Capítulo 33: La visión.

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—No pienso olvidarme de ella. —respondió seria y sinceramente Elián.

«Es un idiota» pensó Liam. Si tan sólo supiera la verdad...

—Tendrás que hacerlo, porque ya encontré la Fluorita. —comentó con seguridad, buscando que el contrario recapacitara.

Elián no podía creer lo que acababa de oír.

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Crystal aún se encontraba débil, pero lo único que podían hacer para ayudarla era encontrar un Jade o recuperar el suyo.

El grupo se dividió para lograr encontrar la piedra lo más antes posible. Según las investigaciones de Óscar, el ámbar podía ser utilizado como guía para hallar el jade. 

Por ese motivo cada grupo tomó un fragmento de la piedra de resina amarilla.

Se dividieron de la siguiente manera, Ámbar junto con Ander, Óscar con Ethan y por último Min, Darién y el Bajang. 

A su vez, Carla y Dana se quedaron para cuidar las piedras, los fragmentos y a Crystal.

Ámbar y Ander decidieron buscar por la zona de los Bosques de Palermo, era de noche, hacía frío y las calles de camino hacia el lugar estaban casi vacías.

—Tu ciudad es muy bonita por las noches. —comentó Ander, tomando por sorpresa a la rubia.

—No creí que algo pudiera parecerte bonito. —bromeó, pues el chico de cabellos oscuros siempre se quejaba de todo.

—Te sorprenderías demasiado. —dijo él sonriendo de lado. —Creo que dividirnos así será inútil. —agregó cambiando el tema, observando las calles iluminadas con pocos autos transitando.

— ¿Por qué pensas eso? —preguntó la morena con curiosidad.

Ander la miró a la cara.

—Porque probablemente tú seas la única que pueda dominar el Ámbar para hallar el jade. —respondió y luego apartó nuevamente su vista.—Además, esa piedra es más fuerte cuando se encuentra a la luz del sol. 

Ámbar permaneció un momento en silencio, sin dejar de caminar en dirección a los bosques. Tal vez Ander tenía razón o quizás sólo eran alardes. Comenzaba a tener algo de frío, sobre todo cuando una fuerte brisa de viento los envolvió.

—Óscar dijo que cualquier puede hacerlo. —dijo abrazándose a sí misma, la rubia.

—Entonces ¿Por qué sólo nosotros  vamos rumbo a los Bosques? —preguntó serio y luego se detuvo para verla. 

La joven seguía abrazándose a sí misma, a la vez que frenó sus pasos en cuanto el chico se detuvo. Lo miró en silencio, sus ojos grises no dejaban de mirarla. Respecto a lo que dijo, era una buena pregunta.

—¿Tienes frío, Ámbar? —preguntó de repente Ander. 

La chica se ruborizó levemente. 

—Un poco. —respondió y vio como él se sacaba su campera. —¡No! ¿Qué haces? —exclamó de inmediato.

—Ten. —le ofreció su campera, Ander. —Yo no tengo frío.

—Pero después sí vas a tenerlo. —habló la chica, negándose a su ayuda.

—No seas cabezota. —dijo el joven Radomsky y le tiró la campera en la cara. 

Ámbar perdió la vista por unos segundos al quedar su rostro completamente cubierto por la ropa negra del chico, la cual retiró de inmediato.

—¡¿Por qué hiciste eso?!—exclamó casi a los gritos al percatarse que el chico continuó caminando.

Ander no le prestó atención y ella trotó hacia él.

AMATISTA (Editando)Where stories live. Discover now