- Fó- llame, Mark.-

- Haechan.

Pero Mark no se resistió. Como siempre, se entregó al inmenso placer que le causaba el cuerpo de su novio. Los gemidos y cada centímetro de él, al igual que la conexión que sentía al hundirse en su interior. Disfrutaba de Haechan perdido entre tantos sentimientos juntos, hasta que en unas últimas embestidas, ambos llegaban juntos al clímax. Siempre tomados de la mano, descansando el uno sobre el otro.

                       【·。ʚ🥛ɞ。·】

Después de unas largas horas de sueño, Mark se despertó en medio de la penumbra de su habitación, definitivamente Haechan lo dejaba completamente exhausto. Sonrió, complacido por pasar tan buen tiempo con su bebé. Estiró su brazo para poder atrapar el pequeño y delicado cuerpo de su castaño, cuando, en el intento, su brazo cayó directamente sobre la cama, indicándole lo solo que estaba en toda la habitación.

Bufó, imaginando que de nuevo Haechan estaba asaltando la cocina, por suerte ahora había comprado unos cuantos bocadillos en la panadería, seguro le agradarían mucho. Espero unos minutos, intentando hacer más sensible su oído para escuchar algún ruido proveniente de fuera de la habitación y al no oír nada por el tiempo suficiente, se atrevió a pararse y caminar a la cocina, comprobando así que no solo estaba solo en el cuarto, sino también en todo su departamento.

Era la segunda vez en el día que se equivocaba sobre las costumbres de su minino, pero ahora estaba asustado, Haechan se había salido de la casa sin decirle nada. Él se vistió, tomó su chaqueta y abrió la puerta de salida, cuando su mente reaccionó antes de dar un paso más y se preguntó ¿Qué estaba haciendo? ¿A dónde iría? ¿Por dónde buscaría? Haechan no era Jaemin, Haechan sabía cómo volver a su casa y no se había perdido en un intento de huir, como Jaemin aquella vez con Jisung. Haechan era un chico que conocía mejor las calles que el propio Mark y solo se fue, sin decir nada.

Pasó sus manos por su cabello, metiéndose de nuevo a la casa. Bufó molesto y le mandó una patada al sofá aunque al instante hizo un gesto de completo dolor, reconociendo que había  golpeado justo en medio de uno de los soportes de los lados. Maldijo, incluso mencionó a la madre de sabrá Dios quien y se sentó sobre el maldito el mueble, analizando su pie.

De un momento a otro escuchó la puerta abrirse, miró rápidamente en esa dirección y vio al castaño que entraba al departamento tal cual ladrón: De puntillas. Haechan había salido con una chaqueta que cubría sus orejas con la gorra y un short más abajo de las rodillas, también cubriéndole o escondiéndole la larga extremidad gatuna.

- ¿Puedo saber por qué entras a tu hogar como si no fuera tuyo?-

En otra oportunidad, a Mark le pudo haber parecido extremadamente cómica la forma como los hombros de Haechan se tensaron e incluso todo su cuerpo se puso rígido en un momento. Divisando el cuerpo y luego el rostro del mayor, al mirarse fijamente, solo entonces Haechan pudo relajarse.

- ¡Mierda! Mark ¿Por qué en la oscuridad? No te vi.-

- Te pregunté algo, Haechan.-

El castaño dio pasos torpes por la casa, pasando desde el corredor hasta el sofá donde Mark estaba sentado, colocándose al  otro extremo, dejando caer su peso muerto, soltando un largo suspiro lleno de cansancio ¿Cansancio de qué? Pensó Mark, si Haechan se rascaba la panza veinticinco horas al día. Claro, si eso fuera posible.

- Solo salí un rato a tomar aire y no quería despertarte, por eso caminé así. Joder, Mark, actúas como una vieja paranoica ¿Quieres ponerme un transmisor en el culo o algo?-

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