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*Siete años atrás*

-Vamos Jacob, Jadelyn necesita algo así, tiene que empezar a convivir con más niños de su edad.

-No lo sé Emma, ¿qué tal si no se adapta? Además ella es feliz estando aquí con nosotros, y dijo que quería estar todo el día en casa cuando naciera el bebé para poder ayudarte a cuidarlo.

-Es una niña, ella debería estar jugando y divirtiéndose. No quedarse encerrada cuidando a su hermano pequeño.

La pequeña Jadelyn se encontraba en su habitación, con un oído pegado a la puerta para poder alcanzar a escuchar la conversación que estaban teniendo sus padres en el pasillo en ese momento.

Al parecer su mamá quería inscribirla en un campamento de verano para que socializara con más niños, ya que debido a su timidez, a sus 11 años de edad aún no tenía muchos amigos, y le aterraba la idea de que al entrar a secundaria en los próximos meses, su única hija tuviera problemas por no poder convivir correctamente con sus compañeros.

-De acuerdo. Mañana iré a apartarle un lugar. -habló su padre con resignación. -Pero tú hablarás con ella y le explicarás por qué hacemos esto.

-Te aseguró que así será Jacob. Y te aseguro que es por su bien.

*****

El lunes siguiente, dos días después de la conversación que escuchó por parte de sus padres, Jadelyn se encontraba en el asiento trasero de su camioneta, nerviosa por lo que le esperaba al llegar al tan mencionado campamento.

No será tan malo. Pensó. Sólo tendré que venir por las tardes, y al llegar a casa en las noches todo continuará con normalidad.

Pero ella sabía que no sería tan fácil, y que si se decía eso a sí misma era solo para calmar la ansiedad que crecía cada vez más dentro de su cuerpo. Le aterraba conocer gente y exponerse a situaciones nuevas. No quería ir a ese lugar pero no le quedaba otra opción luego de que sus padres prácticamente la obligaran a aceptar, convenciéndola de que era lo mejor para ella y que a la larga se daría cuenta de eso.

-Tú debes de ser Jadelyn West. -dijo una mujer frente a ella una vez que llegaron al lugar. Se veía bastante jóven, de no más de treinta años de edad y era muy bonita, además de tener una voz tan suave que te hacía confiar en ella y sentirte segura a su lado inmediatamente.

Eso logró calmar un poco a la preadolescente, quien asintió con timidez.

-Sígueme. Te voy a llevar con los demás chicos y a que conozcas el lugar.

La pequeña asintió como respuesta por segunda ocasión y se dirigió hacia donde estaban sus padres para darles un fuerte abrazo a cada uno a modo de despedida, buscando el valor que necesitaba en los brazos de ambos para poder seguir a aquella mujer.

-Te vemos en la noche.

-Te queremos.

-Sí. -fue lo único que fue capaz de decir, regalándole una sonrisa a cada uno para dar la vuelta y finalmente entrar a aquel lugar, el cual se veía como un mini bosque.

En la entrada había una pequeña construcción a modo de simulación de una cabaña. Ahí dentro estaba la recepción donde los niños y las personas encargadas del campamento se registraban al llegar. También habían varias sillas donde se encontraban algunos de sus compañeros sentados, platicando entre sí.

Al salir por la puerta trasera de la cabaña se encontraba un gran campo abierto, lleno de árboles y algunas mesas hechas de cemento. De un lado tenía dos canchas de juego, y del otro otras dos cabañas un poco más grandes que la de la entrada. Ahí era donde se hacían actividades no físicas o deportivas, como manualidades, las clases de dibujo, o dónde podían refugiarse en caso de que comenzara a llover.

Todo se veía bastante agradable una vez que estabas ahí, incluso las personas que habían dentro lo eran también. Tanto así que Jadelyn comenzó a sentirse más relajada y feliz, dispuesta a hacer nuevos amigos.

Pero su felicidad le duró muy poco tiempo, pues tal como estaba acostumbrada a que sucediera, nadie se acercó a ella para tratar de entablar una conversación, o simplemente para saludar. Y ella tampoco lo intentó.

Comenzó a entrar en pánico al notar cómo se iban formando poco a poco los grupos de amigos desde el primer día de campamento, siendo ella la única que sobraba. Quiso llorar pero luego pensó en que se vería patética si lo hacía. Suficiente tenía con que la vieran sola en la esquina como para que además la vieran llorando. Era eso lo que se decía a sí misma.

En ese momento todos se encontraban en la clase de esculturas con arcilla. Al menos estando en esa clase no era tan malo no tener amigos, pues cada quien estaba concentrado haciendo su propia figura. Sin embargo sólo faltaba una hora para que el día en el campamento terminara y Jadelyn ya se había resignado a que no haría ningún amigo ahí tampoco, tal como era costumbre para ella.

Pero cuando la clase terminó y la castaña se dispuso a tomar su mochila para por fin abandonar el lugar (al menos por ese día), una voz la detuvo.

-¡Hola!

Insegura, Jadelyn levantó la mirada con temor de que el saludo no fuera dirigido hacia ella, pero una vez que vio a aquella delgada chica frente a ella regalándole una gran sonrisa supo que no estaba equivocada.

-Hola. -contestó casi en voz baja.

-¿Cómo te llamas?

-Jadelyn.

-Es un lindo nombre. Yo me llamo Victoria.

¿Me recuerdas? (Jori)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang