Al final, Jeno se decidió por arreglar la habitación tal y como recordaba su cuarto en su casa anterior, quizás este era mucho más grande, pero los colores de las paredes y hasta el diseño de la cama era igual. Las colchas y frazadas también, parecidos a los que él solía usar, esperaba que eso le dé un poco más de seguridad a su pequeño.

Dejó las cajas sobre la cama, empezando a colocar las ropas de Jaemin en los cajones. Las suyas ya las había traído en cajas el día que Haechan cuidó a Jaemin, las pocas que conservó y usó en la casa de su madre eran de cuando él vivía ahí. De acuerdo, no le motivaba saber que no había crecido absolutamente nada desde hace años, pero detalles eran detalles, al menos era más grande que Jaemin.

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- ¿Terminaste ya de ojear todo?-

Pasadas las siete de la noche, Jeno ya le había dicho a Jaemin que dejarían su salida al muelle para el día siguiente, así que ahora se estaba encargando de prepararle su mamadera nocturna, viéndolo entrar a la cocina, observándola también con detenimiento. Jaemin maulló, corriendo para envolver sus brazos alrededor de Jeno, meneando su cola lentamente, sobando su rostro contra el costado del mayor.

- ¿Qué pasó, nene? ¿Viste algo malo?-

- Jen...-

Jeno dejó de calentar la leche para prestarle total atención a su niño, observándolo morderse el labio, con nerviosismo. Jaemin inclinó una de sus orejas y bajó la mirada, así que al ya no tener contacto directo con sus ojos, Jeno terminó colocándose de cuchillas, para, en una altura más baja poder buscar el brillante avellana de los ojos de su niño.

- ¿Quieres algo? ¿Y si me lo señalas?-

Jaemin negó con la cabeza, sin dejar de mordisquear su labio inferior hasta que un dedo de Jeno apartó el labio de los colmillitos de su niño, no quería que se hiciera daño, y después de acariciarlo con su pulgar, continuó observando a su minino. Todo eso iba a ser tan complicado, él había rechazado la ayuda de Taeyeon para que Jaemin hablase, pero en momentos como ese deseaba un traductor, no sabía si su niño sentía algún dolor o tenía un antojo. Pasados un par de segundos, Jaemin meneó su cola y suspiró, estirando su brazo hasta que uno de sus deditos señaló directamente la entrepierna de Jeno.

Jeno, aún sin comprender, siguió el camino en la dirección que le mostraba Jaemin y se observó a sí mismo, captando después de un par de segundos, dibujándosele automáticamente una media sonrisa en el rostro, cuando disimuladamente también notó que Jaemin tenía un pequeño problema en su entrepierna.

- ¿Qué pasa, bebé? ¿Las hormonas de nuevo? - Su dedo fue a colocarse justo sobre el bulto del minino, escuchándolo maullar y viéndolo cerrar sus ojos, inclinando esas dos felpudas orejas de su cabeza, mordiéndose el labio otra vez. - ¿Quieres que te haga el amor, Jaemin? ¿Aquí? - Jaemin asintió repetidas veces, dejando como las manos de Jeno lo tomaban y con sumo cuidado lo cargaban, colocándolo sobre la cubierta de la cocina, sentándolo al borde, observando la mirada ya oscura y perversa del más alto. - ¿Vas a abrir las piernas para mí, mi amor?-

Jaemin asintió con la cabeza, obedeciendo. Separó sus piernas a los lados de Jeno, dejando que el cuerpo del mayor se coloque en medio de estas, jadeando de anticipación cuando Jeno tomó su barbilla y capturó sus labios en un profundo e intenso beso, comiéndose los labios del minino, permitiendo que las pequeñas manos de Jaemin lo abracen por el cuello y luego este ladee su cabeza y entregándose completamente al mayor.

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