—Esto es algo que jamás habíamos visto en ti Müller -opinaba la chica con cara de sorpresa. — En fin ¿van a seguir jugando? — Nos preguntó la chica borracha que si no mal recordaba teníamos una clase juntas.

—No, ya ha sido suficiente. -Respondió mientras se alejaba.

En ese punto solo yo era el centro de atención, así que salí huyendo antes de meter más las patas.

No sabía a donde ir, Farah no se encontraba en el patio, así que al igual que Peter me alejé del lugar.

Caminar por la casa era casi una misión imposible, la música y el ambiente se encontraba en su mejor apogeo. La gente estaba más ebria que nada, ya podías ver que no existía cordura alguna.

La casa era muy grande, Al caminar por el pasillo escuchabas cualquier petición indecente, hasta que a lo lejos noté un balcón. Daba al patio trasero, para mi suerte no había ni una sola alma, decidí pasar el rato ahí hasta que localizara a Farah.

Mi celular estaba a reventar de mensajes, los más destacables eran los de mi mejor amiga.

Farah: ¿PETER MÜLLER?, VINISTE A TRIUNFAR HOY, ESTOY MUY ORGULLOSA DE TI.

Farah:DAME UNA HORA, ES TODO LO QUE PIDO.
Farah:PSS JAJAJA

Farah:RECUERDA NO TOMAR, TÚ NOS DEBES LLEVAR A CASA.

ZIA: ESTA BIEN ,TONTA.

ZIA:CUANDO TERMINES  TE  VEO EN  EL BALCON QUE DA HACIA EL PATIO DE ATRAS

No sabía qué hacer, ya no quería jugar. ¿Beber? ni pensarlo, Dorotea es capaz de mandarme a un anexo.

Desde arriba se veía como una película. Me sentía un bicho raro entre toda la gente. Noté que mi celular vibraba en la mesa en donde se encontraban todas mis pertenencias
¿Tan pronto había terminado Farah?Nunca dejaba de sorprenderme.

ZIA:MISS U):

NATE <3:SUPONGO QUE FARAH TE ARRASTRO A LA FIESTA ¿DONDE ESTAS?

ZIA: HOLA CABEZÓN, SI ESTOY AQUI. PASANDOMELA SÚPER


Molestar a Nate con esto era algo absurdo, debería estar en su hotel disfrutando sus últimos días en la playa junto a sus padres, no quería que perdiera su tiempo.

La noche era de las más agradables de toda la semana, la temperatura de hoy parecía un regalo, la leve brisa que golpeaba tu rostro hacía que la disfrutarás más.

Echaba de menos a mi padre, pero no le podía replicar nada, había sacrificado tanto por mí desde que mi madre nos abandonó. Me sentía muy orgullosa de lo que estaba logrando.

Ya era su momento de disfrutar y de una manera muy sutil decirle a la señora que me trajo al mundo que no fui un estorbo en su vida.

Un ruido me hizo salirme de mi mente y voltear a ver qué pasaba.

Él ahí estaba recargado en el marco de la puerta.

—¿Qué haces aquí? – demandó saber, mientras se acercaba.

Me permití verle y su cara no daba expresión alguna, era superficial y neutra; debo admitir que era un tanto intimidante.

Era claro que no le iba a mencionar que en el momento que decidió abandonarme en la sala no tenía a donde ir. Ya era muy denigrante lo que había pasado entre ambos. Lo que salió de mis labios no lo tenía planeado.

—¿A ti que te importa? — dije un tanto abrumada.

—¿No se supone que deberías estar con tu amiga? —contraatacó— oh cierto, ella te ha abandonado, aun sabiendo que no conocías a nadie más.

¿Qué mierda? ¿Cómo sabía eso?

— O dime, ¿es mentira Avery? — levanto su ceja a expensas de mi respuesta. — Antes de que preguntes por qué sé tú apellido, vamos en la misma escuela desde mucho tiempo atrás y hemos compartido una que otra clase. — murmuro mientras volteaba sus ojos.

La verdad es que, si sabía que íbamos en la misma escuela desde la primaria, pero no recordaba haberle visto alguna ocasión en mi aula. Seamos sinceros, nunca interactuaba con otras personas que no fuera de mi grupo de amigos, por lo tanto, no conocía ni a la mitad del salón.

—¿Este semestre compartimos alguna clase? — la curiosidad siempre mata al gato.

—Sé más observadora. — Advirtió, mientras relamía sus labios y se recargaba en el barandal.

Blanco Y NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora