Pregnancy Counterattack.

Capítulo 32

— ¡Qu Cheng suéltame, tu lunático! ¡Eres un bastardo!

— Te voy a torturar hasta que digas la verdad. ¡Te dejaré ir siempre y cuando digas que me quieres!

Xu Cinian abrió la boca pero no pudo pronunciar nada. Puede mentir y estafar a Dong Feng sin parpadear, pero no es capaz de mentirle a Qu Cheng. Quiere decirle: lo siento, eres muy guapo pero no me gustas en absoluto, pero no es capaz de pronunciar nada.

Qu Cheng lo miro con cara triste, suspiro y lo volvió empujo un poco más contra la piedra

— Solo porque te lastimaron una vez, no deberías estar rechazando a todos los que muestran interés en ti. Xu Cinian, mírame, ¡yo no soy Dong Feng, nunca seré como él!

Los ojos de Xu Cinian se abrieron de la sorpresa

— Tú... ¿De qué hablas? No entiendo a lo que te refieres.

Intentó negar todo, entró en pánico. Qu Cheng lo agarro de la barbilla, obligándolo a mirarlo

— Xu Cinian, o debería llamarte Maestro Xu. ¿Pensaste que el truco para engañar a Dong Feng y Xu Xinnian podría engañarme a mí también?

Xu Cinian se congeló, intentó dar un paso hacia atrás por la sorpresa pero golpeo la piedra.

« ¿Cómo era posible que Qu Cheng supiera sobre eso? ¿Qué otras cosas sabía? »

— ¡No entiendo nada! ¡Ya no quiero la tierra de la familia Cheng! ¡Déjame ir! ¡Ya no quiero estar aquí!

Xu Cinian se dio la vuelta y trató de irse. Qu Cheng estiró el brazo para detenerlo y comenzó a reír.

­— Dices que son un bastardo pero tú me hiciste actuar en tu juego. ¿Alguna vez me has dicho la verdad? Hace dos años en la prisión, estabas borracho y me llamaste Dong Feng. Ahora estás decidido a vengarte pero ¿no puedes dejar las cosas pasadas de lado? Ya que esa escoria te ha lastimado antes, ya no deberías prestarle atención y no deberías tratar mal a todos ¡Xu Cinian, deberías ser justo conmigo! ¡No deberías hacerme esto!

Todas las mentiras ya habían sido descubiertas por Qu Cheng. Xu Cinian sintió que todo lo que había estado escondiendo estaba a simple vista y ya no podía evitar sentirse avergonzado. Los dedos de Qu Cheng, al ver que Xu Cinian bajaba la cabeza, comenzaron a temblar y su corazón se suavizó. Estiró la mano y abrazo a la persona enfrente de él sin dudarlo. Inclinó la cabeza y lo beso en la frente

— No importa quién te haya lastimado, te ayudaré a vengarte. No importa si eso me genera problemas y tengo que volver a la cárcel. ¡Haré que sufran! Ya que quieres venganza, puedes usarme para lograrla. Me quedaré junto a ti y esperaré a que te aproveches de mí. Solo tienes que aceptar y yo seré tu arma, atacaré a donde tú apuntes. ¡Te ruego que me uses si eso significa que podré quedarme a tu lado!

­Xu Cinian no pudo decir nada, solo suspiro profundamente. Sus lágrimas cayeron en la mano de Qu Cheng. Su corazón parecían estar envuelto por una mano invisible, una sensación caliente lo envolvió y su vieja herida dejó de dolerle. Se apresuró a limpiar sus ojos, ya no quería avergonzarse más, pero las lágrimas, incapaces de detenerse, comenzaron a filtrarse por sus dedos.

« ¿Cómo era posible que Qu Cheng fuera tan estúpido? »

Qu Cheng sostuvo su rostro, besó sus mejillas intentado quitar la mayor cantidad de lágrimas posibles de ellas y antes de besar sus labios lo dudo un momento. Xu Cinian cerró los ojos, ya no quería negar sus besos. Xu Cinian pensó que estaba realmente perdido, sabía que los sentimientos cambiaban rápidamente, pero no podía evitar estar dispuesto a volverlo a intentar.