Extra navideño 2022

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La sala está oscura y, en la penumbra, el telón se abre lentamente para dar paso a una figura misteriosa. Su silueta es pequeña, y marca dos piezas de ropa muy claras: un gorrito y unos zapatos de elfo. Por el sonido, no hay duda de que también tienen cascabeles.

Se planta ante el escenario ahora descubierto y se acerca un micrófono a la boca.

—¡Bienvenidas, bienvenidos, bienvenides! —anuncia con alegría misteriosa—. Este año, tenemos... Oye, ¿por qué demonios estoy a oscuras? ¡Que alguien le dé al interruptor!

Al instante, se oye un click y la sala entera se ilumina. La figura misteriosa no solo está en un escenario, sino que tiene por lo menos cien butacas ante ella. Si bien es verdad que solo seis de ellas están ocupadas, el lugar impone igual.

—Ahora sí —comenta con una sonrisa—. Bueno, ¿hace falta que haga una presentación? ¡Volvemos cada año, ya sabéis de qué va esto!

La figura misteriosa, sin embargo, se olvida del pequeño detalle de que puede haber personas nuevas que no entienden lo que está pasando.

—Aaaaah, bueno. —Suspira con pesadez, como si no le gustara su trabajo—. ¡Sí que me gusta mi trabajo, lo prometo! No me despidas, ¿vale? —Se está enredando mucho, y la voz narradora empieza a impacientarse—. ¡VALE, VALE! Pues estamos aquí porque cada año, en Navidad, hacemos alguna actividad especial con los protagonistas de nuestras historias.

Hace una pequeña pausa, carraspea, y entonces extiende el brazo hacia las primeras filas.

—¡Por primera vez, no somos nosotras quienes hemos organizado todo! —continúa—. Este año, han sido los propios personajes quienes han querido hacer esta actividad.

En la primera fila hay seis personas sentadas tras un panel. Cada pareja tiene un botón dorado y otro rojo delante de ella.

Las dos primeras personas son dos hermanos de pelo castaño, ojos marrones y piel bronceada. La chica lleva una camiseta de manga corta y un reloj que mira con impaciencia, como si intentara dejar claro que quiere empezar cuanto antes. El chico de su lado, en cambio, sí que se ha puesto un jersey navideño y le dice, en voz baja, que deje de mirar su reloj. Ella no le hace caso.

—¿Qué tal si os presentáis? —sugiere la figura misteriosa.

La chica se inclina hacia delante y está claro que va a decir algo negativo, así que su hermano se adelanta:

—Ellie y Jay —anuncia amablemente.

—¡Gracias! ¡Sigamos!

En el siguiente dúo, es la chica quien se inclina hacia delante.

—Rebeca y Víctor —dice tranquilamente.

Al igual que los otros dos hermanos, ellos también comparten muchas características físicas: son altos, tienen el cabello pelirrojo, la cara llena de pecas y los ojos de un tono claro parecido al dorado. Ambos llevan ropa de invierno, aunque nada relacionado con Navidad. Por lo menos, parecen estar tranquilos.

—Muchas gracias —prosigue la figura misteriosa, desde el escenario—. ¿Y la última pareja, por favor?

Ellas se miran entre sí, como si ninguna estuviera segura de quién debería representar al equipo, y al final la chica de las decenas de pulseras se adelanta por ambas.

—Livvie y Jane.

—¡Genial!

Son la única pareja que no se parece en nada. Una tiene el cabello castaño, la otra lo tiene negro; una tiene la piel pálida, la otra oscura; una tiene los ojos de un tono azul verdoso, la otra los tiene verdes; una es pequeñita y con curvas, la otra es alta y esbelta; una va vestida con un jersey y un gorrito navideño, la otra va con una chaqueta de un grupo de rock.

Reunión de familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora