— ¡Ohhh! — El espiritu voltea inmediatamente hacia él — ¡Pero si es el líder! —

— ¡ElGh-! — Uno de los profesores, Shinazugawa Sanemi, grita, pero empieza a vomitar y cae desmayado.

Igual les sucede a todos los cazadores, exceptuando a cinco.

— Oh.. — Una profesora, Kocho Shinobu, habla — Así que él es el Rey Espiritual Maligno — Desenvaina su katana — Te mataremos rápidamente —

— ¡Primero debemos acabar con el espíritu que cayó del cielo! — Kyojuro Rengoku, otro maestro grita — ¡Rey Espiritual Maligno! ¿Podría esperar un poco para pelear? —

— ¡Cómo si te fuera...! — Obanai, otro maestro más vuelve a gritarle a Kyojuro, pero Tanjiro habla antes.

— Que así sea — Desenvaina su arma — Lamentablemente tendré que luchar contra ese espíritu — Apunta con su katana hacia Kyojuro — Te ayudaré — El aura roja de Tanjiro se desliza por el suelo hasta envolver a Kyojuro — No te vayas a morir —

— ¡Rengoku! — ¡Rengoku-san! — ¡Kyojuro-kun! —

Asustados, tres de los profesores gritan.

— ¿Podrías ayudarme a mi también? — Otro maestro, Gyomei Himejima.

— Mmm... — Tanjiro mira a Inosuke — Ayúdale —

Inosuke hace lo mismo que Tanjiro, pero en Himejima.

— Ahora son muy poderosos, pero no se confíen — Da un paso al frente — Los otros tres, aléjense —

El espíritu se había lanzado en contra de ellos, pero Zenitsu rápidamente lo alejó.

— ¡Empecemos! — Kyojuro grita lleno de energía y se lanza contra el espíritu.

Himejima lo sigue girando una lanza que usaba.

Kanao mira a Tanjiro, él le asiente.

— No debe ser mucho problema para nosotros, pero si esos dos mueren... — Tanjiro mira a Kyojuro y a Gyomei — ¡No se lancen tan confiados! —

Kyojuro se encontraba atacando las piernas de la niña que había caído del cielo, de ese espíritu.

La niña alza su pierna y salta, un moviento rápido y estampa la cabeza de Kyojuro en el suelo.

O eso se supone, pero él alcanza a evitar el ataque y salta hacia un lado.

Gyomei estira su brazo y la lanza entre sus manos roza el brazo izquierdo del espíritu.

Sin embargo el espíritu agarra la hoja de la lanza y lo atrae a ella.

— Ugh — La pequeña suelta rápidamente la lanza, su mano estaba quemada — Oh... —

Sin perder tiempo, Himejima ataca a la cara del espíritu, pero este lo evita.

Zenitsu entra a la acción lanzándole un corte al brazo derecho, pero ella es ma despida y salta lejos de la hoja del mismo.

Sin embargo Nezuko estaba detrás de ella y corta su espalda.

Kyojuro vuelve a atacar, su espada viaja hacia el cuello del espíritu, pero este levanta su brazo sonríe, su brazo izquierdo es cortado por la espada pero de una patada el cuerpo del cazador es dividido en 2.

— ¡RENGOKU! — ¡KYOJURO! — ¡SENSEI! — ¡HEY! —

Shinobu grita, le sigue Himejima, luego Kanroji y por último Obanai.

Giyuu aprieta sus dientes enojado, mira a Tanjiro el cual chasquea su lengua molesto.

— ¡Les dije que no son inmortales! ¡Piensen con la...! — Alza su voz, pero el rugido de batalla de otro maestro lo silencia.

— ¡MUERETEEE! — Himejima carga con todo contra el espíritu, actúa rápido y corta sus dos piernas, da un salto hacia atrás y para finalizar clava la lanza en la cara del espíritu.

La mano derecha del mismo toma la lanza y la atrae a ella, todo fue rápido y fuerte, lo suficiente para dejar a Gyomei a su disposición.

Un manotazo y el maestro estaba con la cabeza explotada.

— ¡Sello! — Tanjiro grita y una luz roja cae del cielo sobre el espíritu y los dos cuerpos.

El espíritu se retuerce, los dos cuerpos se empiezan a evaporar en el aire. Unos minutos y el cuerpo del espíritu también.

— Esos tontos... — Tanjiro suspira y mira el cielo, este estaba estrellado a mas no poder, seguramente por ser ahora territorio de Nezuko sin que haya otro espíritu cerca.

Los Hunters se reúnen al lado de los tres maestros que aprietan sus puños llenos de ira y tristeza.

— Yo... — Kanroji aprieta su puño — ¡Yo quiero ser de ayuda! — Mira a Tanjiro — Habrán más espíritus así ¿Verdad? ¡Yo me haré cargo de eliminarlos! —

— ¡Mitsuri! — Obanai alza su voz y le grita.

Shinobu guardaba silencio, mirando con cierta desconfianza a Tanjiro.

— ¿Por qué no interferiste? — Agacha su mirada — Dos... dos maestros muertos... ¡¿POR QUÉ NO INTERFERISTE?! — Sus ojos llenos de odio se dirigen a Tanjiro.

— Luego de aportar una bendición, ese poder es tomado del nuestro, por lo cual somos más débiles, les dije que no se arriesgaran, pero ahí los viste — La mirada fría del chico se posa en los ojos violetas de la maestra — Fueron imprudentes que no aprendieron los límites de su poder —

Los tres maestros agachan su mirada abatidos, ellos los habían visto bien, si hubiesen ido con calma... no habrían muerto.

— El Rey Espiritual Maligno... — Sanemi se levanta y apunta su katana hacia Tanjiro — ¡Muerete! — Se lanza contra él, pero antes de poder hacer nada Inosuke le patea en la cara.

— Cállate — El cazador es lanzado unos 12 metros en el aire, luego cae — Líder — Mira a Tanjiro — Recomiendo que nos vayamos —

Todos asienten y varios pilares de luz salen disparados al cielo.

Ellos despiertan en las sillas donde hacían conexión con el reino espiritual.

— ¡Kyojuro-sama! ¡Kyojuro-sama! — Varios de los aprendices del maestro rodean la silla donde este estaba recostado.

— ¡Sensei! — Mitsuri corre y abraza el cuerpo inerte — Sensei... —

Los cinco Hunters se miran y ofrecen un minuto de silencio por los dos maestros, luego van a sus habitaciones.

— Esos idiotas... — Inosuke chasquea su lengua al tiempo que se acuesta en su cama — Se lanzaron como si fueran dioses de la guerra, subestimaron totalmente a la hija de ese bastardo —

Kanao no había dicho nada desde la muerte de los maestros.

Se quedan unos minutos en silencio, el ambiente era incomodo y cada quien pensaba cosas diferentes.

Zenitsu abre su boca para comentar, pero la puerta se abre de una.

— ¡Kamado-sama! — Giyuu respiraba pesadamente — Hay... Hay una carta de alguien — Saca un celular de su bolsillo — Mire — Les muestra una foto de la carta.

— Qué... — Tanjiro toma el celular y mira con una sonrisa macabra la foto de la carta — Oh mierda... —

Hola,

Kagaya se presenta. Buena pelea le dieron a mi pequeña, al final la mataron ¿No? Bien hecho, sin embargo; ahora iré yo mismo ¿Les apetece?

Tres dias.

En tres dias estaré en sus narices cortándole la garganta y la cabeza a todo el que se meta en mi Camino.

Kagaya Ubayashiki

Una existencia - KanaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora