Durazno...

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Cuando salió, se sintió demasiado avergonzado, sus mejillas estaban ardiendo y las piernas le temblaban

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Cuando salió, se sintió demasiado avergonzado, sus mejillas estaban ardiendo y las piernas le temblaban. Cuando sintió la vista de los dos alfas mayores solo empeoró la sensación de vergüenza haciendo que su olor se volviera ácido. El amo le atrapo antes de que su cuerpo terminara en el piso, haciendo una broma que le hizo ocultar sus feromonas. Había veces en las que ni a él le gustaba el olor ácido que él mismo soltaba.

Ambos voltearon a ver la conmoción de gente que se había hecho cerca del tablón de anuncios. A pesar de que no podía leer, el amo le leyó lo poco que quería, algo en él se emocionó por el maestro y eso molestó al hombre que iba frente a él. Se burló un poco del menor, diciéndole palabras que el joven ya sabía, y se molestó aún más al ver la estúpida devoción que le tenia a aquel beta. Sus feromonas se volvieron amenazantes, alertando a muchos alfas y omegas de la plaza sin embargo, el joven omega estaba tan metido en sus pensamientos que apenas y noto el aroma peligroso que soltaba el amo.

 Sus feromonas se volvieron amenazantes, alertando a muchos alfas y omegas de la plaza sin embargo, el joven omega estaba tan metido en sus pensamientos que apenas y noto el aroma peligroso que soltaba el amo

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Se puso a pensar, ¿Que haría después de ayudar al maestro? No lo sabía, jamás había creído que alguien no letrado como él y que sus únicas cualidades eran pintar habría podido ayudar a su maestro. Aún así, la duda no le dejaba en paz, con lo cual decidió ir a verle, preguntarle sobre su destino y saber que sería de él. Entro con cuidado en la biblioteca donde le habían dicho se encontraba su maestro.

Este estaba estudiando un libro y anotando sobre algún dato importante sobre la administración del gobierno, con cuidado el pequeño pintor le preguntó sobre su destino, uno tan incierto que dependía totalmente de las palabras que le fuera a soltar él beta frente a él. Este mismo subió su mirada incrédulo de la pregunta, pensando para sí mismo la posibilidad de que el joven fuera estupido.

Sin una nota de emoción o enojo o de cualquier emoción, le respondió cortante, dejando que su ira se descargara en aquel dulce omega que ahora temblaba asustado y avergonzado en su lugar, comenzando a sentir sus lágrimas caer. Intento excusarse, decir lo que siempre había pensado, defendiendo lo que su corazón sentía e ignorando si su olor a durazno salía más de la cuenta.

Y fue en ese preciso instante que le soltó aquellas palabras tan desagradables pero que para el joven omega eran ciertas. Había nacido para ser una prostituta. Como aquellas omegas de la casa de sus nonnas que utilizaban su olor para seducir a alfas y omegas por igual. Que usaban sus olores para hacer que nadie les dijera que no solo por unas pocas monedas. Era igual a ellas y peor pensó Baek. Cuando su maestro se fue, el corrió a su habitación. Solo conocía algo que le distraería y esperaba que pudiera concentrarse. Sus lágrimas no le permitían ver mucho.

Lejos de aquella casa y ajeno al sufrimiento creciente de su pareja sexual se encontraba Seungho de cacería junto a unos de los muchos betas que solían, en el pasado, frecuentar su cama para calmar los deseos de aquel alfa

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Lejos de aquella casa y ajeno al sufrimiento creciente de su pareja sexual se encontraba Seungho de cacería junto a unos de los muchos betas que solían, en el pasado, frecuentar su cama para calmar los deseos de aquel alfa. Este mismo le dijo de aquellos rumores sobre el omega de piel blanca y cabello corto del cual Seungho se había adueñado. Le dijo eso y más, preguntándole si algún día le dejaría probar al chico, obteniendo el desprecio del alfa. Él beta ya en soldadas se preguntó cómo había hecho aquel pintor para robar la atención que durante años Jiwha había deseado con ferviente fuerza.

Llevaba ya varias horas pintando, dibujando esos momentos que le habían ordenado, donde él y aquel alfa eran los protagonistas de la piel sudada y el espeso engrosamiento que dos cuerpos podían crear. Las palabras de su maestro resonaron en su cabeza. Asustado vio las imágenes que él mismo había creado. La viva y tácita imagen de su destino escrito. Lloro con más fuerza, no podía creer en lo que se había convertido.

Cuando escucho la puerta abrirse y a él llego el olor de las almendras y las ciruelas, decidió que tenía que dejar de llorar, en ese momento sintió una fuerte presión en su muñeca, aquella que solía usar para pintar. Seungho no le soltaba por más que Na-Kyum se lo pidiera y a este último le había empezado a doler la muñeca. Empezaba a sentirse harto, todo el estrés que se había acumulado en las últimas semanas estaba a nada de salir y el pequeño prefería hacerlo a solas, pues su temperamento podía ser un poco explosivo si se lo proponía.

Le grito al alfa. Estaba cansado, estresado y triste, si no fuera por su control perfecto toda esa habilitación olería a algún tipo de cítrico con sal y tal vez el olor del humo. En cuento recibió el golpe en su mejilla, haciéndole sollozar un poco más y sintiendo sus entrañas revolverse al ver la pintura que le había hecho a su maestro decidió dejar que algo en él se desactivara.

Olvidando toda vergüenza, permitiendo que el olor a durazno amargo se extendiera solo un poco, atrayendo al alfa como su omega interior le susurraba delicadamente, besando sus labios sin experiencia y desnudándose para el ajeno, recibiendo las extrañas palabras y siguiendo con su faena morbosa. En cuanto se sintió abajo del alfa, con ese equilibrado y, en esos instantes, algo cargado olor a almendra lloro más fuerte.

Lloro por que algo en el decía que estaba bien, que allí, bajo el cuerpo del alfa estando él medio desnudo, estaba seguro, cómodo. Como si ese fuera su lugar, se dejó abrazar por el mayor de lo Yoon, sintiendo una extraña calidez recorriendo su pecho, bajando a su estómago e instalándose en su vientre. Era una sensación que no quería olvidar.

El amo le besó y él se dejó hacer, su olor comenzó a ser más dulzón, como si al durazno le hubieran puesto azúcar y las almendras comenzaron a hacerse más ligeras para dar paso al sabor medianamente ácido de las ciruelas, creando una atmósfera perfecta con lo olores perfectos, combinados todos entre sí, bailando para hacerse uno y crear un perfume con balances perfectos.

So, yes

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So, yes. Debería de publicar donde capítulo hoy? Es que siento que este está muy flojo.

¿Que opinan?

Gracias por leer.

Mi amo...Where stories live. Discover now