E P I L O G O.
27 de Diciembre de 2016.
Sonreí débilmente mientras terminaba de acomodar una foto de Willow en el álbum que con tanto recelo había comenzado a cuidar desde el momento en el que lo recibí, me quedé absorto al ver en aquella foto como es que mi cachorra que justo ahora era más grande de lo esperado, parecía sonreír, con tanto cariño acaricié la foto por encima del plástico protector.
Suspiré con un poco de pesar.
Mis dedos tomaron una de las esquinas de la página del álbum para comenzar a ver las fotos en reversa, de final a principio, durante todo el año me había encargado de llenar algunas paginas con fotos que había tomado, fotografías de todo tipo.
Hasta que llegaron esas fotos.
Mi corazón dio vuelco al perderme en la foto de un recorte de una revista, un recorte que parecía ser viejo por los colores tan opacos y amarillentos, y es que lo era. Mis ojos se desviaron a la escritura que había ahí, en la misma página.
“Esta es de las cosas más preciadas que tengo y que atesoro, puede que no haya estado presente en la vida de los demás pero me mantenía al tanto de lo que pasaba con ustedes, en especial a ti. Recuerdo que mi madre llegó a mí con esa revista para dármela pidiendome que la leyera. Lo hice días después para llevarme la sorpresa de que tú salías en una nota.
Te ves bien con el uniforme.”
Me detuve unos instantes antes de seguir avanzando. La siguiente foto era una que recordaba perfectamente.
“¿Recuerdas cuando cumplí mis 16 años? Tú estabas conmigo cuando mi madre llegó a mí con una caja de regalos, te pedí quedarte mientras la abría, fue cuando recibí mi primera cámara profesional. Emocionada, y tú feliz por mi alegría, me pediste que fueras mi musa, cuando claro; no había necesidad de pedirlo, ya lo eras.”
“Con exactitud no recuerdo que hacíamos, a donde íbamos, pero estabas tú, tan lindo como siempre.”
“¡Oh, como olvidar lo lindo que te veías cuando íbamos al club donde celebraríamos el cumpleaños de Emma! Extraño esos tiempos.”
“¿Recuerda el viaje que hicimos con los de producción para integración del personal? La mañana era muy fría, y con esa chamarra azul era difícil perderte de vista.”
“Esta foto, la recuerdo bien pues tenía la idea de que Emma y tú salían, recuerdo haber sentido tanto dolor por la idea, y cuando los vi juntos se me hicieron una pareja muy bonita. Les tomé la foto.”
“¡Aún recuerdo cuando llegaste al set con la cabeza rapada! No sé qué pensaba pero seguramente era lo ridículamente tierno que te veías.”
“¿Recuerdas la foto? Era de la firma de autógrafos, nos preparábamos para comenzar, los de producción organizaban todo, llegué yo con la cámara de mi madre para tomarte la foto mientras tú apenas te alistabas.”
La última foto en ver, que en realidad era la primera que aparecía al abrir el álbum es una que siempre me generaba tantas sensaciones que no sabría clasificar como buenas o malas.
La foto era de las primeras películas, yo sentado ansioso mientras que la madre de Magdala, la señora Constance, daba los últimos toques a mi cabello que tenía que permanecer impecablemente pulcro y perfecto.
Mis ojos bajaron al escrito que tenía.
“Mi madre te peinaba, yo había hurtado la cámara para tomarte la foto pues te veías lindo, muy lindo, recuerdo que a ambos nos regañó por haber jugado cuando no debías hacerlo. A ambos nos hizo gracia. Tu sonrisa el linda. Creo que fue cuando me di cuenta de que me gustabas y de que estaba enamorada de ti”
Había pasado un año desde que no supe de ella, precisamente, hoy, se cumplía un año de no saber nada de Moa, y no hay día que no me lamente de haberte dicho todo eso, tú no tenías la culpa de nada, siempre fui yo quien la tuvo por no cegarme, por no admitir mis sentimientos, y como consecuencia terminé hiriendo a la mujer que siempre me amó y a la que amé.
Al no tenerla fue fácil para mí darme cuenta de que en verdad era a ella a quien amaba.
Pero ya no estaba.
Una vez pedí que no me hiciera falta, y lo hace, pero no porque ella quisiera sino porque yo la alejé al herirla.
Fue difícil disculparme con todos, y sobretodo tener el perdón de Daniel quien estaba muy molesto conmigo y no lo jugaría, lastimé, herí y rompí el corazón de su hermanita.
Intenté varias veces llamar a su celular pero siempre el buzón de voz respondía hasta que un día marqué y lejos de escuchar la voz robotizada que siempre me decía que intentara llamar más tarde simplemente escuché que el número no existía ya.
Intenté buscarla en su casa pero nunca me abrieron, hasta que un día me percaté de que el polvo acumulado en los vidrios de la ventana y el pomo de la puerta era señal de que no habías pisado ese lugar.
Intenté locarlizarla con la empresa en la que trabajaba, hasta que un día, una amable señorita cansada y sintiendo lástima por mí me dijo que tú habías renunciado.
Intenté contactarla por redes sociales pero sus cuentas habían sido dadas de baja, desactivadas.
Más miserable no pude sentirme.
Tenía miedo de que un día al encontrarla, ella me dijera que ya no me amaba, de que ella ya no sentía lo mismo, y siempre que lo pensaba era severo contra mí diciendome que todo el dolor que sentía me lo merecía.
Siempre pensaba en esa conversación que tuvimos en la cafetería cuando te encontré en el malecón.
— Se dará cuenta, tranquila.
— No, así está mejor, que no se de cuenta.
— ¿Por qué?
— Porque esa persona se dará cuenta de eso cuando le hayan lastimado.
Me quedé callado con un semblante serio y confundido.
— Cuando amas a alguien solo tienes ojos para esa persona, y no te das cuenta de lo que pasa a tu alrededor en realidad, y solo cuando te lastiman es que notas el sufrir de los otros.
Ella guardó silencio.
— Y realmente yo no quiero que esa persona esté lastimada.
[Extracto del capítulo dos]
La prensa supo de mi ruptura con Jade, se hizo público en Febrero de este año, se sabía que habíamos terminado más no por qué pero los rumores no tardaron en crearse.
Habían varios rumores, no solo de mí, entre ellos, uno que me negaba a querer creer, se trataba de una misteriosa chica no muy alta de piel morena que se especulaba era pareja de Robert Pattinson, a quien en todo un año no lo había visto, no le había hablado, si sabía de él era porque Emma siempre me contaba de él y de todos en general pero nunca mencionaba nada de Moa.
Ni ella, ni nadie decía nada de Moa.
Es como si nunca hubiese existido.
Claro, había preguntado por ella a todos pero era difícil cuando ninguno te decía nada, cuando se limitaban a decir “Yo tampoco sé algo.” Daniel, ni Erin al igual que mi mejor amiga aunque supieran algo jamás me lo dirían.
Di vuelta a la primera página del álbum, una hoja en blanco que tenía un escrito que siempre me gustaba leer cuando me sentía mal porque en esas palabras encontraba el consuelo que solo sus brazos me daban.
“Querido Thomas Andrew Felton.
Sé que esto no es nada para ti pero para mí lo es todo, es este álbum encontrarás las fotos que a lo largo de nuestra amistad valoré como nunca antes cualquier otra cosa, las hojas en blanco esperando a ser ocupadas son para que retrates lo bello de tu vida a lado de la mujer que amas, Jade, ahora que están a punto de ser comprometidos. Realmente espero todo sea tan fructuosa pues ella corre con suerte al tenerte.
Quiero que llenes esto de las fotos más tontas, las más lindas, las que parezcan extrañas, quiero que llenes todo esto de todo aquello que amas, quiero que dejes la historia de un buen o mal día aquí como una fotografía.
Las fotos que ya hay aquí, sobretodo la última, son un recuerdo de que no importa que tan lejos este, siempre estaré para ti cada que haga falta.
Con amor, Magdala Olga Armstrong.”
El álbum que tenía entre mis manos, que cuidaba tan celosamente, era el regalo que Moa me dio hace un año el mismo día que le dije todas esas cosas hirientes, fue lo que ella me dio antes de decirme que estaría detrás de la cámara, justo antes de irse.
Dejé aquel libro en la mesa, a un lado de miles de cartas destacando una en especial, era una invitación a una boda. La boda de Oliver y Katy, el matrimonio Phelps. A pesar de tener entre mis dedos esta invitación no podía dejar de pensar en la morena a la que amaba.
A la que había perdido.
— Moa, no te quiero detrás de la cámara, te quiero aquí conmigo, a mi lado.—Dije a la nada.— Te amo...
Las fotos están ordenadas conforme Tom las vio.| Feliz Navidad.