-ˋˏ 23 ˎˊ-

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- Jeno hace eso porque lo ama, yo quisiera que tú... - El castaño llevó su mano sobre la que Mark mantenía en la palanca de cambios, inclinándose hacia adelante, pestañeando repetidas veces, meneando sus orejitas y al final dejándolas caer hacía los lados.

- Quisiera que me ames al menos un poquito de lo mucho que yo te amo... Y así saber que harías todo por mí, como yo lo haría por ti, Marki.-

- Por tu puta madre, Haechan, para. Bien, iremos por tus malditas hamburguesas.-

Mark giró el timón en la vuelta debida para dirigirse al Bur- ger King. Nunca le confesaría a Haechan que había reducido un poco la velocidad con tal de no pasar esa curva, porque al final, sin necesidad ponerse tan melodramático, seguro lo habría convencido con simplemente un par de besos.

- Gobernado.- Susurró el minino.

- ¿Qué?-

- Que te amo, Marki.-

Una vez el ojinegro abrió la puerta, Haechan entró caminando tranquilamente, con su, quizás, quinta hamburguesa comida en apenas la noche. Mark soltó un suspiro al estar por fin en la comodidad de su casa, además de ver su precioso sofá llamándolo para recostarse en él, con el cuerpo de Haechan al lado del suyo, Dios, eso era vida.

Pero luego, girando apenas un poco más la cabeza a la mesa central de su sala, observó las diez separatas que tenía que leer para su examen oral del día siguiente, de las cuales había repasado lo que se dice... Nada.

- Hoy estuve viendo Los Vengadores ¿Te conté?- Escuchó la voz alegre de su minino, observándolo sentarse con tranquilidad en el sofá, y vaya que Mark se moría por ver esa película aunque fuera por millonésima vez.

Haechan colocó su cola sobre su regazo y continuó comiendo su hamburguesa, olvidándose del mundo mientras meneaba las orejas ante cada brisa que entraba por la ventana abierta y apoyaba sus pies sobre la mesita de noche, incluso sobre las hojas que Mark tenía que repasar. Si se tuvieran que entregar, el mayor lo hubiera regañado, pero como solo eran impresiones para repasar, incluso él había dibujado miles de veces a Haechan ahí, en caricatura, claro, en un boceto de comic que tanto se moría por perfeccionar.

- Tengo que estudiar aquí en la sala ¿Por qué no ves televisión en el cuarto?- Haechan asintió, levantándose y caminando a paso tranquilo a su habitación, preguntándole a Mark dónde estaba su Coca-Cola. Cuando el mayor se la entregó, el castaño se fue con tranquilidad, como el buen niño que era siempre que estaba comiendo algo.

                      【·。ʚ🥛ɞ。·】

Pasadas menos de dos horas, Mark tenía su frente apoyada sobre su escritorio en la sala, absolutamente nada de lo que leía le entraba en el cerebro, y la parte más desesperante de esto era que escuchaba las constantes risas de su pequeño gatito desde su cuarto, burlándose por algunos vídeos graciosos que estaban pasando en el noticiero.

Haechan había salido un par de veces para ir a buscar algo de comer, por suerte aún quedaban sobras del día anterior cuando pidieron pizza, eso sí sobras se les puede decir a los pedazos que Mark escondió para que Haechan no arrasara con todo y después tuviera hambre de nuevo.

- ¡MARK! ¡Mark, corre! ¡Mira esto!-

Escuchar los gritos alarmados del minino fue suficiente para desperezar al mayor, casi corriendo hacía la habitación, y soltando el aire de sus pulmones cuando se encontró con Haechan sentado al borde de la cama, manteniendo su mirada en la televisión, mirando a Mark y luego señalando hacía el aparato.

- Es Jaemin.-

Mark caminó a paso tranquilo hasta sentarse al lado de Haechan, admirando las figuras que aparecían en la televisión: Un hombre de poco más de treinta años en un canal de noticias, presentando la imagen del pequeño Jaemin en sus manos, y otra más grande al lado de él, colocada en la pantalla. Era Jaemin, de eso no cabía duda. Esos eran sus ojos avellanas apagados, y sus rizos castaños desordenados, además de que ese Jaemin no sonreía, pero era él, sin ningún cambio más que el vacío con el que miraba a la persona que tomó la fotografía.

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