XIX

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Su percepción del tiempo últimamente era muy confusa, los días pasaban rápido y aveces no era capaz de identificar cuantos días pasaron desde la última vez que miró el calendario. Todo eso no era tan malo pero... ¿Por qué de repente apareció él? Había dicho que estaría fuera un par de días pero nunca dijo cuántos exactamente por lo que verlo sentado en su sofá le generaba un sentimiento de inquietud.

— No imaginé que ya estarías de vuelta — comentó a unos cuantos metros de distancia. No estaba seguro de por qué ahora no deseaba estar cerca — me sorprendiste.

— Perdón por las molestias, lindura — lo vio sonreír de lado mientras que sujetaba un dulce con una de sus manos — estaba cerca de la zona, creí que sería buena idea venir a visitarte.

— No tienes ningún motivo para venir, ¿cierto?

— Cierto — asintió lentamente aún sujetando el dulce, sin comerlo — sólo me apetecio.

— Bien, te pido que no te quedes mucho tiempo, debo estudiar — era mentira.

— Tranquilo, no te molestaré — girando su cabeza un poco para poder mirarlo de reojo Agust D volvió a sonreír — déjame hacerte una pregunta, Hoseok.

— ¿Que pasa? — por alguna razón esa mirada le hacía querer alejarse aún más.

— ¿Que hiciste con tu ereccion la noche que me fui? — soltó una risa poco discreta y finalmente se comió el dulce — ¿Tuviste que tocarte tu solo?

— ¿Por qué quieres saber eso? — aquella pregunta le había avergonzado logrando que se sonrojara.

— Simple curiosidad — sin dejar de mirarle fijamente el castaño se puso de pie y caminó hasta quedar frente a Hoseok — si esa noche no hubiera tenido prisa por irme las cosas habrían acabado muy bien para los dos — susurró acortando la distancia.

— No digas tonterías — manteniendo la mirada baja el pelinegro escondía su vergüenza — fuiste tu el que se alejó de todas formas...

— ¿Eso quiere decir que si estabas dispuesto a acostarte conmigo? — añadió con cierto tono de diversión en su voz — no sé si debería sentirme halagado por eso — una vez más se acercó al castaño hasta que sus cuerpos estuvieran casi completamente pegados, lo sostuvo de la cintura y de manera gentil sujetó su mentón haciendo que lo mirara — ¿Tú qué piensas?

— Yo...

— ¿Quieres repetir lo de esa noche? — a medida que acercaba su rostro al contrario su voz sonaba en un tono bajo — ¿Quieres que acabemos con lo que empezamos?

— B... Bueno yo... — dejándose llevar por la cercanía, el ligero roce de sus cuerpos y la suave fragancia a menta que desprendía el castaño Hoseok aferró sus manos a la camiseta del mayor — sí... Sí quiero.

Tras decir aquello pudo notar un brillo algo abrumador en la mirada del castaño, un brillo que ciertamente no le generaba nada de confianza pero debido a la situación actual estaba dispuesto a ignorarlo. Todo comenzó como él se lo esperaba, besos, caricias y pequeñas mordidas, con sólo esos tres factores Hoseok se sentía desfallecer, su cuerpo se adormecia en cuanto Agust D lo tocaba, sus piernas temblaban y sus labios rogaban por atención. Se sentía sumamente pleno y las caricias sobre su piel desnuda le hacían estremecer.

Pero a pesar de ese sentimiento de comodidad en el fondo de su mente había una pregunta que no dejaba de hacer eco desde que ambos se despojaron de sus ropas. ¿De verdad iba a acostarse con un desconocido? No quería detenerse a pensarlo, no quería soltarlo, no quería parar de besarlo. Sin haberse dado cuenta su espalda se encontraba recostada sobre el sofá, su mirada estaba clavada en el techo mientras su respiración se aceleraba y su cuerpo tiritaba tras la sensación del mayor besando sus muslos. No quería mirar hacia abajo, no quería ver ese brillo tan extraño en su mirada pero tampoco quería que parase, tal vez nunca en su vida se había contradicho tanto.

No te mataré si me besas [Yoonseok +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora