·•❃•8. Euforia.

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Sí, serían buenos recuerdos para el futuro.

Oía que Ymir y Christa conversaban entre sí, tal como que la mayoría, pero el bullicio no le resultaba molesto a pesar de todo. En ese instante, hubo una pregunta hecha por Thomas que ella alcanzó a captar aun siendo amortiguada por el ruido.

—¿No quieres unirte a la Policía Militar, Eren? ¿Hablas en serio?

—Tienes una de las mejores diez calificaciones —le señaló otro chico, cuyo nombre era Samuel.

—He tenido mi meta clara desde el inicio —levantó la cabeza, dejando ver la determinación en sus orbes—. No entrené para vivir cómodamente en el distrito interior. Trabajé así de duro para pelear contra los titanes.

—¡Pero es imposible que ganes! — Thomas alzó la voz, llamando la atención de todo mundo—. Lo sabes muy bien... tú sabes cuántos han sido devorados por ellos. Hemos perdido más del veinte por ciento del total de nuestra población. La humanidad no tiene posibilidades contra los titanes.

Un silencio sepulcral se desplegó por el comedor.

—¿Y? ¿Te rindes solo porque crees que no puedes ganar? —respondió de vuelta, sorprendiéndolos a ambos.

—Bueno...

—Es verdad, solo hemos sufrido derrotas hasta ahora —interrumpió al rubio—. ¡Eso es porque apenas y sabíamos algo sobre los titanes! No podemos derrotarlos usando cifras. Puede que hayamos perdido, pero el conocimiento que obtuvimos de esas batallas será nuestro faro de esperanza. —Para ese punto su voz iba cobrando cada vez más fuerza—. ¿Aún así descartas el progreso táctico ganado con cientos de miles de sacrificios solo para servirte en bandeja de plata? Tienes que estar bromeando. ¡Mataré a cada uno de ellos y liberaré estas murallas! —Su ceño se frunció notablemente—. ¡Ese es mi sueño! ¡La humanidad no lo ha perdido todo aún!

Un par de lágrimas se asomaron por los ojos del chico. Salió del sitio para tomar un poco de aire, Armin y Mikasa enseguida fueron tras él. Para (Nombre) no era de extrañar que ese chico le tuviera un gran rencor a los titanes. Ni siquiera podía imaginar lo que debió sentir al tener que ser testigo de la muerte de su madre.

Despegó la mirada de la puerta una vez que Eren desapareció de su vista. Su discurso pareció haber tenido un efecto peculiar en la gente, ya que la euforia de momentos antes se disipó por completo.

Mikasa y Armin encontraron a Eren sentado al borde de un escalón, notando que se limpiaba las lágrimas con el dorso de la mano.

—Eren, ¿podemos hablar sobre tu sueño? —le preguntó Arlert, sentándose a su lado.

—Sí, después de todo lo entendí de ti. Ir más allá de las murallas y todo eso... —murmuró.

Hubo un breve mutismo que el rubio se dispuso a romper pronunciando lo siguiente:

—Me voy a unir a la Legión de Reconocimiento.

Y de inmediato, Eren se mostró alarmado.

—¿Hablas en serio, Armin? Eres nuestro teórico número uno, sería mejor que te dedicaras a eso.

—No me importaría morir siempre y cuando pueda ser de utilidad.

—Yo también me uniré a la Legión de Reconocimiento —formuló Mikasa, provocando que ambos se giraran en su dirección con rapidez.

—Obtuviste el primer lugar entre los mejores diez graduados —le recordó Eren—. ¡Únete a la Policía Militar!

—Iré a la Policía Militar si tú vas. Si vas a las Tropas Estacionarias, entonces yo también. Morirás si no estoy ahí contigo.

Demonios;; Eren Jaeger x Lectora | Shingeki no KyojinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora