5ta parte: Más de un esposo es sinónimo de celos.

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Tatiana despertó en una mullida cama, a punto de llorar.

¡Ella era casi la esposa de Sir Arthur en la anterior dimensión! ¡¿Por qué simplemente no podía seguir allí?! ¡¡Allí todo era perfecto!!

Sollozó contra la almohada, susurrando maldiciones para Lucas en su interior. Y estaba realmente concentrada en ello cuando, sin que se diera cuenta una mano masculina pasó alrededor de su cintura.

¿Uh? ¿Qué hacía esa blanca y gran mano de hombre en su cintura? ¡Espera! ¿Qué hacía un hombre con ella en una CAMA?

—¡Ah!—Tatiana chilló, descubriendo el resto del edredón para descubrir al semidesnudo... ¿Ijekiel?

¡¿Qué hacía Ijekiel en su cama?!

¡¿Qué hacía Ijekiel en su cama semidesnudo?!

Uhmm... qué cosas esconden los hombres bajo la ropa. Es decir, ¡¿Qué hacía Ijekiel en SU cama?!

—¿Querida?—los dulces ojos de Ijekiel se entreabrieron con pereza, su mano apretando en la cadera de Tatiana con una suave caricia que por un momento la confundió. ¿Por qué él se veía tan lindo con su cabello desarreglado y perezosa expresión de recién levantado?

—Uh, ¿tú y yo?—Tatiana balbuceó, viendo la sospechosa argolla de matrimonio en la mano de Ijekiel.

—¿Tu y yo?—él rió.

Ah... tenía la risa de un ángel.

—Estamos casados—ella murmulló, casi sin palabras. ¿En ese mundo era la esposa de Ijekiel? Viéndolo allí, tan lindo en su versión adulta, Tatiana no se arrepentía de quitarle el esposo a su hermanita Jennette en esa dimensión.

—Sí, desde hace cuatro años, cariño—Ijekiel sonrió, mostrando sus perfectos dientes.

—¿Cuatro?

—Tres y medio, no sumes de más—una voz ronca dijo, desde la entrada de la habitación. Allá en donde Tatiana volteó, ese era Lucas, cabello largo, hombros amplios y ceño fruncido, envestido en sus lujosas túnicas del mago de la torre negra.

—¡Ah!—la Tatiana de veintipocos chilló, tapándose con pudor el ligero babydoll con las sabanas. ¡¿Qué hacía Lucas en su habitación de casada?!

Aunque, mirándolo mejor, ¿no parecía más una habitación del Palacio Rubí? ¡¿Por qué estaba en una habitación del Palacio Rubi?!

—¿Qué? ¿Ahora tienes pudor? ¿Una noche con el niño blanco y ya te ha vuelto puritana?—él mago sonrió, acercándose con una sospechosa mirada en su rostro—, pero la noche de Lord Alfierce ha terminado, ahora es mi turno.

Lucas dijo todo aquello con tal malicia en sus ojos, que Tatiana se encogió. Discretamente, sintió la mano cálida de Ijekiel rodear uno de sus brazos.

—No se acaba mi día hasta que la Emperatriz tome un baño—Ijekiel recitó, palabra por palabra—, ese fue el acuerdo.

—¿Un baño? ¿Contigo le quedan fuerzas para eso?—medio sonrió Lucas, acercándose lentamente.

Kiel, enfadado, estrechó sus ojos dorados.

¿Qué rayos estaba pasando?

Las pocas neuronas funcionales en la cabeza de Tatiana no podían entender qué pasaba.

Ella sólo sabía que el gruñón de Lucas y el amable Ijekiel estaban compartiendo una tensa sonrisa de hostilidad mientras ella reposaba en una cama... en babydoll.

Uh, espera... ¿era eso en la mano de Lucas una argolla de matrimonio idéntica a la de Ijekiel o sus ojos la engañaban?

—¡Buenos días! ¿Cómo amanece mi querida esposa hoy?—un alegre Félix entró a la habitación con una bandeja de comida.

Las divertidas aventuras de Taña a través de las dimensiones.Where stories live. Discover now