33: Feliz Navidad.

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—Puede ser.— le di una sonrisa mostrando los dientes y él negó divertido.

—Y esta.— con su dedo índice tocó una de las fotos. Apreté los labios cuando miré cuál decía.

—Nuestra primera cita.— dije en voz baja.

—Eras un desastre en los patines.— esta vez rió él. —te la pasabas cayéndote, y hasta chocaste con una señora, aún así no dejaste de intentarlo hasta que aprendiste.— sonrió.

Me quedé en silencio mientras sentía mi labio inferior temblar y mi vista humedecerse.

—Creo que... iré a... volveré a la sala.— dije en un hilo de voz.

Todos esos recuerdos estaban llegándome como dagas, recordarlos justamente este día me llenaba de melancolía y me hacía querer largarme a llorar.

—No te vayas.— pidió. Tomó mi mano y me retuvo.

—No quiero estar aquí.— sorbí mi nariz y traté de zafarme de su agarre pero no pude. —Leon... por favor, no quiero que terminemos peleando.

—Es lo que menos quiero.— me miró fijamente. —¿Podemos ir a otro lado?

—¿A dónde?— lo miré curiosa.

—Solo acompáñame.— comenzó a caminar pero me detuve.

—Si es afuera debo cambiarme, no quiero pasar frío.— dije. Él asintió, así que rápidamente fui hasta mi habitación y elegí una más cómoda.

Volví con Leon en menos de diez minutos y ambos salimos de casa. En seguida el frío aire me golpeó y me estremecí, incluso estaba nevando un poco.

—Papá y Konrad se van a enojar, solo falta media hora para la medianoche.— dije cuando estuvimos dentro de su auto.

—Bueno, será veinticinco todo el día así que podemos abrazarlos luego.— me vio y sonrió. Encendió el auto y lo puso en marcha.

—¿Puedo?— pregunté señalando la radio. Él asintió y yo conecté mi teléfono, luego put a little love on me de mi novio, Niall Horan comenzó a sonar.

—¿Niall te saludó en tu cumpleaños, no?

—¡Sí! Fui la más feliz, nunca me lo esperé.— sonreí recordando ese día.

—Bueno, ese fue mi otro regalo para ti.— me vio por unos segundos y luego regresó la vista a la carretera.

—¿Qué dices?— fruncí el ceño.

—Yo le pedí a Niall que lo hiciera, ya que hemos interactuado algunas veces me tomé el atrevimiento, aunque para ser sincero no creí que respondiera.

Abrí la boca sin podérmelo creer, pero era cierto Niall y Leon habían interactuado un par de veces, siempre le tuve envidia, de la buena.

—Dios, gracias, en serio fue el mejor regalo.— sonreí y él también volvió a hacerlo. El resto del camino me la pasé cantando cada canción que se reproducía en la radio.

—¿Por qué aquí?— murmuré cuando él estacionó el auto.

—Quiero comprobar si aún eres buena en los patines.— Leon se bajó y luego lo hice yo. Los dos caminamos hasta el lugar donde alquilaban los patines, después de eso nos los pusimos y caminamos hacia la enorme pista de hielo, donde habían algunas personas, más parejas que nada.

Nos comenzamos a deslizar, ambos con facilidad.

—Bien parece que si aprendiste bien.— exclamó Leon y sonreí orgullosa.

—Mira esto.— dije. Comencé a deslizarme y cuando tuve el impulso suficiente di varias vueltas en un pie.

—Ya eres toda una profesional, me superaste.— él vino hasta mí, quise voltearme pero apoyé mal el pie y terminé en el suelo, haciendo que Leon soltara una enorme carcajada.

—¡No puede ser! Haces una vuelta como profesional y te caes tratando de dar un paso.— dijo entre risas. Lo miré mal desde el suelo y luego me levanté.

—Te golpearía si no fuera porque me gusta tu risa.— bufé. Me alejé de él y seguí deslizándome.

Habían pasado varios minutos y nosotros seguíamos patinando, el lugar incluso se había llenado un poco más, aún así no eran tantas personas y podía moverme libremente.

—Faltan cinco minutos para la medianoche.— murmuró Leon viniendo hasta mí.

—Leon...— él me volteó a ver indicándome que siguiera.

Tomé una gran bocanada de aire, llevaba mucho queriendo decírselo, pero no había reunido el valor suficiente, no hasta ahora.

—Perdón.

En su rostro pude notar la sorpresa, porque lo más seguro era que no se lo esperaba.

—¿Por qué?

—Por no creer en ti... cuando me dijiste que no me habías engañado.— lo vi como se tensó un poco así que cerré los ojos con fuerza. —al final la que arruinó todo fui yo, sé que he sido insegura y eso no es excusa pero solo me dejé llevar por esos estúpidos rumores y por esas estúpidas fotografías.— solté con amargura. —en serio, me arrepiento como nunca y sólo... espero que me perdones.

—Creo que ambos tuvimos la culpa.— murmuró. —desde que dejamos lo nuestro la cagué una y otra vez, soy consciente de todas esas veces que te hice llorar, es algo que me he reprochado todo este tiempo, así que no tengo nada que perdonarte.— trato de sonreír pero en su lugar salió una mueca.

—Desde septiembre he querido decírtelo, pero no me animaba.— reí nerviosa.

—¿Lo sabias desde septiembre? ¿Por qué no me lo dijiste?

—Estabas con Camila, pensé que ustedes iban en serio, ¿Qué cambiaría habértelo dicho?— bajé la mirada.

—¿Qué cambia ahora?

—No lo sé.

Ambos nos quedamos en silencio, mirando hacia el enorme reloj de la plaza, un minuto para la medianoche. Leon me tomó del brazo y me jalo hacia su cuerpo, enrollándome en un abrazo el cual correspondí en seguida. Apoyé mi cabeza en su pecho y él apoyó su cabeza sobre la mía.

Después de mucho tiempo sus abrazos no habían cambiado, y se sentían como la última vez que estuve entre ellos, no tenía dudas de que a pesar de todo, era mi lugar seguro.

—Feliz navidad, Erin.

—Feliz navidad, Leon.

WE BELONG | Leon Goretzka Where stories live. Discover now