¡7100 visitas! No me puedo acabar de creer que esto me esté pasando, ¿en serio tantas? Es una meta mucho más grande de lo que nunca imaginé. Cada vez esto se hace más grande y cada vez 'Seis hermanos' llega a más gente y no puedo estar más feliz. Os agradezco muchísimo a tod@s los que leéis a diario, a los que comentáis, a los que votáis... a todos, porque si ahora mismo sigo escribiendo es gracias a todos los que me ayudáis a que este proyecto salga adelante.
Os cuento que a Seis hermanos, le quedan alrededor de unos veinte capítulos para que acabe y no tengo pensado hacer segunda parte, así que está historia concluirá aquí, aunque, quién sabe, a lo mejor, al cabo de unos meses de concluirla me apetece seguir. Mi idea no es esa, así que cuando acabe esta subiré inmediatamente otra bastante distinta a esta. No voy a dejar de escribir, únicamente me comunico para que lo tengáis presente.
Gracias a tod@s una vez más y aquí viene mi recompensa por haberme llevado esta enorme sorpresa. Gracias por creer en mí.
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-¿En serio? ¿Joyce Pharrells? Tu no eres consciente de la sueños eróticos que he tenido con él- dice María y yo suelto una carcajada.
Veo de reojo como nombre de perro y sus secuaces me miran. Ella me envía una mirada de soslayo pero la ignoro, solo de mirarla me acuerdo del momento tan bochornoso que pasé el viernes por la tarde. Me quiero morir solo de imaginarlo.
-¿Y qué vas a hacer?- pregunta emocionada Aubree -O sea, ¿qué vais a hacer?- recalca el "vais" y eleva las cejas una y otra vez, yo solo río.
-No lo sé- me encojo de hombros -Es algo... complicado- finalizo.
-¿Qué pasa? ¿No te gusta? Por que si es eso, me voy a saltar la regla de las amigas y yo seré la encargada de animarle cuando le rompas el corazón- estallo en risas por sus ocurrencias.
-No, no es eso, Joyce es muy guapo- aclaro.
-Peeeeero- dice Carlena.
-Pero estoy en el punto de mira de mi hermano Ence- les cuento.
-¡Que le den a tu hermano, tía, es tu vida!- me dice.
-Me he peleado cientos de veces con él, sé que el día que llegue con un chico a casa no le gustará pero hará un esfuerzo, en cambio si es, prácticamente su hermano el que semete conmigo...- me corta María.
-Le matará- dice.
-Sí- le digo -Por eso de momento quiero llevar esto con calma- les cuento -Así que, os pido que este rumor no salga de aquí, por favor- les ruego.
-No te preocupes- dice Carlena.
-Sí, tu romance está a salvo con nosotras- yo río por sus comentarios, nunca pensé que estas chicas se podrían transformas en amigas tan cercanas para mí.
Se acaba el instituto y me despido de ellas para salir al exterior. Mi hermano no ha podido venir hoy, por lo que me toca ir en autobús hasta casa. La parada de autobús no está demasiado lejos del instituto, a un par de minutos andando, tal vez.
-¿Cómo sigue tu brazo?- me giro sobresaltada hacia el lugar de dónde proviene la voz. Un callejón pequeño, en el que hay una sombra apoyada en el lindar de una puerta cerrada.
Entrecierro mis ojos y me muevo, para descubrir que es Blake a quien pertenece esa voz que me sonaba bastante. Ruedo los ojos y sigo mi camino.
-Bien- digo seca, sigo mi recorrido hacia la parada.
-No viniste- me dice. Yo solo chasqueo la lengua.
-¿Qué se supone que haces aquí exactamente?- me paro a mirarle y su mira parece de sorpresa cuando le hablo de esa manera tan severa.
-¿Acaso no me puedo interesas por tu herida?- me pregunta burlón.
-No, no puedes- ladro -Déjame en paz, ni si quiera sé porqué estoy hablando contigo cuando apenas te conozco- y dicho esto, reprendo mi marcha hacia la parada, que ya puedo divisar desde mi situación.
-Pues parecías no tener problema en meterte en mi cas ael otro día- me está siguiendo, puedo oir sus pasos detrás de mí.
-¿Qué parte de déjame en paz no entiendes?- ni si quiera me giro a mirarle, simplemente sigo mi marcha.
-Déjame en paz- se intenta burlar de mí. Mantén la calma, y no te sulfures.
-¿Que pretendías? ¿Que fuese a tu casa, me quitases los puntos y te lo agradeciese con una mamada? ¿Eso querías?- vale, ahora sí que he medio estallado.
Su mirada cambia, ya no pretende reirse de mí.
-Iris- me dice y me agarra de la muñeca cuando camino hacia la parada, de nuevo -Sólo quiero conocerte, me pareces una chica interesante, eso es todo- se encoje de hombros.
Me quedo mirándolo en silencio, intentando descifrar que es lo que maquina en su mente de doctor primerizo.
-Tengo que irme- le aviso -Se me va a escapar el autobús- le digo.
-Dime que volveremos a vernos- le dedico una mirada de soslayo, si no le digo que sí no va a soltarme.
-Está bien- me suelta y sonríe satisfecho.
me largo trotando hacia la parada de autobús y me niego a girarme. Qué chico tan raro...Llego a casa y me meto en mi cuarto. Lo único que ocupa mi mente es lo raro que es el maldito Blake, aunque... Tal vez no me vaya nada mal tener un amigo que sea un hombe, de nuevo, supongo. Ryan no puede ser objetivo en cuánto a mis problemas si tengoe nc uenta que mi hermano es su mejor amigo.
Algo me despierta de mi trance y observo que mis ejercicios de matemáticas siguen sin estar hechos.
-¿Sí?- pregunto al otro lado del teléfono.
-Hey- oigo la voz de Joyce al otro lado del teléfono, y realmente me sorprendo de que sea él quién me esté llamando.
-Hola- digo.
-¿Qué haces?- me pregunta.
-Mis deberes de matemáticas- me llevo el lápiz a la boca -O, al menos, eso intento- le digo y escucho una risa al otro lado del teléfono.
-¿Te apetece salir a cenar esta noche, o algo?- me pregunta.
-Mmm... Sí, porqué no- le contesto.
-Guay, ¿a qué hora paso por ti?- me pregunta.
-Tu mejor, espérame donde acaba el camino de tierra- le pido, y de nuevo suelta una risa.
-De acuerdo, hay que ser precavidos- me suelta y río con él.
-Sí- carcajeo.
-Bien, nos vemos luego- me dice -Adiós- se despide.
-Adiós- y dicho esto, la llamada se corta.
Bien, Iris, tienes dos horas para acabarr quince ejercicios de matemáticas, ducharte, ponerte algo decente y salir con una excusa que no sea demasiado cantona para mis hermanos, o simplemente, salir sin más. Acabo después de una hora y media tras darle mucho al coco, las matemáticas, sin duda alguna, no son mi fuerte. Joder, cómo las odio, que ganas tengo de acabar este maldito año en el instituto y empezar la universidad para olvidarme por siempre jamás de los números.
Elijo unos vaqueros muy estrechos por el tobillo, unas zapatillas de suela blanca y una camisa a cuadros negra y blanca, ya está empezando a refrescar, pero de todas maneras, se puede salir a la calle eprfectamente sin chaqueta. Me maquillo con labial rojo y algo en mis ojos.
Bajo a la planta baja, y, por suerte, ni Ence ni Gus andan cerca. Voy a la cocina y observo como mi madre está preparando la cena.
-Mamá, saldré a cenar con unos amigos del instituto, ¿está bien?- le pregunto.
-Claro cielo- me dice -Pero no llegues muy tarde, mañana tienes que madrugar- y dicho esto, asiento, le doy un beso en la mejilla y desaparezco.
Salgo afuera con el mini bolso negro en el que llevo el móvil, las llaves y la cartera. Me encamino hacia el terroso camino, observo ya allí, una camioneta negra y un chico
Pico en el cristal y el mira desde dentro, tenía el teléfono en sus manos. Sonríe y me indica que acaba de abrir la puerta. Me la abre desde dentro y paso, él me sonríe cuando estoy en el coche. Lo del saludo, en casos como este, es un poco complicado, pero él opta por hacerlo sencillo para ambos y me da un beso en la mejilla, en la que yo únicamente sonrío. Cuando coge carretera hacia la ciudad.
-¿Y a dónde vamos a cenar?- le pregunto.
-Había pensado en Ginno's, ¿está bien?- me rpegunta sin despegar la vista de la carretera.
-Sí, muy bien, me apetece algo de pizza hoy- le digo, y me sonríe.
Llegamos al restaurante y cogemos una mesa cualquiera. La situación no es que sea incómoda, digamos que estoy cenando con un amigo que a la vez, me atrae mucho.
-¿Cómo han ido los deberes?- me prgeunta, mientras esperamos a que traigan los pedidos.
-Cómo la mierda, odio las matemáticas- le digo, y suelta una risa.
-Lo sé- me dice -Ya te queda bien poco de aguantarlo- me dice.
-Así es, estoy deseando que llegue ya mayo- vuelve a soltar una risa.
Traen lo ordenado y comemos meintras me río porque el hilo de queso, cae en su barbilla, al parecer quema y él monta un estropicio en la mesa. Pese a las broncas, Joyce es muy buen chico, muy, muy buen chico.
Llegamos a mi casa, tras una velada muy agradable, me bajo del coche, y él conmigo.
-Bueno- me dice -¿Lo has pasado bien?- pego dos pasos hacia mí y lo tengo prácticamente encima.
-Sí- asiento y le sonrío.
Coloca un mechón de pelo detrás mi oreja, y con media sonrisa en la cara, poco a poco se acerca a mí. coloca su mano en mi nuca y funde sus labios con los míos. Es lento y pausado, me gusta, besa muy bien. Se aparta de mi y me acaricia la cara.
-¿Crees que podrás volver a escaparte de la guarida Parker mañana?- suelto una risita.
-Lo intentaré- río.
Me marcho y se queda en el sitio hasta que entro en casa. Subo a mi cuarto y suspiro tras cerrar la puerta. Madre mía, Joyce y yo. Esto va a dar de hablar.