Se nos da bien odiarnos | Sup...

By ChicadeOtroRollo

757K 57.1K 28.6K

El prestigioso National City High School siempre contó con la excelente Kara Danvers, profesora de literatura... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35 [Epílogo]

Capítulo 22

19.2K 1.4K 682
By ChicadeOtroRollo

—¿Y no habéis discutido como dos niñas pequeñas desde hace tres días?

—Nop. Quiero decir, nos hemos gruñido, claro... No todo iba a ser de color de rosa, pero se nos ha pasado de inmediato y hemos seguido con lo nuestro... Más relajadas, ¿sabes? —explicó Kara nuevamente y Nia sacudió la cabeza, atónita al volver a escucharlo.

—¿En serio os habéis contenido a ofenderos y a insultaros? —preguntó un poco decepcionada porque le encantaba verlas así. Kara asintió de nuevo—. A ver que yo me entere bien y esta vez definitivamente... ¿Me estás diciendo que después de todo estos meses, Lena y tú habéis conseguido ser amigas de verdad y habéis dejado las tonterías sin sentido a parte? —repitió su mejor amiga cogiendo su café.

—Sip.

—Sin embargo, dices que sigue con esa actitud insoportable, distante, dura o fría, aunque no solo contigo, sino con todos... como "siempre".

—Yep —volvió a asentir Kara.

—Pues normal —frunció el ceño sin comprender lo último antes de beber un sorbo de su café y Kara la miró indignada.

—¿Cómo que normal? Acabamos de hacer las paces y sigue siendo una amargada. Pensaba que se iba a alegrar un poquito e incluso que al menos daría un poco de tregua con nuestros alumnos.

—Kara, solo han pasado tres días, aunque... —alzó la ceja inquisitivamente hacia ella y la rubia sacudió la cabeza.

—Y tres días que la he tenido que aguantar con sus quejidos —interrumpió con un gruñido—. Pensaba que íbamos a llevarnos un poco mejor... Aunque bueno, lo cierto es que ahora me ignora cuando cuento chistes malos o comento algo gracioso. Antes me llamaba de todo menos divertida —espetó cansada volviendo a coger su café y Nia se echó a reír.

—¿Por qué me da que estás exagerando? —preguntó con una sonrisa y la rubia la fulminó con la mirada entre que bebía un sorbo—. Vale, vale, no me mires así. ¿Quieres saber mi humilde opinión?

—Por favor —pidió después de exhalar e hincó sus codos en la mesa para escuchar a Nia.

—Creo que Lena es así. Pero no así de amargada, sino de seria y responsable. Quiero decir... Está en su lugar de trabajo y seguirá teniendo esa actitud hasta con sus compañeros. Probablemente en cualquier otro lugar sea un poco menos amargada, como tú dices. Además, me dijiste que bailó cerca de ti en aquel pub y habéis jugado al billar en el hotel que hasta te echaste unas cuantas risas y no erais ni amigas, ¿no? Pues ahí lo tienes —razonó llamando la atención de la rubia. La verdad es que su mejor amiga era muy lista después de compartir varias cosas sobre Lena en estos últimos días, aunque obviando lo evidente y desviando algunos detalles porque no iba a echarle más leña al fuego.

—Quizá sea así... —suspiró mirando su café y Nia asintió. Después de un silencio, la rubia agitó la cabeza y miró a su mejor amiga—. ¿Sabes que me voy a proponer? Sacarle de esa aura amargada y conseguir que, al menos, sonría un poquito.

—¿Por qué tanta molestia? —alzó la ceja intermitentemente y Kara casi se atragantó porque claramente su amiga lo estaba insinuando indirectamente.

—Porque realmente me parece una mujer con cierto potencial e interesante y que, aunque tiene un sentido del humor muy peculiar, lo tiene ¿sabes? —se excusó haciendo una mueca y Nia asintió con una sonrisa ladina—. Incluso diría que es amable y buena persona... —prosiguió recordando la conversación que tuvieron—, y me da pena que tenga esa cara de yeso y siga comportándose como una idiota. Ahora somos amigas, ¿no? —siguió explicando más para sí misma que no miró el rostro de su mejor amiga—. Por eso, si consigo llegar a ella con mi encanto Danvers, te aseguro que derretiré ese corazón de hielo que tiene y todos me darán las gracias.

—Kara...

—No, en serio. Te juro que dejará de estar siempre de malhumor cuando vea que no se le va a caer la cara por sonreír un poquito —asintió contenta con una sonrisa tomando un sorbo de su café, pero frunció el ceño al ver a Nia—. ¿Qué pasa? —preguntó antes de volver a su taza para terminar el restante, pero no lo consiguió.

Un golpe seco en su espalda hizo que se derramase las últimas gotas hacia su camisa y la mesa. Tosió un poco y gruñó mirando hacia atrás, pero cerró la boca y tensó la mandíbula al ver que se trataba de Lena con una cara de pocos amigos. Tragó saliva, esperando las burlas dañinas o la ira Luthor y que por esto volviese todo a empezar como al principio. En cambio, ella volteó los ojos, inclinándose y acercándose a ella después de posar una mano en su hombro.

—Te dije que a los más idiotas les cuesta —comenzó con una sonrisa burlona y luego la miró, relajándose—, así que tendrás que esforzarte muchísimo —apretó los labios y Kara alzó las cejas, sonriente y aliviada.

—Eso es que tengo posibilidades —canturreó mirando a Nia que ella simplemente se quedó expectante, orgullosa de tener razón y sorprendida al ver la interacción de cerca porque claramente estaba yendo bien.

—No cantes victoria, Danvers —sacudió la cabeza irguiéndose, agitando la mano después y despidiéndose de ambas para pedirse un café.

—Tenía que escucharme cuando la "criticaba" y no cuando la elogiaba... Qué suerte la mía —se quejó con una sonrisa haciendo reír a su compañera—. Por cierto, Nia, ¿desde cuándo entiendes tanto a las personas? —preguntó sorprendida haciendo referencia a lo anterior—. Es decir, vale... Me ha roto la espalda, pero han acabado las clases y no ha sido tan... desagradable ni tan gruñona ni despreciable, ¿sabes? —cuestionó alegremente y Nia encogió de hombros con una sonrisa sabiendo a lo que se refería después de haberle contado algunas cosas. Segundos después hizo una mueca.

—Aunque ahora puede que la odies otra vez... —susurró su mejor amiga cogiendo su café para acabarlo antes de ir a clase.

—¿Por qué dices eso? —frunció el ceño mirando como Mike se acercaba para conversar con Lena.

—Porque ha manchado tu camisa favorita... —se mordió el labio levantándose entre que cogía sus cosas y Kara apartó la mirada para mirarse a sí misma.

—Vale... —respiró hondo reprimiendo un gruñido—. No es una razón para cargármela... Es solo una camisa, una prenda que se puede lavar con vinagre blanco... —suspiró la rubia intentando restarle importancia.

—Sí, pero es tu camisa favorita; la que te lo habías puesto para hoy porque luego ibas a comer con tu hermana a ese restaurante que tanto ansiabas después de tomarte este café —le recordó Nia y Kara la miró con los ojos entrecerrados.

—¿Estás intentando que me cabree con ella?

—No, para nada. Solo era una observación —hizo una mueca al ver la cara de su amiga—. Aunque confieso que te estoy poniendo a prueba y que de verdad estáis logrando ser amigas.

—Vale, te lo demostraré. Voy a ir a ella y le voy a decir amablemente que tenga cuidado la próxima vez.

Sin más, se levantó y se dirigió a ella. Nia se quedó observando desde la mesa, viendo a su amiga con una sonrisa puesta yendo hacia la pelinegra. Pero esa sonrisa duró unos segundos cuando llegó a sus pies y ambos profesores se rieron de Kara. La rubia, indignada, se cruzó de brazos y resopló señalando a Lena. Nia esperó el caos, pero, para sorpresa de todos, la pelinegra dejó la taza, marchándose y agitando la mano para que le siguiera mientras se despedían de Mike.

—¿Ves? —preguntó Kara en un susurro nada más pasar por al lado de Nia, siguiendo a Lena por detrás hasta desaparecer.

—Oye... —Mike apareció a su lado y Nia le miró—. ¿Qué me he perdido?

—Ahora son amigas —contestó directamente haciendo que el moreno se echara a reír.

—Sí, claro... —miró a Nia que tenía un semblante serio—. Espera... ¿en serio? ¿Por qué Kara ya no me cuenta nada?

—¡Pero si eres tú que siempre andas ocupado porque vas de un lado a otro agobiado y a veces no paras ni para mear tranquilo! ¿Cómo quieres que te cuente cosas, memo?

—Eso tiene sentido...

.

—Lena, en serio, no me pienso poner esta camiseta tuya —alzó la prenda casi echándose a reír de nuevo entre que se sentaba en el banquillo de los vestuarios del instituto, aprovechando de que hoy no había nadie para cambiarse.

Después de salir de la sala de profesores, la profesora Luthor la siguió por detrás para escuchar sus explicaciones queriendo saber por qué le regañó (amablemente) en la cafetería con ojos desesperados después de que Mike y ella se rieran de la situación y no dudó en ayudarla cuando Kara se dirigió a ella suavemente, a pesar de haber seguido siendo un poco dura y amargada en el día de hoy como había dicho su compañera a Nia. Lena realmente quería ser su amiga e intercambiaron algunas opiniones como anécdotas de estas cortas vacaciones.

—Te repito que no es mía, es de Diana —se cruzó de brazos poniéndose frente a la rubia ya que no paró de meterse con ella porque la camiseta ponía "Aclaremos una cosa: hetero no soy".

—No quiero preguntar por qué tenías esto...

—Ya te lo dije —espetó cansada. Sin embargo, no estaba irritada como de costumbre cuando Kara se ponía en modo cansina repetitiva con sus burlas e ironías. Incluso le pareció divertido la situación y claramente quería echarle una mano admitiendo de que tenía la culpa. Esto tampoco quería decir que ahora se fuesen a llevar estupendamente bien y no iba a abandonar su actitud estricta en su vida laboral, pero fuera de ella iba a pausar su malicia—. Se quedó en mi casa en fin de año y se dejó esa camiseta. Lo llevo en el bolso por si acaso porque es difícil quedar con ella.

—¿No tienes otra cosa?

—¿Me ves con cara de centro comercial?

—No. Sin duda tienes el de un mercadillo porque ofreces cosas baratas y feas... —se echó a reír entre que Lena volteaba los ojos y apartaba la vista. Cada vez se le hacía más difícil aguantar la risa—. ¿Y no podrías prestarme ese jersey bonito que llevas puesto? —preguntó con una mueca apuntando su torso y Lena negó de inmediato.

—Ni hablar. Eso es lo único que te puedo ofrecer. Además, solo es imaginarme que me manchas mi bonito jersey de lana y me entran ganas de matarte —se miró a sí misma con adoración y Kara la miró indignada.

—¡Pero si has sido tú la que has manchado mi preciada camisa! —chilló haciendo un puchero y Lena encogió de hombros—. ¡Debería estar matándote yo, pero no solo por esto —señaló su camisa—, sino que también estoy llegando tarde a mi almuerzo con mi hermana! —le recordó haciendo que la pelinegra se rascara la frente, asintiendo.

—Sí, de acuerdo. Tienes razón y por eso estoy intentando arreglarlo con lo único que se me ocurrió —suspiró al ver que se estaba quitando los botones de su camisa—. Lo siento —se disculpó y Kara se relajó, mirándola detenidamente.

—Cuando escucho decir que lo sientes es como si fuera un orgasmo para mis oídos —sonrió de manera burlona y Lena puso ojos en blanco.

—No te burles o...

No pudo continuar la frase cuando Kara se desnudó frente a ella, dejando ver su cuerpo tonificado y abdominales marcados nada más posar su camisa a su lado. Aunque no era un gran cambio corporal, parecía que había salido el doble estas vacaciones para hacer ejercicio. Y en efecto, fue al gimnasio y a correr media hora más de lo habitual ya que era su terapia para despejarse. Para Kara su boca abierta no pasó inadvertida y sonrió traviesamente mientras se levantaba, acercándose a ella.

—¿Te gusta lo que ves, bonita? —preguntó con diablura y Lena contuvo la respiración al tenerla tan cerca.

—No empieces...

—Oh, vamos, Lena —interrumpió sus quejidos mordiéndose los labios sensualmente—. Está claro de que te gustaría comerme ahora mismo... Un poco más y tengo que salir corriendo a por servilletas.

—Kara —le puso las manos en el pecho nada más ponerse enfrente de ella, cogiendo los tirantes de su sujetador como si eso fuera a controlar su nerviosismo—. Ya te lo admití... Eres atractiva y genial en la cama —confesó sin tapujos y la rubia se mordió el labio, aumentando su ego—, pero estamos tratando de ser amigas y pensaba que íbamos a dejar estas tonterías aparte. No hagas que me arrepienta y volvamos a estar como antes —advirtió echándose hacia atrás, pero Kara volvió a acercarse a ella.

—Bueno, ahora podemos ser amigas con derecho a roce —se burló haciendo suspirar a su compañera.

—¿Seguro que la sorda no eres tú? —vaciló negando con la cabeza y la rubia se echó a reír, cogiendo su cadera para tirar de ella hasta quedarse a centímetros.

—¿No me dijiste también que no te importaría repetir y que era divertido, Luthor? —ronroneó acercando la mano a su rostro para acariciarlo y Lena tragó saliva, cogiendo su muñeca, intentando rechazarla.

—Y no me retracto de lo que dije, pero no me parece buena idea, Kara —susurró suavemente, dejando sus manos para aferrarse a ella misma y la rubia paró de molestarla—. Sabiendo lo que sientes por mí, aunque te guste un poquito... —exhaló viendo como la pequeña Danvers cambiaba las facciones de su rostro y continuó—. Sé que soy dura de pelar, pero no soy mala persona y no me gustaría aprovecharme de la situación por muy bien que me lo pase o irresistible que seas. No quiero hacerte daño y no va a pasar como en las películas donde finalmente la chica dura se da cuenta de que también siente lo mismo —se sinceró haciendo que Kara apretara los labios, asintiendo lo que quería decir—. De verdad, no quiero que te hagas ilusiones si ves que hay algún afecto de cariño o algo así cuando seguramente lo que intente es arroparte para que tampoco pases frío o te haga un café antes de que te vayas, ¿sabes?

—Si accedes, créeme que eso no va a pasar —contestó sabiendo que esta conversación iba a suceder si le proponía algo así—. Ni siquiera lo había pensado como si fuera una táctica para ver si así conseguía algo, aunque fuese un poco de calor corporal —aseguró alzando la ceja de manera vacilante y Lena rodó los ojos por su insistencia.

—Kara, en serio, realmente pienso que no...

—No va a pasar, Lena —se separó de ella antes de interrumpirla y la miró después de cruzar los brazos—. De verdad... Eso es lo que más me gusta de ti, de que seas honesta conmigo, pero yo también lo seré contigo. A pesar de haber sido rechazada, mis sentimientos no crecen ni lo harán, sino que se anulan.

—¿Se anulan? —frunció el ceño sin entender y Kara suspiró.

—Tengo el riesgo de confesártelo porque puede que te burles y que no te importe en absoluto —comenzó sentándose en el banquillo entre que cogía la camiseta para cambiarse y Lena se acercó para escucharla—. O puede que sientas un poco de compasión por mí y te parezca triste o quizá ni me creas y pienses que intento algo como ya he dicho antes, pero no te lo voy a contar por eso, sino porque realmente quiero que veas que voy en serio cuando quiero ser solo tu amiga; con derecho o sin él —suspiró antes de ponerse la horrenda prenda y segundos después Lena asintió calmada, instando a que continuase—. No he tenido muy buena suerte en el amor y cada vez me mentalizo más con esas cosas para no ilusionarme ni hacerme daño. No quiere decir que sea fría porque cuando conozco a alguien nunca se sabe, pero sí que lo soy cuando he confesado y no ha salido como esperaba como me sucedió contigo o con Diana.

—Espera, ¿le dijiste a mi mejor amiga...?

—Sí, lo hice. No te habrá dicho nada porque, bueno, ella pensó que te molestaría porque pensaba que sentías algo por mí. Luego me di cuenta de que yo era la que lo sentía y ya el resto es historia. Incluso hablé con ella estos días y me pidió perdón por todo y es gracioso porque al final todas hemos quedado como buenas amigas —explicó brevemente sin dar muchos detalles porque tampoco iba a echarle leña al fuego y, aunque Diana no se lo dijo ni a ella ni a Lena, todavía seguía pensando en que su mejor amiga sentía algo por Kara, pero no quería presionar a nadie de nuevo y dejaría que el tiempo decidiera. La pelinegra apartó la mirada entre que suspiraba un poco aliviada—. Pero no solo eso —continuó la rubia momentos después—, también cuando alguien me ha dejado, no he ido detrás de esa persona como si buscara una segunda oportunidad porque sé que si se acabó es porque se acabó y no hay más. En conclusión; cuando digo que solo será para esto es porque de verdad solo será para esto.

—Pero... —hizo una mueca no muy convencida y Kara se levantó después de ponerse la camiseta, interrumpiéndola nuevamente.

—Para que quede más claro: solo será follar y nada más —aclaró estirándose y Lena respiró hondo ante la tentadora idea, deseando que fuera así—. Es como para complacernos cuando estemos tensas o cuando nos apetezca. Nada de mimos, nada de cariño. Y sé que me podrías decir que lo podrías hacer con cualquiera al igual que yo —se apresuró en decir cuando su compañera abrió la boca—, pero ya nos conocemos y sabemos manejarnos en la cama. Y no es por vacilar ni ser arrogante, pero estoy segura de que nadie te hará lo que yo te hago.

—Ya, lo sé... —admitió momentos después de un largo silencio, pensando, pero negó con la cabeza. A pesar de que la rubia tenía razón y le había confiado y asegurado las cosas, no le bastaba. Era una situación difícil, por no decir que era reciente, y si ya se odiaba por hacer estas cosas porque había roto su promesa una y otra vez, más se odiaría si la rubia se enganchara más y le hacía daño. Además, al comenzar el año se prometió de nuevo en hacer las cosas bien y realmente no quería sentir nada por nadie porque ahora temía que la rubia lograse sacarla de su zona de confort y aseguró que, si le seguía el juego, acabaría perdiendo—, pero debo rechazar tu oferta. De verdad quiero ser tu amiga y nada más...

—Está bien... Pues solo amigas entonces —suspiró Kara dejando de insistir, cogiendo su camisa manchada para ponérselo en su hombro y miró a Lena que tenía un rostro apenado, preocupada. Segundo después ella se echó a reír para calmar la tensión a pesar de que la pelinegra frunció el ceño como respuesta. Ésta luego alzó la ceja, preguntando no verbalmente porqué se estaba riendo—. Nada, que tú te lo pierdes, bonita —le guiñó un ojo y le sonrió, pero no para vacilarla, sino para que entendiera que no pasaba nada y Lena dejó escapar una pequeña sonrisa ladina, aliviada. Se giró luego para dirigirse a la salida y antes de irse, dijo—. Por cierto, gracias por la camiseta, pero creo que deberías cambiar de amigas. No te compensa cuando te presten ropa —se echó a reír antes de despedirse y desaparecer.

—Esta idiota... Me va a volver loca —suspiró Lena rascándose la frente mientras se mordía el labio, orgullosa de haber resistido a sus encantos y que la rubia no fuera insistente. Luego sonrió, pensó que había acertado y que de verdad lograrían ser amigas.

.

Después de un gran día, Kara llegó a casa agotada. Su día salió redondo: había almorzado con su hermana y luego habían ido juntas de compras con Ruby y Sam ya que, en un futuro no muy lejano, la pelirroja acabaría mudándose a su casa después de pasarse prácticamente todos los días enteros con ella y su hija.

A pesar de parecer de que iban rápido, realmente se lo tomaban con calma porque no iba irse ahora, sino dentro de unos pocos meses ya que irían viendo como estaría yendo la cosa, además de que la decisión la tomaron junto Ruby que estaba más que encantada con la idea. Adoraba a Alex como si también fuera Kara.

Nada más saludar a su pequeño Golden, se metió en la ducha ya que lo último que hizo fue correr como de costumbre. Se enjabonó y se quitó el sudor hasta tumbarse en la cama con el pijama puesto, dispuesta a dormir. Pero justo al cerrar los ojos, su móvil vibró, haciendo ruido al temblar en la madera de su mesita de noche.

Rodó sobre su costado con el ceño fruncido, pensando en que le había dado las buenas noches a Alex, asegurándose de que había llegado a casa, pero se encontró con un número desconocido. Primero pensó en Lena, pero sabiendo como es, ella ya estaría en el quinto sueño. Arrugó más la frente, pensando en que era tarde para una llamada anónima y deslizó el teléfono con curiosidad.

—¿Diga?

—¿Kara? —cuestionó una mujer por la otra línea.

—Sí, soy yo. ¿Quién habla? —preguntó achinando los ojos de manera pensativa porque le sonaba la voz.

—Soy Lucy —respondió de manera directa y la rubia apartó su teléfono con el ceño fruncido, mirando el número sin guardar e intentando descifrar aquella mujer.

—¿Lucy? —cuestionó segundos después y la morena asintió.

—Sí, ¿no te acuerdas?

—¿Esto es una broma o algo? Porque no conozco a ninguna Lucy y es bastante tarde. Quizá se haya equivocado —respondió de mala gana y la otra chica suspiró.

—Sí que la conoces, pero se fue tan rápido que no pudiste preguntar por su nombre —se echó a reír y la rubia resopló, todavía sin comprender—. Soy la chica del bar. La mujer que pagó un hotel para nada porque se piró a trabajar —aclaró finalmente haciendo que la rubia abriese los ojos de par en par.

—Oh, Dios mío... ¡Es verdad! —chilló finalmente aliviada al saber que era ella y Lucy se echó a reír—. Sinceramente pensaba que te habías olvidado de mí —confesó la rubia segundos después, aunque feliz por recibir noticias suyas, riéndose luego cuando la morena exhaló.

A pesar de que la pelinegra le hacía tilín, Lucy realmente le pareció una mujer fascinante. Es verdad que no pensó en ella después de toda la movida que tuvo con la pequeña Luthor, pero al saber de ella... se sintió genial de que alguien por primera vez fuese detrás suya a pesar de haber pasado un poco de tiempo.

Además, Lucy era una de esas personas que soltaban una sonrisa junto con una charla amena e interesante y ya te tenía enganchada. Más o menos como le pasó con Diana, aunque claramente no era igual porque la situación era diferente. Y, aunque dijese que no se ilusionase con nadie, era imposible con esta mujer y más cuando siguió hablando.

—Sí, lo sé, es lo que parece —susurró la morena y la rubia notó como hacía una mueca por la otra línea—, pero te juro que tengo una gran explicación para ello —se apresuró en decir y Kara sonrió, mordiéndose el labio al sentir que, aunque no le había llamado, había pensado en ella todo el rato hasta ahora—. Si quieres escucharlo, claro.

—Por supuesto. Sorpréndeme —se tumbó poniéndose cómoda mirando al techo, escuchándola con atención.

—Cuando me llamaron en aquel momento pensaba que solo iba a currar ese día, pero resultó que tuve que estar de guardia todas las navidades porque nuestro sargento y supervisor había partido para una misión extraoficial —explicó de manera directa y Kara asintió a todo lo que decía—. Por lo que me cambiaron el horario y solo tenía vida por la noche. Pensé en ese momento que, aunque te llamase, sería imposible quedar contigo. Es decir, claro que lo hubiese hecho, pero no quería quedar para tomar un café o charlar mediar hora... Realmente quiero quedar contigo porque me gustaría conocerte. Una cena, salir a cualquier bar, ir al cine... Lo que tú quieras, pero pasar el día contigo —soltó sin tapujos y Kara respiró hondo, alegrándose de que no hubiese cambiado de opinión y de que fuese tan directa, sin rodeos—. De verdad que me pareciste interesante, risueña y divertida además de guapísima —susurró con encanto haciendo que el corazón de la rubia aleteara agradablemente—. También quise mandarte un mensaje de texto, pero no sabía si era lo correcto y tampoco iba molestarte... Además, los mensajes se malinterpretan y no quería sonar como si me hubiese burlado de ti o algo parecido. Así que decidí esperar y llamarte para decírtelo todo directamente y, con un poco de suerte, me escuchases.

—Vaya, pues la verdad es que me alegro de que haya sido así y que no hayas pasado de mí —se echó a reír y Lucy se rio con ella, disculpándose de nuevo—. Tranquila, lo entiendo y lo comprendo, puede que yo hubiese hecho igual —se mordió el labio y sintió la sonrisa de la morena por la otra línea—. Por cierto, ¿todavía estás trabajando? —preguntó con curiosidad porque sonaba un poco de eco y adivinó cuando la morena asintió.

—Sí, lo estoy. Es más, te estoy hablando desde el vestuario porque me voy a cambiar para trabajar, pero esta va a ser mi última noche y como te dije... te llamaba... porque quería saber si... te gustaría quedar algún día... para compensarte mi falta de atención... aunque eso es una excusa porque realmente quiero quedar contigo y conocerte... Solo si aún estás disponible, si te parece bien y si quieres, claro... —expresó entrecortadamente, como si fuera una adolescente con un poco de vergüenza y la rubia se echó a reír con su ternura.

—Me encantaría —susurró finalmente mordiéndose los labios.

—¿¡Sí!? Es decir, ¡genial! ¡Perfecto! —chilló de alegría haciendo que Kara tuviese una sonrisa boba pintada en el rostro—. ¿Cuándo?

—¿Te parece bien el sábado a las seis?

—Más que perfecto.

Continue Reading

You'll Also Like

Kieran By Nefertari_KL

Mystery / Thriller

81.7K 8.3K 22
Yo, he disfrutado literalmente de la humanidad, del glorioso sabor del conocimiento y la verdad que nos construye, sabiendo de mis capacidades de enc...
7.8M 466K 96
Esta es la historia de Katsuki Bakugou y _____. Dos adolecentes con una misma meta, ser héroes profesionales, pero también un mismo sentimiento. ¿Qué...
1.9K 98 15
-¿Que estarías dispuesto a hacer por amor?- Lena sonrió ante la pregunta de su amada, y tomando suavemente su mano contestó con una sonrisa sincera...
177K 22.8K 48
Por un caso que esta investigando la aurora Hermione Granger llega a la mansión Malfoy en busca de su ex compañero, llevándose la sorpresa de que el...