Capítulo 4. Reencuentro esperado.

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Gracia llegó a su oficina en la Fiscalia de Distrito cuando recibió un correo electrónico donde le informaban que el viaje a Washington fue pospuesto. El almirante Aidan Pinehall fue transferido al departamento de Asuntos Legales de la Base Naval de Camp Pendleton, California, como jefe de departamento.

            —Lo que le dije a Kara, que tal vez no tendría que viajar. — se dijo, algo contrariada, ya que cifraba en ese viaje la esperanza de un reencuentro con aquel hombre que nunca se fue de su  pensamiento.

No tenía lujos en su escritorio, salvo un ordenador con todos los extras que podían permitirse en esos tiempos. Libros escogidos y música romántica, hasta hacia unos días, era operadora 911 en un precinto policial. Le faltaban unos pocos cursos para graduarse, pero nunca imaginó que sería la adjunta de la doctora Cristina Acosta, Fiscal de distrito en ejercicio.  Y que ese cargo le traería no solo problemas sino un sentimiento del que huía constantemente, por tenerle miedo. El amor.

El elevador la llevo a su oficina en el primer piso de la fiscalía de distrito, que sería su nuevo hogar hasta que ese caso tan complejo y lleno de misterios, estuviera totalmente resuelto, los culpables en la cárcel, sentencia dictada y ejecutoriada. Al principio su oficina estaba en el precinto VIP en Beverly Hills, en el edificio administrativo, donde se encontraban las operadoras, de nueve a seis y media era su horario, y de ahí a la Universidad.

 Salvo una salida a tomar un frappe y ver una película con las compañeras de trabajo, su vida no tenía gran cosa de diversión.  De pasatiempo, la lectura y escuchar música.  Y una que otra vez salir a caminar o a correr, y en verano ir a la playa a caminar.

Su departamento lo compartía con su hermana Kara, a quien protegía mucho, debido a lo ocurrido con ella en Panamá.

—Hay reunión.  Creo que transfieren un par de unidades, para la fiscalía de distrito. Problemas. —comentó Romina.

            —Grandioso. ¿Ustedes saben algo?

—Parece ser que hay un par de atentados a ex marines, vinculados a lo que pasó el 20 de diciembre,  aparecen cadáveres en muy malas condiciones. Se trata del accidente que se está investigando.  Los peritos forenses encontraron cosas demasiado extrañas para ser pasadas por alto.

            —Pasaron el caso a la oficina de la doctora Acosta.

            —Si, y quieren a la mejor gente en esto. Ya sabes que el capitán Elaine Gadot te estima mucho y cree que debes estar en un puesto donde no se subestimen tus capacidades.

—La única a la que no le importó recibirnos a mí y a mi hermana, con lo feo que le pasó.

            —Se demostró que lo de Kara fue en defensa propia. — Replicó la fiscal —Hubiera hecho lo mismo si mi padre intenta abusar de mí.  Eso se espera de un padrastro, no de un padre biológico, y tu padre no tenia por que hacerle semejante cosa, menos si tu madre aún estaba joven.

            —Mamá murió en el Oncológico mientras ella estaba en prisión. Yo casi pierdo a mi hermana y perdí a mi mamá en la misma noche. Yo estaba con la gente de Maryland  cuando eso pasó, ellos creyeron en mi hermana cuando nadie daba un centavo por ella.

            —Pues, te quieren. Dice que eres la más indicada para ello. —Cristina alzó la vista hacia la chica que le interpelaba —Atherton se encarga de tu hermana.  Ambas llegarán al fondo de esto, hay mucho en juego.

—Bueno, si tengo que hacerlo, lo haré.  Yo tengo intereses en ese caso.

            Elaine Gadot tenía veinticinco años de ser jefe de operadoras 911 en el precinto VIP, y reconocía el talento para la investigación policíaca entre su gente cuando lo había. No le importaba perder un elemento más entre sus chicas si otro departamento ganaba un detective. Y Gracia era una chica inteligente, de mente rápida que sabia desenvolverse por sí misma.

TERCIOPELO NEGRO.Kde žijí příběhy. Začni objevovat