Reunión de familia

Extra navideño 2020

25 de diciembre de 2020

Navidad

La habitación está completamente vacía y oscura. Es rectangular, con una gran mesa en uno de lo los extremos con sitio para doce comensales que todavía no han llegado. También hay una pequeña zona de salón con una chimenea encendida, que es lo único que alumbra la habitación. Por las ventanas, se ve un bonito paisaje nevado. La decoración es navideña y muy, muy abundante.

Las luces se van encendiendo poco a poco, una a una, hasta iluminarlo todo.

Pero... ¿dónde están los invitados?

...

Ejem...

Ejeeeem... venga...

¡CONCIENCIA!

¡¿EH?!

¡Que la gente está esperando!

Ah, perdón. Ejem... eh... ¿dónde está...? Es que es mucha gente. Necesito apuntarlos para acordarme. Eh... ¡aquí, sí! En un momento llegarán los primeros... ¡ahí están!

La única puerta de la habitación es abierta lentamente, casi con precaución, pero no es una cabeza lo que se asoma por la apertura, sino la punta de una pistola.

Un chico de pelo castaño corto, ojos claros, complexión esbelta y una gran cicatriz que le recorre la mitad de la cara, se asoma a la habitación con el ceño fruncido, desconfiado.

Lo revisa todo con la mirada, sin bajar la pistola, y da un paso hacia el interior. Pasan unos segundos antes de que asienta con la cabeza.

—Vale, Alice —murmura, guardando la pistola en su cinturón, donde lleva otras armas—. No hay nadie.

Una chica con el mismo mono negro que él, pelo oscuro y ojos azules entra con una mueca de disgusto.

—Podría haber revisado la habitación yo misma, Rhett.

—Oye, no empieces, es Navidad.

—Es Navidad —imitó su voz.

Él la mira, algo ofendido.

—Yo no sueno tan amargado.

—Sí lo haces.

—No lo hago.

—¡Que sí lo...!

Se interrumpen a sí mismos cuando la puerta se abre bruscamente. Alice se queda con los ojos muy abiertos cuando Rhett, por instinto, tira de su brazo y la protege tras su espalda.

Un chico de pelo castaño —muy desordenado— asoma la cabeza. Lleva una sudadera desgastada de Tarantino y parece bastante despistado cuando revisa la habitación con los ojos.

—¿Hoooooolaaaa...? ¡AAAAH!

Da un respingo cuando ve una pistola apuntándolo a menos de diez centímetros de la cabeza y se apresura a levantar los brazos en señal de rendición.

—¿Eso es de verdad? —pregunta con voz aguda.

—No te muevas —advierte Rhett.

—¿Ya has empezado a gritar, Jack Ross? —pregunta una voz femenina desde el otro lado de la puerta, suena enfadada—. ¡Acabamos de llegar!

—Eeehh... —Ross duda un momento, viendo la pistola—. Jen, igual no es muy buen momento para que entres.

—¿Por qué no?

—Porque hay un tipo vestido raro que me está apuntando con una pistola.

—Sí, claro, y Will es blanco. ¡Aparta!