ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 3; ᴍᴀɴᴏ ᴠɪᴠɪᴇɴᴛᴇ

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Después de la frase tan melancólica y desanimadora de Tatiana, Annabel corrió su rostro y se colocó en medio de Will y Tessa, ignorando rotundamente a Grace, luego Tessa corto el incómodo momento y comenzaron a hablar, Will se inclinó para besar la mano enguantada en satín de Grace.

- ¿Me harías el honor de este baile? -dijo James. Era consciente de la presencia de sus padres, la de Annabel y la de Tatiana Blackthorn, observando todo con sus ojos verdes venenosos. Era consciente de la música, continuando alrededor de ellos y consciente de sus propios latidos, ruidosos cual truenos en sus oídos.

Era consciente de todas esas cosas, pero parecían distantes, como si estuvieran atrapadas detrás de una pared de cristal. La única cosa que era real en la habitación era Grace.

Los padres de James lo miraron con preocupación grabada en sus rostros. Sintió una sensación de culpa que se estuvieran preguntando, ahora, por qué se había apresurado hacia Grace, hasta donde ellos sabían, apenas y estaba familiarizado con ella. Pero la culpa, también, se sentía distante. Ellos no sabían lo que él hacía. No sabían cuán importante era esto.

-Bien, ve, Grace -dijo Tatiana, una sonrisa filosa extendiéndose por su delgado rostro- Baila con el caballero.

Sin alzar la mirada, Grace puso su mano ligeramente en la de James.

Se dirigieron a la pista de baile. Matthew se acercó a Annabel pidiéndole bailar, a lo que ella asistió rápidamente, Matthew miraba a Annabel colocando una mano en su hombro, mientras el, la colocaba en su cintura. Ella siempre había sido elegante cuando habían bailado, siempre solía ser para que ella no bailara con algunos cazadores de sombras que la incomodaran o simplemente, no bailaba con cazadores de sombras que sean del desagrado del rubio, pero ahora ella se sentía diferente en sus brazos.

- ¿Estas bien? -pregunto.

-Claro que sí, no es que me esté estresando porque ellas estén aquí.

-No les prestes atención y será más fácil.

-Oh, créeme... Estoy tentada a ignorarlas, pero por alguna maldita razón no puedo. -susurro.

-La mejor manera de librarse de una tentación, es caer en ella...-dijo Matthew con una sonrisa, una sonrisa muy encantadora pero descarada, Annabel no sabía que quería decir realmente pero lo dejo pasar.

-Sí, supongo, enserio estas obsesionado con Óscar Wilde.

-Decir sus frases me hacen sentir sabio...-dijo cerrando sus ojos y levantando ambas cejas. -Admítelo Annabel.

- ¿Admitir que cosa? -dijo ella extrañada.

-Admítelo, quiero tu confesión.

- ¿Mi...confesión? ¿Confesión de qué? No eh hecho nada.

① 𝑪𝒊𝒖𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆 𝑫𝒆𝒎𝒐𝒏𝒊𝒐𝒔 ┃CDS: 𝑳𝒂𝒔 𝑼𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂𝒔 𝑯𝒐𝒓𝒂𝒔Where stories live. Discover now