𝟷𝟷 𝑦 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑎𝑛𝑑𝑜...

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Estaba a nada de anochecer, eran las 7:33 de la tarde y aunque el sol iba de salida, para Joaquin el día apenas iba comenzando, pues la noche anterior tuvo un concierto y algunas entrevistas, cosas de todos los días. Esa era su rutina y tenía que acostumbrarse.

Normalmente el peli-blanco se quedaría dormido hasta las doce y tantas de la noche, pero hace poco más de tres semana que su vida comenzó a ser más ordenada y no se debía a él mismo, si no a su pareja.

Ivo tenía una rara manía por cenar todas las noches con Joaquín, le parecía lo más romántico posible, y aunque Joaquín nunca lo entendió, tampoco lo cuestiono. Le gustaba tenerlo cerca y eso era lo único que importaba, no se perdonaría volver a dejarlo ir.

Hoy era jueves, así que tocaba come espagueti, normalmente Khea traía las cosas a las 7 de la tarde, para después preparar la cena mientras hablan de su día. Era su momento favorito del día aunque Seven aun no se acostumbraba.

Generalmente Ivo llegaba y Joaquín seguía en el quinto sueño, al pobre chico le tocaba gritar y tocar la puerta hasta que su novio se dignara a atenderle. Joaquín le pidió que le recordara darle una copia de las llaves, lo cual tampoco hizo.

Siendo honestos, a Joaquín no le gustaban los espaguetis, aunque eso nunca se lo dijo a Ivo.
Incluso antes de ir a dormir se dijo a si mismo que ojalá los espaguetis no existieran, e hizo una tonta broma que lo hizo reír como idiota, pero la verdad que no daba gracia.

Igualmente hoy era jueves, jueves a las 7:34de la tarde. Khea estaba escuchando alguna Bzrp season mientras esperaba a que el semáforo cambiara de color y recordó que sería mejor tratar de despertar a su novio de una vez. Tomó su celular y marcó el número frecuente, sonó tres veces hasta que el teñido se dignó a contestar.

—Bueno— respondió una voz ronca y soñolienta del otro lado de la línea, Ivo sonrió.

—¡Llevo media hora llamándote!— grito Khea sonando serio, aunque estuviera a nada de echarse a reír.

—Eu, no me grites.— chillo seven haciendo una mueca, mientras trataba de levantarse de su cama.

—Te llamaba para decirte que voy a tu casa, te mande mensaje y no me los contestaste, me preocupe.

—Que exagerado que sos, lo único que hago es dormir.— Ivo puso los ojos en blanco.

—Bueno, si fuera normal dormir quince horas, igual y no se me haría raro, digo.

—Si a venir a regañarme mejor ni llegues.— "sirve que no como espagueti" pensó

—no era pregunta eh, llegó en 5 amorcito.— chillo con cariño Khea, antes de hacer sonidos de besos.

El castaño estaba por colgar cuando el semáforo cambió de color y sin pensarlo dos veces Ivo puso el acelerador sin colgar.
Pero no contaba con que alguien quisiera "alcanzar" aún el amarillo.

La camioneta arrolló su auto, llevándoselo más de quince metros en un fuerte golpe que hizo gritar a Khea, mientras la camioneta trataba de frenar y su auto debas una o dos vueltas hasta casi cruzar una avenida.

—¡Ivo, Ivo... Ivo!— gritó el peli-blanco, asustado por los gritos detrás de la línea de su novio.



Había sido perdida total, tanto del auto como de el conductor. Ivo había quedado irreconocible, y aunque Joaquín salió de su casa en busca de su novio,buscando encontrarlo bien, no pudo hacer nada.
Estuvo detrás de un teléfono, a once minutos de distancia, según el google maps, a once minutos de ayudarlo, a once minutos de decirle que espere un poco más a cruzar aquel boulevard. El estaba a once minutos y no pudo hacer nada.

 𝑜𝓃𝒸𝑒 𝓂𝒾𝓃𝓊𝓉𝑜𝓈 • ᴋᴀʏɴᴇᴀWhere stories live. Discover now