Prólogo

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Desperté esa mañana sintiendome claramente observada. Al abrir los ojos solo vi osuridad, pero bastaron unos cortos minutos para que mi vista se acostumbrara al panorama nocturno y entonces noté algo fuera de lugar.

La ventana de mi habitación estaba abierta de par en par, y yo me había encargado de cerrarla con el pestillo antes de dormir.

Mis padres eran unos paranóicos y, como esta casa nueva carecía de rejas, todas las noches se empeñaban en cerrar cada ventana y cada puerta con la mayor seguridad posible. Pero la ventana ahora estaba abierta, y la llave seguía arriba de mi mesita de noche.

Recorrí con la mirada toda la habitación, pero no había nadie. Ahora, con la luz de la calle que entraba en el cuarto y me dejaba ver, podía corroborarlo. De hecho, ya no me sentía observada. Y, de hecho, la puerta de mi habitación estaba cerrada. Yo jamás la dejaba cerrada.

Con las llaves de mi casa en mano, me levanté de la cama. En el manojo estaba sujeto un interruptor de la alarma. Si había alguien sospechoso, la encendería. Aunque tambien existía la posibilidad de que no hubiera cerrado bien la ventana y que se hubiera abierto sola, haciendo que el viento entrara y cerrara la puerta. Quién sabe.

La luz del reloj iluminaba todo aún más, y el cuarto ya casi me parecía igual de iluminado que de día. Aún así me acerqué al picaporte y miré a travez del orificio para las llaves. El pasillo que tenía al frente estaba vacío. La madera lustrada se extendía hasta el otro extremo de la casa en donde habíamos puesto una mesita con adornos que estaba intacta. Tal vez al extraño no le gustaran las flores y los souvenires. Pero de todas formas algo captó mi atención. La puerta del cuarto de mis padres tambien estaba cerrada, cosa que no sucedía tan a menudo.

Con un movimiento silencioso y pausado abrí la puerta de mi habitación, pero dejé solo una pequeña rendija para poder ver el pasillo de mis hermanos. Y por más de que me pegara conta la pared, no podía ver las puertas contigüas. Saqué la cabeza al pasillo y las observe. Cerradas las dos. ¿Acaso el extraño había cerrado las puertas para que no lo escucharamos llevarse las cosas de la casa? ¿O pensaba entrar en cada habitación? Imposible. Según el reloj faltaban dos horas para el amanecer, y dos horas para que nos despertaramos.

Salí de mi habitación y caminé por el pasillo. Por más de que no faltara nada y estuviera todo igual a como estaba al apagar las luces, no podía quitarme ese horrible sentimiento de estar siendo invadida. Algo no estaba bien.

Al llegar al dormitorio de mis padres me pegué contra la pared para relajarme un poco. Tal vez ellos habían querido... bueno, tener una de esas noches que no suceden tan seguido. Tal vez ellos ccerraron las puertas. ¿Y la ventana? Seguía existiendo la posibilidad de que no la hubiera cerrado bien.

-Si piensas tanto te va a doler la cabeza.

La voz a mi lado fue tan repentina que me dejó helada. Hasta casi dejo caer mis llaves. Lentamente fui voltearndo mi rostro hacia el hombre que me había hablado. Primero vi unos borcegos marrones, luego unos jeans azules, una camisa roja que me develó que el hombre no era mas que un chico, un par de años mas grande que yo, quizá. Cuando le vi el rostro mi torso se expandió, listo para gritar, y mis manos se aferraron al boton de encendido de la alarma. El muchacho me arrancó las llaves con una mano y se las guardó en el bolsillo mientras que con la otra me tapaba la boca y me volvía a estampar contra la pared.

-Vamos hermosa, colabora en algo.

Me sonrió, y vi que sus colmillos eran larguísimos y afilados.

Me acercó a él para darme la vuelta y con el brazo libre de llaves y con una velocidad y fuerza inhumana, me tomó por las muñecas y comenzó a empujarme hacia mi habitación.
Una vez adentro me arrojó sobre la cama y se situó sobre mi, con sus ojos brillamtemente rojos. Quería gritar. Quería gritar mas que nada en la vida. Pero no lo hice.
En cuando sus colmillos se hundieron en mi cuello me sentí tranquila, me sentí mejor. Mis músculos se relajaron tanto que él ya no tuvo necesidad de agarrarme tan fuerte.
No pasó mucho tiempo hasta que comencé a ver borroso. No pasó mas tiempo de ese hasta que caí, inconciente, al suelo.

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Novela original, cualquier copia será denunciada.

Un Vampiro en mi Habitación #PGP2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora