Skater Boy || Yoonmin

By Yrichuu

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; Un chico Skater se enamora de Park, el joven más lindo de la universidad por su forma de hacerte temblar co... More

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doce
trece
catorce
quince
dieciséis
diecisiete
dieciocho
diecinueve
veinte
veintidos
veintidos
veintitres
veinticuatro
veinticinco
veintiseis
¡Final!

Epílogo.

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By Yrichuu


Aunque no fuera su día especial, YoonGi no pudo no despertar ese día más emocionado de lo normal. Siquiera que fuera lunes le hizo abrir los ojos con pereza, era trece de octubre, el cumpleaños de JiMin, su novio. 

Era el primer cumpleaños que pasaba a su lado dentro de la relación, pronto, en un mes y poco más, harían un año como pareja formal. Parecía ayer cuando se sentía tan tímido que tenía que irse montado en su skate cada vez que por coincidencia sus miradas chocasen en los pasillos de la universidad. 

El peliblanco se levantó de un salto para dirigirse al baño, necesitaba una ducha antes de salir por la puerta camino a la universidad. Con su teléfono apoyado en el lavamanos reproduciendo << American idiot. >> de Green Day el pálido se ducho y lavó su cabello, preocupándose en no tardar demasiado, no podía llegar tarde... Problemas de que tu chico fuera el joven popular de la universidad.

Había dejado la ropa en la silla de su escritorio la noche anterior, así que solo le hizo falta colocársela sin pensar demasiado. Primero se puso un polerón blanco, para luego colocarse encima una chaqueta holgada y gordita para el frío de pana color chocolate oscuro. Sus pantalones eran negros y sus zapatos eran unas nike jordan marrones y blancas. 

No olvidó sus cadenas y los diversos aretes de sus orejas además de anillos; y ya con eso, pudo salir con su mochila colgada del hombro y con su skate debajo de su brazo. 

Como cada mañana se colocó los auriculares y se metió en el ascensor de su edificio, dentro de este iba moviendo sus dedos encima de la barra para sujetarse al ritmo de la canción que reproducía el teléfono. -- ¡Buen día! -- Saludó a su portero, quien estaba de espaldas ordenando las cartas en los buzones, pero aún así devolvió el saludo de forma alegre; sabiendo que era YoonGi después de tantos años de la misma rutina. 

El pálido dejó la tabla en el suelo y rápidamente se impulsó con su pie; incluso cuando iba a toda velocidad por la calle, sabía que su corazón le ganaba en esta carrera. Se sentía nervioso, quería darle un buen recuerdo a su novio sobre su primer cumpleaños juntos. JiMin le había insistido demasiado sobre el tema del regalo, YoonGi querría haber comprado algo, pero el pequeño repetía una y otra vez que no quería nada. 

Siquiera quería pensar que su pareja; a quien no le sobraba el dinero, iría a gastarte sus ahorros en él de la manera más tonta. Park sabía que el mayor le adoraba, sabía demostrárselo de mil maneras ajenas a lo monetario.

Y bueno, YoonGi le había hecho caso por ahora, pero querría poder convencerle de que le dejase algo; aunque sea un tonto detalle. Quería sentirse un buen novio al fin y al cabo. Pero ahora lo que más ansiaba era poder darle el mejor beso con cariño de toda su vida y felicitarle por su añito cumplido.

Las ruedas no habían parado de girar a toda velocidad en ningún momento, y aún así, Yoon recibió en ese instante un mensaje de cierto chico de piel canela. >> Hyung, ya llegas tarde, JiMin está rodeado de universitarios felicitándole y dándole cosas. << -- Oh vamos. -- Se quejó rodando los ojos, la gente realmente estaba ansiosa.

El joven de ojos felinos tomó su skate para entrar por la puerta principal de la universidad, la cual daba al patio de esta. Desde allí ya podías ver diferentes fotografías de JiMin en sus actuaciones de ballet, personas haciéndose selfies con estas y otras muchas con detalles envueltos en sus manos. 

¿En qué momento fue buena idea enamorarse del chico popular? ¿Pero cómo no caer ante él si se trataba de JiMin? Había sido imposible. 

El pálido se preguntó a si mismo donde podría estar, pero como si  la vida quisiera reírse de él un poco le puso la respuesta en bandeja de oro: un gran grupo de jóvenes rodeaban a alguien. Estaba claro, su pequeño bailarín estaba allí seguro. YoonGi tuvo que tomar aire antes de dirigirse hacia todos ellos; no es como si le gustase ser el centro de atención, y al final siempre lo acababa siendo porque era el novio del chico que todos deseaban, y por supuesto, ninguno pretendió llevarlo en secreto. 

-- Paso... gracias, por favor... u-uhm, sí, gracias. -- Murmuraba mientras se deslizaba en medio de las personas; pudiendo por fin llegar hasta JiMin. 

El de cabellos negros tenía sus mejillas suavemente sonrojadas por estar recibiendo tal cantidad de regalos y felicitaciones; en serio no podía encontrar las palabras adecuadas para agradecer a cada una de esas personas todo el cariño que le hacían sentir siempre. Vestía unos de sus pantalones negros skinnies que dejaban poco a la imaginación sobre su silueta inferior, por arriba vistiendo un cardigan rojo cereza un tanto holgado. 

Era tan bonito... un príncipe. 

-- ¡Oh, YoonGi hyung! -- Saludó TaeHyung, quien estaba ayudando a su mejor amigo guardando las regalos en una bolsa para dejarlos en la taquillas; si es que conseguía meter todo en esta. 

En cuanto aquel nombre había salido de los belfos de su amigo, JiMin tuvo que disculparse con la muchacha que le estaba contando cuanto le había inspirado para seguir su sueño con la música clásica. En serio Park quería tirarse en los brazos de su novio, esos que siempre le hacían sentir cálido aunque hiciera el mayor frío de la temporada.

Pronto el peligris tuvo que abrir sus brazos para poder atrapar el cuerpo de su bailarín favorito, los cabellos del más bajo haciéndole cosquillitas en su nariz. -- Feliz cumpleaños, babyJ. El primero que paso contigo de los muchos a los que aspiro. -- Susurró en su oído, estrechándolo entre sus brazos. 

-- Hyuuung, gracias, gracias. Estaba ansioso por verte, estás guapísimo. -- Halagó, haciendo que las mejillas de su pareja se sonrojasen como era natural. JiMin últimamente siempre tenía palabras bonitas para él, y eso se debía porque YoonGi estaba haciendo un esfuerzo por usar más colores más allá del blanco y negro para vestirse. El menor quería llenarlo de seguridad y autoestima. 

-- Ash, bebé, gracias por verme de manera tan... linda. -- La voz del mayor fue descendiendo en volumen al darse cuenta de que; como era común, todos estaban mirándoles, como si estuvieran viendo en realidad una película romántica y no supieran lo que significaba la palabra "privacidad". 

Una risita nerviosa se escapó de los pomposos labios del bailarín. -- Mi amor, sé que te prometí intentar no tener ensayo hoy; pero el domingo tengo competición y ya sabes... tengo que ir preparado. -- 

-- No hay problema, sabes que soy tu fan número uno ¿Ensayarás aquí en la universidad? -- Inquirió el pálido, recibiendo un asentimiento de cabeza de parte del contrario. -- Vale, iremos a cenar a mi apartamento ¿si? -- 

--¡Nop! Mamá exige, te obliga, requiere tu presencia en casa hoy. -- Citó textualmente las palabras de su progenitora el de mejillas abultadas, por supuesto su madre bromeaba, nunca obligaría al novio de su hijo a hacer algo que no quisiera, pero ellos dos ya habían entrado en esa confianza. 

Ante esto, YoonGi fue quien rió ahora, posando su frente en la de su chico. -- Bien, me parece que no me queda otra opción. No es como si desobedecer las órdenes de una jueza fuera salirme rentable. Iremos entonces a cenar a tu casa, cariño. -- 

Mientras ambos hablaban el círculo de personas fue desapareciendo por suerte, TaeHyung recibiendo aún algunos pocos regalos más que eran destinados para su amigo >> Dios mío, solo espero que por mi cumpleaños no se forme esto... << Pensaba el de piel canela, iluso de él. Obviamente podría nadar en regalos y halagos ese día igual. -- JiMin-ah ¿Crees que cabrá todo en tu taquilla? -- Preguntó alzando la bolsa de tela y no de plástico.. 

JiMin siempre mirando por el medioambiente. -- Sip, creo que sí, sino podemos meter algunos en la taquilla de hyung ¿Verdad? -- 

Min asintió, agachándose para tomar el skate que anteriormente había dejado en el suelo para poder hablar con el más bajo. -- Debo de irme a clases, está a punto de sonar el timbre y ya sabes como es el profesor Yang; él ya debe de estar allí. Sabes la clave de mi taquilla, si necesitas meter cosas hazlo. Nos vemos luego, te quiero babyJ. -- Depositando un beso sobre la frente de su pareja, salió de allí. 

Por supuesto pellizcando el brazo del pianista antes de adentrarse en el edificio. Por fin habían conseguido llevarse bien; o mejor dicho, por fin TaeHyung había dejado los estereotipos atrás. 




El pálido había tenido todo un año; y un poco más, para conocer en profundidad a su novio. Estaba lleno de cosas buenas, bonitas, algún que otro defecto que YoonGi siquiera lo veía como tal... y de exigencia, la maldiiita exigencia. Aunque a fin de cuentas era lo que había hecho que Park se encontrase en este punto, su compromiso con la danza había sido clave para poder triunfar como lo estaba haciendo. 

Y como Yoon era capaz de literalmente escribir un libro de quinientas páginas explicando los hábitos y razonamiento del chico, estaba seguro que este se había saltado la hora del almuerzo. 

Además, Tae se lo había confirmado (un tanto ofendido) "¡Le ofrecí almorzar juntos sushi por su cumpleaños y me rechazó, hyung!" Fue lo que Kim le transmitió mientras hacía uno de sus berrinches que le hacían ver como un chiquillo de 6 años caprichoso. 

Era por eso que ahora el más mayor se encontraba en el pequeño supermercado que había cerca de la universidad, no había ido solo, TaeHyung le había acompañado... aunque por una pequeña razón ahora se encontraba solo merodeando por los pasillos, agarrando las cosas que sabía que se le podían antojar a su pareja. 

-- Oye, dependiente del super, te ves increíblemente sexy con el mandil. -- Canturreó el pianista, alzando sus cejas de manera sugestiva hacia el chico que trabajaba allí, quien tuvo que reír ante sus ocurrencias.

 JungKook apoyó su codo en el mostrador y el mentón en la palma de su mano, así conectando la mirada con la contraria portando una sonrisa lasciva. -- Lo siento, joven; no se me está permitido coquetear con los clientes. -- Siguió su juego, amando el bufido que salió de los labios gorditos del chico. 

-- Pero JungKookie, tu jefe está distraído! -- Exclamó en un susurro, correteando para asomarse al último pasillo, donde el jefe de su novio estaba colocando algunos productos en las baldosas. -- Corre, corre, él está ocupado, dame un besito. -- Pidió una vez se acercó de nuevo al mostrador.

Kim apoyó sus dos manos sobre este, cerrando sus ojos y estirando sus labios. Esperaba sentir de un momento a otro los belfos de su amado tomando los suyos; aunque fueran por unos tontos segunditos. Pero no, lo que sintió fueron los dedos de Jeon pellizcar con cuidado su belfo inferior, obligándole a hacer otro silencioso berrinche. 

Claro que a JungKook le hubiera encantado poder otorgarle unos dulces besos a su queridísimo hyung; pero era peligroso. Podía perjudicar la imagen de la tienda, después de todo se trataba de una pareja homosexual en Corea. No podía arriesgarse a que algún cliente les viera. -- Perdón, precioso, sabes que ahora no puedo. -- Dijo con una sonrisa, una que Tae supo leer.

El menor no estaba contento de no haber podido hacerlo. -- Tranquilo; es solo que hacía dos días que no nos vemos, estuviste trabajando duro... -- Volvió a murmurar jugueteando con las pulseras que decoraban la muñeca de su skater. 

-- Así es, pero de esta manera he conseguido poder pagar las clases de baile de mi hermano y además hacer que mi mamá deje uno de sus trabajos, ella ahora puede descansar más. Perdo- -- 

-- Ni se te ocurra disculparte por eso, Gguk. -- Le interrumpió, mirándole con un suave puchero sobre sus labios. -- Te admiro mucho, eres muy fuerte... sólo me gustaría poder ayudarte, me gustaría poder hacer que descansases tú también. -- 

-- Ay, bonito, cada beso que me das me saben a ocho horas de sueño. Pensándolo bien, corre, un beso rápido, lo necesito para seguir con el resto del día. --

El chico de tatuajes agarró las mejillas del otro joven para menguar las distancias con el mostrador de por medio. Tae rió, sintiendo las maripositas en su estómago mientras ambos se terminaban de acercar. Jeon le hacía tan feliz, tan vivo, tan seguro, tan correcto, tan limpio. 

-- Ash ¿Por qué hacéis algo así en la tienda? Deberían de despedirte, Kook. -- Se quejó YoonGi a media voz, siendo humor obviamente humor.

-- Dios mío, llevamos un rato hablando, para un besito que nos hemos dado vas y apareces, hyung. Parece que tienes un sexto sentido. -- Se quejó su mejor amigo entre risas, regalándole a su pareja una acaricia en su oreja. -- Dame tu compra, te cobraré rápido para que no te quejes de mi al encargado. -- 

TaeHyung no sabía explicar en qué momento se había enamorado tan profundamente de alguien como los que siempre juró odiar. A día de hoy siquiera podía imaginarse con alguien más, JungKook sacaba lo mejor de él, ese chico de bajos recursos era lo más bonito que le había pasado en la vida. 

Le amaba, realmente lo hacía, tanto como para cometer una locura de la cual hace tan solo un año se hubiera reído. Bien ¿Cuál fue la mejor idea que se le había ocurrido a Kim caprichoso y bañado en dinero TaeHyung? 

Trabajar, iba a comenzar a trabajar. Y no porque le hiciera falta a él, pero sí porque necesitaba que la carga que su novio llevaba sobre sus hombros disminuyese. Aún no tenía muy claro como iría a compaginar sus clases intensivas de piano, con los estudios y el trabajo, pero encontraría manera. 

Aún no le había dicho nada al joven de tatuajes; temía que este se enfadase con él por alguna razón. A JungKook le gustaba solucionarlo todo él solo, y eso la gran mayoría de veces era imposible. 

Por suerte, por su apariencia bonita, había conseguido un puesto de trabajo en una de las cafeterías céntricas de la ciudad. Los encargados estaban seguros de que personas se pararían allí por haber sido atraídos por el rostro apolíneo de TaeHyung. 

Algo dentro suyo se rompía cada vez que de vez en cuando JungKook hablaba sobre la universidad. Nunca dejaba en claro que la echaba de menos, pero era algo obvio. El de piel canela hubiera respetado la decisión del otro si este hubiese dejado de estudiar por querer directamente entrar en el mundo laboral, pero no era el caso, Jeon quería seguir estudiando, pero no tenía recursos monetarios ni tiempo para ello. 

-- ¿Bonito? ¿Todo bien? -- Inquirió el más joven de los tres tras haber estado charlando con su pálido hyung y que su novio siquiera emitiese alguna palabras ¿Qué es lo que estaría pasando por su cabecita?

-- Todo más que bien. -- Aseguró, regalándole una sonrisa de labios sellados. En algún momento le diría sobre el trabajo que iba a comenzar la semana siguiente... sí, en algún momento lo haría.

-- Bueno, vamos, hater número uno. Tienes clase de piano y yo tengo que ir a alimentar a un exigente JiMin. -- Bromeó el peligris, tomando la bolsa con las cosas que había comprado. 

Tae rodó sus avellanados ojos ante el tonto apodo, asintiendo con su cabeza y dejando una efímera caricia como despedida en las manos de su pareja. Ambos estaban a punto de salir de allí cuando JungKook casi salta el mostrador a toda prisa para poder alcanzarles. -- Tae, espera. -- Llamó, haciendo que el chico se girase para mirarle. 

Tan pronto como sus ojos chocaron con los del más joven, tuvo las manos de este colocándole alrededor de su cuello la bufanda que usaba casi diariamente. -- Llévatela tú, sales muy tarde de las clases de piano, no quiero que te resfries. -- Volvió a hablar, acomodando el suave accesorio color granate. 

Kim tenía su sonrisa escondida detrás de la prenda, moviendo disimuladamente su nariz por encima de la tela, tenía totalmente impregnado el perfume de JungKook en ella. -- Gracias, Ggukie. Te llamo esta noche por videollamada ¿si? Quiero ver a Tannie. -- 

Jeon asintió, deseando poder darle otro tipo de relación al contrario, una con más tiempo para pasar juntos, tal vez llevarlo a los lugares que se merecía; y no esta en la que para verse más tiempo debía de ser por videollamadas en las que siempre se acababa durmiendo del puro cansancio que arrastraba. 

No es como si el de piel canela alguna vez se hubiera quejado de aquello, de hecho siempre tenía una paciencia infinita con él y sobre todo comprensión. Le había cancelado citas en el último momento, otras veces habían estado en alguna y se había tenido que ir corriendo por alguna urgencia en algún trabajo, pero Kim jamás le hizo sentir mal por eso. 

TaeHyung era alguien bastante diferente a como se lo había imaginado al inicio de su historia. 

Ya si los dos mayores salieron, YoonGi se ofreció a acompañarle hasta sus clases que no quedaban para nada lejos, y ya luego fue directo de nuevo hacia la universidad. Estaba deseando poder pasar tiempo con su chico.

Obviamente ni por el jardín; y tampoco por los pasillos, había la misma cantidad de personas que solían haber por las mañanas. Apenas los que seguían en la institución se debía a que eran personas muy aplicadas en los estudios o porque tenían algún club al que asistir. De hecho, YoonGi si no fuera por las grandes ganas que tenía de disfrutar el tiempo con su chico, siquiera tendría que estar merodeando por aquellos lugares. 

Sujetando con su diestra la bolsa de comida y con la zurda su skate, llegó hasta las aulas donde los clubs de música se centraban, tanto coro, baile o bandas y orquestas. En todo estos meses (más los otros en los que el pálido apenas solo admiraba al bailarín) puedo memorizar a la perfección cual era la sala que solían otorgarle a Park, así que se dirigió directamente hacia esta, mirando por la pequeña ventanita que había en la puerta. 

JiMin bailaba sin perderse la vista del espejo; era tan bonito, rozaba lo idílico, como si alguien lleno de amor y sensibilidad se hubiera sentado a crear un personaje perfecto; así saliendo Park. 

Cuando la canción dejó de sonar fue que abrió la puerta con tranquilidad, regalándole una sonrisa suave y alzando la bolsa para que el más joven la viera. -- Te traigo unas cuantas cositas, bailarín. -- 

-- ¿Qué cositas? ¿Están tus besitos incluidos en la lista? -- Inquirió trotando con la delicadeza que lo caracterizaba para acercarse al mayor, apoyándose en sus punteras para regalarle un beso en la frente. 

-- Cositas para comer, porque alguien; un pajarito que nunca deja de hablar aunque se esté ahogando debajo del agua, me contó que te saltaste el almuerzo. -- Dijo, dejando el skate apoyado en la pared al lado de la puerta para poder tomar la manita de su chico y avanzar por la sala con él. 

-- Déjame adivinar ¿Ese pajarito es mi mejor amigo, y al parecer también mi mayor traidor? -- Rió el azabache dejándose llevar por su novio, quien acabó soltando la bolsa para luego hacer lo mismo con su mano; suspirando una vez que estuvieron frente a frente. -- ¿Pasa algo, hyung? -- Preguntó preocupado. 

Ante la incógnita, el pálido negó con su cabeza. El belfo inferior del bailarín se abultó con disconformidad, pronto rodeando con sus brazos la estrecha cintura que el contrario poseía, con su cabeza alzada para poder mirarle, esperando una respuesta, la cual no tardó en llegar. -- BabyJ; ya hemos hablado sobre esto, no puedes saltarte comida siempre que una competición este cerca. Hay momentos para todo, el de comer es muy necesario, más para una persona que se esfuerza tanto como tú. -- Explicó con delicadeza.

Una de las manos de YoonGi se tomó el tiempo de peinar con cariño el cabello de JiMin hacia detrás, mientras se dejaba abrazar por este. -- Lo sé, siento haberte preocupado una vez más. -- Susurró, no teniendo alguna otra frase que decir en realidad. Era totalmente cierto que esto es una conversación que habían tenido muchas veces, y a pesar de que el jovencito siempre le prometía que cambiaría ese mal habito, nunca parecía ser.

Y YoonGi siempre volvía a explicarle las cosas con toda la delicadeza y parsimonia del mundo.

-- Quedan tres días para la competición, ahora más que nunca debes de alimentarte bien para dar lo mejor de ti y que tu cuerpecito tenga la energía necesaria. Dicho esto ¿Qué te apetece más, cereales con fruta o fruta con cereales? -- Bromeó, ahora sí acercando sus labios hasta los del pequeño, sabiendo que detrás de estas charlas él siempre necesitaría algo que apaciguara la tensión que le daba este tema de conversación. 

JiMin no pudo evitar dejar salir una pequeña sonrisita durante el beso, estrechando el cuerpo delgado entre sus brazos. Amaba a YoonGi, realmente lo hacía con todo su corazón. -- La verdad es que los dos suenan demasiado tentadores ¿No es así? ¡Pero antes! Bailemos un poco, es mi cumpleaños, quiero bailar con mi novio. -- 

El peligris claro que asintió ¿Cómo no hacerlo cuando esos dos ojitos pequeños le miraban de manera tan brillante e inocente? Le firmaría un papel regalándole su alma si es que se lo pedía. 

Bastante feliz por la rápida afirmación el de mejillas abultadas correteó hacia su altavoz y teléfono colocando "Everybody loves somebody" de Dean Martin. Normalmente el mayor siempre cedía a sus caprichos y uno que solía repetirse a menudo era bailar juntos, sabía que a YoonGi no se le daba especialmente bien y de alguna manera le avergonzaba, pero siempre lo hacía por él. 

Y lo hacía de la manera más linda.

La música sonaba mientras los dos daban vueltas alrededor de la sala, de vez en cuando YoonGi atrapaba la cintura del bailarín para alzarlo con cuidado y girar, escuchando su risita contagiosa. Después de tantos momentos íntimos de danza, algo había aprendido. 

El sol estaba por esconderse, dejando que una luz anaranjada bañase el interior de la sala de prácticas donde dos jóvenes se dedicaban a besarse de manera entrecortada por sonrisas, bailar y abrazarse, escapándose de vez en cuanto los "te quieros" más sinceros que nunca antes podrían haberle dicho a alguien. 



Por supuesto YoonGi cumplió con su palabra, en la hora de la cena no se halló en la soledad de su apartamento; sino que estuvo sentado en la mesa del comedor de la casa Park. JiMin había derramado lágrimas por las tantas carcajadas que le habían sacado su pareja y madre. 

Casi no podía recordar a esa mujer seria, centrada exclusivamente en su trabajo y demasiado independiente de su familia en la que su madre se había vuelto años atrás. Desde que se divorció de su progenitor, al cual no había vuelto a ver, la divertida y dulce mujer volvió a salir a la luz. 

YoonGi y ella solían bromear mucho entre ellos, siendo totalmente cómodo para ambos al igual que para JiMin. Seok, la criada que más tiempo llevaba en aquel hogar, incluso se había sentado a disfrutar de la cena con ellos a petición del pequeño azabache, Park adoraba a esa mujer de ya casi avanzada edad, después de todo había hecho de mamá cuando la suya no pudo estar. 

-- Ustedes dos, no os acostéis muy tarde, sabéis que no me gusta cuando os despertáis a la hora del almuerzo, perdéis toda la mañana de esa manera. -- Dijo la mujer, viendo como los dos chicos estaban  sentados en la amplia cama de la habitación de su hijo. 

Aunque pareciera mentira, apenas era la cuarta vez que YoonGi accedía a quedarse a dormir en la casa de su novio. Normalmente cuando decidían pasar la noche juntos lo hacían en su apartamento, porque estaba mucho más cerca de sus clases de baile y de la universidad. Realmente quedarse aquí le ponía un tanto nervioso, pero no quería rechazar la invitación del contrario, menos el día de su cumpleaños. -- No te preocupes, ma. Ve a descansar, no seas demasiado dura mañana en el trabajo. -- 

-- No prometo nada, cariño. -- Rió ella, lanzándole un besito desde la puerta, moviendo su mano de lado a lado para despedirse de ambos, luego cerrándola.

YoonGi se quedó mirando hacia esta, totalmente ensimismado y repitiéndose mentalmente que hoy los dos tenían que tener las manos quietas. No es como cuando estaban en su casa y se encontraban a solas, ahí vivían más personas como su madre y trabajadores del hogar. -- ... entonces me quito ya la camiseta y los pantalones ¿no? -- Escuchó, alarmándose en seguida.

-- ¡JiMin! E-espera, hoy no es el mejor d-día para hac- -- Antes de poder terminar ya tenía frente a él en el colchón king size a su pareja revolcándose de la risa. JiMin sonrojado por las carcajadas y él sonrojado por la situación, define persona extrovertida e introvertida. 

-- ¡No me estabas escuchando, hyung! Te decía que me gustaría que me dieras ese masaje que me comentaste en la sala de ensayo, así podré dormir mejor, por eso lo de desnudarme, no por otra cosa. -- Explicó el de cabellos oscuros, aún riendo, mirándole mientras estiraba sus brazos hacia arriba; la realidad es que le dolía hasta el cielo de la boca por tanto esfuerzo físico. 

Estos días tendría que bajar el rendimiento para poder llegar al campeonato descansado. 

-- A-ah, claro, perdón... estaba, ya sabes, pensando en otra cosa. -- Murmuró levantándose de la cama para poder ir al baño, donde sabía que el contrario guardaba sus cremas y cosméticos. Al ser deportista habitual, JiMin siempre tenía en casa cremas relajantes musculares, no era la primera vez que le ayudaba a ello. 

Mientras, el de mejillas adorables se acercó dedicó a quitarse la ropa y dejarla doblada sobre la cómoda.

Para cuando el más mayor dejó el bote de crema en la orilla de la cama, JiMin ya se encontraba en esta apenas portando su ropa interior; cosa que en realidad ya era totalmente costumbre para ellos. Cuando dormían juntos, incluso si era invierno, lo hacían de aquella manera, para ambos era mucho más cómodo. -- Bien, ponte boca abajo. -- Pidió, el pequeño acatando la orden más que feliz. 

Las manos del skater daban unos masajes estupendos, contra cualquier pronóstico. La sonrisita gustosa no se iba del los voluminosos labios de JiMin sintiendo como los largos dedos presionaban en los lugares correctos en su espalda, embriagado además por el agradable aroma de la crema que ayudaba a los movimientos ajenos. -- ¿Te dije alguna vez cuanto amo tus manos? -- Inquirió con sus ojos cerrados.

-- Bueno, alguna vez lo has dicho antes; pero no era por un masaje desde luego, estábamos ocupados con otra cosa. -- Dijo, escuchando una traviesa risita de su parte. 

-- Si alguna vez se te ocurre manera de poder recompensarte por estos increíbles masajes, me lo dices... te pagaré encantado. -- Park casi que ronroneaba con su mejilla aplastada contra la almohada.

Los dedos de YoonGi pasaron de sus hombros, omóplatos, columna, bajando entonces a sus lumbares presionando con cuidado y en la manera que leyó que debería de hacerse. Por la forma en la que su novio le halagaba entendía que lo estaba haciendo de la manera correcta; cada vez lo hacía mejor, cada masaje era mejor que el anterior. -- Se me ocurre una recompensa para mi, de hecho me encantaría que me la concedieses. -- 

Habló después de estar un par de minutos pensando mientras ahora se encargaba de las piernas del bailarín, esas dos maravillas del mundo. -- ¿Ah sí? ¿Qué puedo ofrecerte? -- Dijo ahora abriendo sus ojos, incluso girando su cuello un poco para poder mirarle. 

-- Déjame hacerte un regalo de cumpleaños, me gustaría mucho. -- Pidió, viendo en primer plano como los voluminosos labios se fruncían. Ya habían tenido esta conversación, JiMin se negaba a recibir algo, y él en serio quería poder hacerlo. -- Por f- --

-- No, hyungie, cualquier otra cosa menos eso. A mi no me hace falta nada, no quiero que te gastes dinero en mi, tu dinero es muy necesario; yo estoy bien con que pasemos tiempo juntos y soportes mi horario fastidioso por tanto ensayo, no necesito nada más. -- Se negó, incluso moviéndose para sentarse en el colchón. 

Para empezar no había algo que le hiciera especial ilusión ahora mismo, y en el caso en el que se encaprichase con algo material, podía comprárselo él mismo. Cada fin de mes vivía viendo como el pálido llegaba con el dinero justo. Era consciente que a veces no desayunaba en la cafetería de la universidad porque no le alcanza, y por supuesto que JiMin acaba dándole del suyo más que feliz. 

Se negaba a que se gastase sus ahorros o parte de su beca en regalarle algo, era una tontería. 

-- Pero JiMin... -- Los ojitos del peligris brillaron en desilusión, y el corazoncito del azabache se encogió ante la expresión de cachorrito regañado, no podía ser recio ante esa carita que su novio ponía, por lo que se volvió a recostar esta vez boca arriba. 

-- Sigue con el masaje, YoonGi-ah. -- Demandó queriendo mantener al chico ocupado, a ver si de aquella manera se le olvidaba esa idea que tan poco le gustaba. 

Realmente el chico skater quería poder dar su punto de vista de la situación sin sentir que era idiota. El quería ser un novio a la altura para el contrario, odiaba que por su situación no pudiera darle al menor todo lo que se merecía, y aquello le frustraba en demasía, le hacía sentir un tanto ¿inferior? ¿poco digno para ser su novio? tal vez eran tonterías de honor, pero lo sentía de aquella manera al final. 

YoonGi había vuelto a centrarse en las piernas del de mejillas abultadas, masajeando sus gemelos durante varios minutos para después alzarse hasta sus muslos. Nunca antes se había centrado en aquella zona en concreto, JiMin se había sorprendido al sentir las manos ajenas tocar esa zona tan decidido ¿Acaso había estado investigando? 

Despacio se alzó un poco, apoyándose en sus codos en el colchón para poder mirar lo que el mayor estaba haciendo. YoonGi usaba sus dedos para presionar desde el centro de sus muslos hasta el interior de estos; haciendo que el más joven tuviera que tragar saliva, más aún cuando eso movimientos siguieron llevándose a cabo pero cada veza más arriba. 

Min siquiera estaba emitiendo palabra, demasiado absorto en buscar como convencer al pequeño de dejarse mimar aunque fuera una sola vez, ni por asomo estaba siendo consciente de que tan sensible era aquella zona y del sonrojo en el rostro del más bajo. 

De vez en cuando al deslizar su dedo presionando hasta el interior de sus muslos, la yema de estos se colaban por la orilla de su ropa interior, terminando por tensar demasiado al chico que supuestamente estaba intentando relajarse. Fue la rigidez repentina de sus músculos por lo que el de ojos felinos acabó alzando la mirada. 

No esperó encontrarse con un JiMin sonrojado hasta sus orejas con una semierección decorando su parte baja. Uh, qué tanto había estado metido en su burbuja. -- ¿T-te toqué? Perdón, yo no quis- --

-- N-no, es solo que tus manos estaban... bueno, estaban tocando una parte sensible y cada vez se hacía más... placentero. ¡Ash, lo siento! Solo era un masaje pero mi cuerpo reaccionó así. -- Lloriqueó JiMin tirándose hacia detrás para taparse el rostro con la almohada. 

Ya habían tenido relaciones muchas veces, pero excitarse por un masaje el cual su pareja le estaba dando de la manera más inocente le causaba un poco de vergüenza; que YoonGi le pudiera ver como un pervertido depravado le ponía nervioso. Pero es que cuando se trataba de las manos del mayor tocándole: poco control tenía sobre su cuerpo y sus reacciones.

Al pálido se le dibujó una sonrisita que Park no pudo apreciar. -- No tienes que preocuparte, BabyJ; no sabía que te excitaba algo como eso... podemos usarlo otro día. -- Bromeó pellizcando el interior de sus piernas, donde antes había estado trabajando. 

Un jadeo a media voz se le escapó al de cabellos carbón tan solo con imaginárselo. Tal vez, algún día... YoonGi pudiera darle un masaje desnudo, tal vez... -- ¡Oh Dios mío necesito dejar de pensar! -- Exclamó ahora llevándose la almohada a su parte inferior, tapando su entrepierna la cual se había emocionado un poquito más ante la imagen mental. 

-- ¿Qué imaginabas? -- Rió acostándose al lado de su chico colocando su brazo sobre su abdomen para agarrarlo con suavidad por su cintura. -- Tal vez podamos hacer tus deseos realidad, amor. No tengas vergüenza, cuéntame. -- 

Siempre le había fascinado y sorprendido la manera tan natural en la que YoonGi hablaba sobre los fetiches y cosas relacionadas con el sexo. Le había explicado demasiadas filias, juguetes e incluso juegos que nunca podría haberse imaginado en el ámbito íntimo por su cuenta. Al final esta actitud de su mayor ante esto solo les facilitaba una gran y placentera vida sexual, porque YoonGi siempre estaba dispuesto a cualquier cosa que le pudiera otorgar placer, y JiMin en realidad haría lo mismo por él. 

Así que sí, en ese aspecto; como en realidad en todos los demás, se entendían muy bien y estaban totalmente satisfechos. 

-- Imaginaba que me dabas uno de tus masajes estando yo desnudo... con un final feliz. -- Dijo, aún sintiendo su rostro arder.  

-- Bueno, yo lo veo buena idea, prepárate para la próxima vez que estemos en nuestro apartamento; tal vez te lleves una sorpresa. -- YoonGi le habló en voz bajita ya que se encontraban tan cerca uno del otro. 

"Nuestro apartamento"; incluso en un momento de pura excitación ese joven sabía como calentarle su corazón. -- Me gustaría mucho... gracias por adelantado. -- Murmuró colocándose de costado para después acariciar el mentón del chico de su lado. 

De forma juguetona el mayor le sacó la lengua, dejándose ver a la perfección la perforación de esta. Al ver esta, la cabeza de JiMin volvió a ser golpeada con la misma idea que hacía una semana hacía presencia en su mente. -- Hyung, en realidad... uhm, en realidad hay algo que me gustaría mucho; si te vas a sentir mejor puede ser mi regalo de cumpleaños. -- 

Los ojitos felinos se abrieron con anhelo y esperanzas de poder ser capaz de otorgarle algo al chico que tantísimo quería. -- Dime, lo que sea, pídemelo. -- Habló rápido, alzando su mano para peinar con cariño los cabellos oscuros de su novio. 

-- ¿Qué piensas de un bailarín de ballet con piercing en la ceja? -- Preguntó deslizando su mano por dentro de la polera de Yoongi, acariciando el abdomen de este con tranquilidad. -- Hace unas semanas se me ocurrió, pensé que era un capricho momentáneo... pero no se fue de mi cabeza, realmente me gustaría ¿Qué te parece a ti? ¿Crees que no me quedaría? -- 

-- Bebé, yo solo puedo imaginar lo absolutamente increíble que te quedaría y la personalidad que derrocharías. No tiene que quedar contigo, tiene que gustarte, y si te gusta lo tendrás. Cualquier cosa en ti se va a ver extremadamente bien. -- Aseguró, siendo totalmente honesto. 

No era ningún secreto, él tenía mucho a fin de cuentas, Yoon amaba las perforaciones y tatuajes. Nunca pensó que pudiera compartir ese mundito con JiMin, quien siempre le había halagado las suyas, pero nunca mencionó ni por asomo el querer hacerse alguna. Ahora que lo imaginaba con ese piercing en la ceja... solo podía chillar como una adolescente enamorada. -- ¡Vas a estar tan jodidamente guapo! -- Volvió a hablar. 

-- ¿De verdad lo crees? Pensé que a lo mejor sería raro... me dedico a la música clásica, a lo mejor los demás lo ven poco correcto o fuera de mi esencia. -- 

-- JiMin, los demás pueden irse a la mierda. A ti te gusta, ya es parte de ti, de tu esencia, de lo que tú eres. Déjame regalártelo por tu cumpleaños. Podemos ir el día que quieras a hacerlo, te llevaré a mi anilladora, ella es genial, te adorará y cuidará mucho de ti, te lo aseguro. -- 

Las abultadas mejillas de Park se alzaron por sonreír en grande, achicando de manera inevitable sus ojitos. -- Gracias, mi amor, mañana mismo tengo la tarde libre así que... podría ser que en el campeonato del domingo llegue con un piercing. -- Murmuró acurrucándose cerca de su novio, colocando su pierna por encima de su cintura; ahora alzando su mano hasta su torso para acariciar este.

-- Jesucristo en patineta... mi espectacular novio solo se vuelve más increíble por momentos... soy demasiado afortunado. -- Dijo, escuchando la risita del susodicho cerca de su oído, en un tono suave. 

Ellos siempre habían parecido de dos mundos totalmente diferentes, pero al final habían creado uno para ellos dos donde JiMin se había visto embelesado por sus discos de rap de los ochenta y su tabla de cuatro ruedas; y YoonGi había empezado a disfrutar a bailar con ese chico cada vez que tenían oportunidad, deseando poder estirar esos instantes todo lo posible.

Bueno, eran dos chicos; uno hacía skate y otro ballet ¿Qué más podríamos decir? 



¡Hola, angelitos míos! AAAAHHH, sorpresa, sorpresa. Aquí está el TAN pedido epílogo de "Skater boy"; asdf este capítulo definitivamente se ha vuelto el meme de mi perfil. JAJAJA Un día dije "No estéis tristes aún falta el epílogo" y he tardado dos años en hacerlo, disculpadme. </3 

No os voy a mentir, obviamente fue mi culpa por ir estirando tanto el tiempo, pero he de decir que hace unos meses presenté esta obra a unos premios y uno de los requisitos era no actualizar la historia hasta que los premios se dieran. El caso es que, como he dicho, eso fue hace unos meses y aún los premios no se dieron. 

Obviamente la personita que está detrás de estos tenía muuuucho que leer, así que supongo que es comprensible. 

Si quedo descalificada del concurso pues no pasa nada, no quería demorar más en traeros el epílogo. Mi cumpleaños fue el 25 de junio, hace apenas unos dos días, así que os quería traer esto como regalito. 

¡Espero que os haya gustado mucho! Ojalá que sí. 

La última frase del capítulo hace referencia a la canción de "Sk8ter boi" de Avril Lavigne; en la que obviamente esta historia está inspirada. 

Si por casualidad queréis ver los subtítulos de la canción que JiMin y YoonGi han bailando este capítulo os la dejo aquí, amo la canción, es taaan linda. <3

Ahora sí, esta obra ha llegado a su fin. Espero que os haya gustado y la hayáis disfrutado tanto como yo. Mil gracias a todos los que la leísteis en su momento (en plena pandemia) y gracias a todos los que la estáis leyendo ahora. Os aprecio con todo mi corazoncito. 

Cuidadse mucho ¿si? Si necesitáis cualquier cosa estoy aquí para ustedes. Bebed agüita. Kissuuu~~~. 270622.

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