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-Estuve hablando con mi padre ¿Sabes?- Jaemin meneó sus orejitas, escuchando atentamente. - Sí, al final sí está vivo.-Bromeo.

- Él sabe más de procesos legales y esas cosas, supongo. Creo que si todo sale bien, o como él me ha dicho, puedo iniciar con los trámites para ponerte un apellido ¿Qué opinas?-                                      

El pequeño minino no entendía mucho de lo que Jeno decía, sin embargo estiró una de sus manos y acarició la mejilla de Jeno, acunándola, dejando que el mayor acercara más su rostro al dulce tacto. Jaemin podía sentir a Jeno feliz por eso del apellido, así que si le hacía feliz a Jeno, él también estaba feliz. Esa era su psicología y le había funcionado muy bien hasta el momento.

- Una vez tengas apellido, puedo sacarte tus papeles y si existe la suficiente discreción posible, saldremos del país, Jaemin. - Dejó un suave beso en la punta de la nariz del pequeño. - Sé que no entiendes mucho esto, pero al salir, seremos libres, quizás no completamente, pero mucho más libres que aquí. Tú, Sungchan y yo, nos iremos al otro lado del mundo con tal de que dejen de molestar y me casaré contigo ahí, supongo que se puede hacer eso ¿No?-                                           
Jeno sabía que estaba fantaseando mucho, sabía que soñar no costaba nada pero las cosas legalmente no eran tan simples como un mágico sueño, además del hecho de que, con solo una persona avisando de Jaemin intentando hacer trámites para ser una persona con documentos, solo un codicioso que deseara la fortuna que ofrecía John, ellos estarían acabados. Así que todo era extremadamente complicado.

- Meoow. -

- ¿Quieres casarte conmigo, mi pequeño amor?-

Jaemin separó los labios para responder cuando escucharon unos suaves golpes en la puerta. Jeno se giró, sentándose al lado de Jaemin, observando que su pequeño Sungchan no se hubiese levantado y murmuró un "Adelante", sin sorprenderse al ver a la pequeña Yeeun asomando su cabeza y con mucho cuidado entrando a la habitación. La niña ya estando acostumbrada, puso su dedito sobre sus labios, en señal de silencio y caminó en una exagerada forma sigilosa, o de puntitas, como ellos le decían.

Llegó hasta la cuna de Sungchan y lo observó, soltando un "Oww" cuando el pequeñito se removió en su lugar, pero sin despertarse.

- Quiero darle su leche. - Dijo infantil la pequeña.

- Tomó hace menos de una hora, Hay, no podemos llenarlo de leche. - Ella asintió, comprendiendo lo que su hermano decía, regalándole una sonrisa a Jaemin después de eso.                                                                    

- ¿Y Jaemin ya puede jugar con nosotras como antes? Le compramos nueva ropa a Ken y aunque mamá lo intentó, nadie lleva tan bien a Ken como Jaemin.-

Jeno se preguntó mentalmente cómo es que Jaemin interpretaba a un muñeco cuando su niño no llegaba a decir ni veinte palabras, sin embargo, él dejó eso al criterio de sus pequeñas hermanas. Observó al pequeñito acostado mientras este hizo un puchero y Jeno lo comprendió a la perfección.             

- Quizás mañana ¿Si? Jaemin se muere por jugar con ustedes, preciosa, pero aún no se siente del todo bien. - Ella asintió, algo triste, dispuesta a irse cuando, por la cabeza de Jeno, pasó una curiosa idea. Tomó la mano de su hermanita, deteniendo su andar. - Nena ¿Por qué no nos haces un favor que hará que Jaemin se sienta mucho mejor?-

Yeeun asintió emocionada, lista para la misión que le encomendaría su hermano. Después de las palabras de Jeno, ella corrió hacía fuera de la habitación, casi golpeándose con el mango de la puerta, pero tras dar unos algo hábiles movimientos, logró salió y ambos chicos sonrieron cuando escucharon el golpe de las rodillas de la niña, seguro cayendo al suelo por correr a velocidad sobe la alfombra.

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