~El demonio del bosque~

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Entras al bosque, y aunque la luna esté llena y alumbrando el cielo, dentro de ese lugar no puedes ver ni la luz que refleja tu antorcha, tus pisadas resuenan ante la hoja seca, así mismo se va asentando los minutos, cuando ves un árbol moverse, crees que es tu imaginación, pero un metro más arriba de lo que ves una rama cruje débilmente, bajas la mirada y caminas rápido, te planteas que es un poco tarde pero es necesario y solo deseas regresar a casa tan pronto posible, que el largo bosque sea tan corto como en los días que le atraviesas con amigos.

Odias el invierno pues llevas chaqueta por el frió de la noche, pero irónicamente estas en la estación de verano, miras la luna y ves que su brillo es como para ver tus pisadas, pero al bajar la cara no puedes ver ni las ramas caídas que se atraviesan en tus grandes zancadas que haces al caminar rápido;  no quieres correr porque no ves ni una mierda al frente, otra vez escuchas ese crujido leve. 

-"No subas la mirada"- Dice tu mente y te aferras a la vela que parece que se agota rápidamente.

-"No veas al frente sigue viendo tus pies"- Dice tu mente y de un minuto a otro escuchas un grito tan aterrador que le haces caso.

-"CORRE"- Haces caso a esa voz y empiezas a correr tan rápido como puedes; tus pies hacen saltos que no creías que podías hacer, la adrenalina que va de tu corazón a tus ojos, a tu cerebro, no para; solo sigues corriendo, solo sigues procesando mili segundo a mili segundo que debes y necesitas salir de ahí, y al voltear ves una falda de ramas a tu lado, se te hiela la piel, se te seca el sudor que bajaba por tu brasier que te habías comprado unos días antes, que habías estrenado hoy para ver a tu mejor amigo y declararte, pero que tu pena no te dejo ni decir que deseabas sus abrazos como el que se dieron aquella vez en la fiesta de tu amiga Karen.

Sientes el empujón de alguien que te guía por la espalda volteas y ves un brazo de ramas, como aquella vez como cuando tu padre te enseñaba a manejar bicicleta; sonríes con miedo y miras arriba y tus ojos entran en pánico, shock, trauma y deserción de la realidad, ves cuernos tan grandes que no parecían de animales, ya que el largo era tanto que los arboles deberían de pegar a el pero no pasaba nada, una cara de calavera de animal que te querías hacer la pregunta si había vida debajo de ella y unos ojos vacíos pero que sabias que te observaban.

De la nada sales del bosque y crees ser libre, pero tal ser no se desprendió de tu lado aún corrían y de la nada... estabas entre sus dientes, la sangre corría desde tus ojos destruyendo el maquillaje que tardaste mucho haciéndote, tu piel queda pálida, tus manos tan tiesas que no puedes sentir ni el aire que te rodea, más allá de la luz ves cuervos posándose en tales cuernos, y la bestia suspira un aire tan frió que el agua se congelaría si el respirara cerca de el...

Tres meses después, un cartel busca una chica desaparecida que regresaba a casa, nunca se supo de ella ni se encontró nada.

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2020 ⏰

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