Bizarre [JaeYong]

v e i n t i t r é s

—No.

—Bien—suspiró rendido—. Bueno, supongo que solo es un rumor inventado por alguien sin mucho que hacer—se encogió de hombros—. Puedes irte.

YoonOh se puso de pie y caminó hasta las escaleras, pero su padre lo detuvo.

—¿Ibas a llamar a tu "amor"?

Las orejas de YoonOh se tiñeron de un rojo intenso y en su cabeza solo se escuchaban dos vocecitas. Una le decía que mantuviera el secreto, pero apenas y la escuchaba porque la otra le gritaba que entre más tardara, iba a ser peor para él, para su familia y para su novio.

—De acuerdo—suspiró, volvió con su padre y se dejó caer en el sofá—. Estoy saliendo con él—dijo con cautela.

YunHo suspiró cansado, tiró su cabeza hacia atrás y comenzó a sobar el puente de su nariz.

—¿Sabes que está mal meterte en una relación? ¿Lo sabes, YoonOh?

—Él está soltero—frunció el ceño.

—Hace poco llevaron a su hija a revisión y son un matrimonio muy feliz—casi gritó.

—¿De qué hablas?

—De los Seo. ¿Con quién de los dos sales? ¿Sabes qué? No me importa. Termina con eso ahora mismo—sentenció.

—Papá, no salgo con ninguno de los Seo.

—Pero dijiste...

—Dije que estaba saliendo con él... Con Lee TaeYong.

—¡¿Eh?! —puso una mano sobre su pecho—. Ve a mi oficina y trae el esfigmomanómetro—lo miró aterrado.

—No exageres, papá—rodó los ojos.

—¿Acaso me quieres matar? ¿Desde cuándo eres gay? ¿Cómo pasó? ¿Eres un sugar baby?

—Bien. Primero, no quiero matarte. Segundo, no se desde cuándo lo soy, solo sé que me atrae físicamente y estoy intentando algo con él. Tercero, solo pasó, no te daré más detalles y, por último, no soy un maldito sugar baby.

—¡Podría ser tu padre! —se puso de pie.

—Baja la voz—gritó en un susurro.

—Podría ser tu padre—repitió susurrando.

—No. No podría serlo.

—Pero es padre de tu hermano—gritó en un susurro.

—Ya lo sé—dijo exasperado—. Por eso mismo no lo mencioné.

—¿Ibas a mantenerlo en secreto toda la vida?

—No, pero quería encontrar el momento indicado.

—¿Y según tú cuando iba a ser ese momento?

—No lo sé—chilló frustrado—. Por favor no le digas a nadie.

—¿Qué te hace pensar que les contaría algo tan privado?

—Les dijiste a todos que en Navidad fui a declararme a una chica.

—Porque estaba emocionado de que salieras con alguien luego de siglos.

—¿Estabas?

—Estoy—corrigió—. No les diré, ¿bien?

—Gracias—corrió hacia su habitación antes de que alguien más lo detuviera.

Cerró la puerta con seguro y se dejó caer en su cama. Tomó una almohada, y la llevó a su rostro para gritar con todas sus fuerzas.

Su padre lo sabía. Sería cuestión de tiempo para que sus hermanos también lo supieran.