo. Lo de Lucy, lo de James, lo de Diana... y no quiero seguir luchando por algo inalcanzable, aunque más bien imposible. Así que o aportas o te aparto porque...

—¿Ya no sientes nada por mí? —preguntó en un susurro y Kara la miró incrédula.

—¿Te lo estoy diciendo como si no sintiera nada? ¿Qué de un día para otro se me van mis sentimientos? ¿Eres tonta o qué?

—Sí, lo soy.

—Pues que sepas... Espera, ¿qué? —intentó dar más guerra, pero se detuvo cuando Lena afirmó su última pregunta.

—Soy una tonta, o una idiota, o una estúpida como me llamabas siempre porque no he hecho nada más que huir y huir y huir —sus ojos se volvieron cristalinos, pero no dejó de mirarla a los ojos—. No he hecho más que encerrarme en un caparazón que ahora está totalmente roto por ti. Me prometí tantas cosas que entendí al fin que no fui yo quien las rompí, sino que tú lo hiciste por mí. No hice más que encerrarme en una jaula cuando tú me abriste la puerta y tenía tanto, pero tanto miedo a salir que no me di cuenta de que contigo consigo la libertad.

—Lena, no juegues conmigo porque te de pena o porque...

—No eres una chica estancada, Kara. No lo eres porque yo siento lo mismo por ti.

Comenzó a llorar sin poder contenerlo, tanto sintiendo una presión en el pecho con el miedo al rechazo como el alivio de por fin soltarlo. Agachó la cabeza cuando Kara no dijo nada, pero la rubia todavía estaba procesando la información. Todavía le costaba creérselo, a decir verdad. Sabía que estaba poniendo su corazón en ello, pero era todo tan repentino que le costaba creerlo.

—¿Cómo sé que me estás hablando en serio? —preguntó en un susurro momentos después, llamando su atención y se acercó a ella—. ¿Cómo sé que mañana no te vas a arrepentir de esto y me dirás que seamos tan amigas como siempre?

—Porque te voy a querer tanto como te han dañado —exhaló nada más coger sus manos y la miró—. Incluso más que eso —miró como Kara respiraba hondo y la pelinegra entrelazó sus dedos—. Y no te lo voy a prometer, te lo voy a demostrar... si me das una oportunidad.

El silencio se instaló en la habitación. Lena agachó la cabeza cuando Kara apartó sus manos y se dio la vuelta. La pelinegra pensó que ya estaba todo dicho. Si no le dio una oportunidad a Lucy, ¿por qué se lo debería dar a ella después de lo que le ha hecho pasar? Era injusto, pero a la vez lo era. Así que se limpió las lágrimas, intentando coger los pedazos de su corazón roto y se giró para salir por la puerta.

—Solo si admites que soy graciosa —le llamó Kara la atención y Lena la miró por encima del hombro—. Solo te daré la oportunidad si lo admites, venga... —le dedicó una sonrisa llena de lágrimas y el corazón de la pelinegra volvió a latir, feliz.

La pelinegra, a pesar de la petición, se dirigió abalanzándose hacia ella para besarla donde Kara la recibió con los brazos abiertos. Porque ahora sí que sí estarían bien. Ahora sí que sí no había nada que esconder. Ahora sí que sí podían ser feliz.





















A menos que........................................

Continue Reading

You'll Also Like

5.4M 344K 36
Aimi intenta hacer feliz a todos sus amigos pero nada lograba hacerla feliz a ella. Pensaba que su vida siempre sería así. Ella es la típica chica en...
26.2K 1K 37
La mire a los ojos y le dije: -"Mi pequeño angel, si te quedas conmigo puedo protegerte.."- Podia ver el deseo en sus ojos, ella me llamaba. IMPORTAN...
27.6K 2.6K 26
Emma y Regina en la plenitud de sus vidas deciden contar la historia que las unió desde la inocencia de la niñez, la rebeldía, los sentimientos a flo...
419K 37.1K 43
Lena Luthor asistirá a la boda de su hermano Lex en metropolis, sin embargo el mundo se le viene encima cuando se entera que su ex prometida a la que...