Capítulo 1

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Una chica luchó valientemente.
Un joven no tuvo opciones.
Ella estaba del lado de la luz.
Él representaba todo lo que era el mal.

La batalla terminó.

El joven se reinventó.
La chica se ocultó.
Él quería más que nunca vivir.
Ella sólo esperaba la muerte.

Un día se encontraron.

Evitaba salir de casa si no era estrictamente necesario, pero hoy era el cumpleaños de su gran amigo, no podía faltar. Estaba dispuesta a parecer alegre en lo posible, no dejaría que esta vez los malos recuerdos la nublaran.

El tiempo que demoró en vestirse fue mínimo, se puso unos pantalones que habían visto días mejores y un abrigo largo, para los pies botines. 31 de julio y parecía Navidad.

A través de la chimenea fue a casa de su ex compañero de armas cuando el reloj dio las 8.

Del otro lado no había la gran fiesta que había esperado, se oían algunas voces, pero ni siquiera música. Se acercó a la sala, donde pensaba estaban todos y allí los encontró, Harry estaba sentado junto a Pansy, frente a ellos Ginny, Blaise y Draco, este último integrante la extrañó. Los otros dos ya llevaban varios años de relación.

--Hermione- Harry se levantó a recibirla -Viniste.

--No me perdería jamás tu cumpleaños -lo abrazó inundándose de su perfume, no cambiaba, su cabello despeinado le hacía cosquillas en la nariz, así se sentía estar en casa. -Felices 25 veranos Potter.

--De pronto me siento viejo- su risa suave fue música para los oídos de la castaña. Lo extrañaba tantísimo, pero era incapaz de verlo más de un día.

Cuando salió de sus brazos Ginny se lanzó a su encuentro, esa alegría, esa energía positiva, ella era la definición de vida, con esa buena vibra que podría  contagiar hasta a la muerte.

Pansy le sonrió, ella respetaba su espacio, sabía que lo necesitaba, pero jamás le negó un gesto amable, incluso un abrazo le dio en momentos de crisis. Le agradaba, era una compañera perfecta para Harry.

Blaise asintió en su dirección, siempre caballero, siempre serio, una vez la hizo sonreír, quizás él aún no sepa cuanta falta le hacía a ella sonreír.

Entonces miró al que se presentaba hoy como un intruso en su rutina, Draco Malfoy.

--Buenas noches Granger.

-- Buenas noches Malfoy.

El joven la miraba con curiosidad, ya en su rostro no había ni rastro de la mueca de asco que era recurrente cuando la veía.

-- Hermione, por favor toma asiento, Ron no va a poder venir hoy- la castaña se sentó en la butaca que se encontraba a la derecha del sofá donde estaba el rubio. -¿Cómo has estado recientemente?

--Igual que siempre Harry- sonrío Hermione -Sobreviviendo.

--¿No has pensado en la propuesta que te hice?

-- Lo hice, pero no creo que vaya a poder.

--Hermione...

--Mira, te traje un regalo- atajó Hermione la conversación a tiempo, no era la primera vez que Harry le ofrecía un trabajo, pero ella no estaba lista para salir al mundo, y quizás no lo estuviese nunca. De su bolsillo sacó un pequeño paquete que hizo crecer con la varita. Estaba envuelto en papel de regalo rojo y tenía un moño dorado. Blaise y Pansy bufaron.

--Creo que ya es hora de dejar el espíritu Gryffindor atrás- se burló la azabache.

--Jamás- respondieron los tres leones. Harry tomó su regalo y con todo el cuidado del mundo lo abrió y dejó ver a los demás el presente que había logrado que se le empañaran los ojos de lágrimas.

Segundas OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora