1era parte: ¡Puedo hacer todo mejor que tú!

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Tatiana estaba muriendo de estrés, entre perseguir los pasos de Anastasio, administrar el palacio Esmeralda y vigilar a sus hermanas, las cosas empezaban a volverse turbias para ella. Las pociones reenergizantes ya no estaban funcionando y...

—¡Blackie! ¡Toffee! ¡Bájense del sofá preferido de papá!— las dos bestias sagradas enterraron la cola entre las patas y se bajaron del sofá color crema de Claude, apenas ella gritó sus nombres. Tatiana aún no entendía porque Athanasia y Jennette los traían para luego abandonarlos en el Palacio Granate ¡Ella sería la regañada cuando encontraran ese sofá lleno de pelos!

Y ¡¿Dónde diablos estaba Lucas?! ¡Ese holgazán había desaparecido hace días y no había mostrado su nariz en el Palacio Esmeralda desde entonces!

Tatiana, con una pila de papeles apretada al pecho y sólo diez míseros años de vida, estaba a punto de colapsar. Cuando leías novelas de princesas transmigradas o reencarnadas, nunca mencionaban el engorroso trabajo administrativo que venía con él.

¡La Ciudad de las Joyas daba más trabajo que el imperio entero!

—Vaya, en verdad pareces a punto de alcanzar tu limite— alguien susurró detrás de ella.

Esa voz...

—¡Lucas!—la princesa mayor de Obelia volteó, su bonito vestido rojo aterciopelado dejando una estela detrás de ella.

Allí estaba Lucas, por alguna razón, lucía de la misma edad que Tatiana, cada día más guapo, el adolescente Lucas cargaba el cabello negro cortó y desarreglado, sus vestiduras de mago entallado su creciente figura varonil.

El encanto del protagonista masculino... suponía.

—¡Tú!—al contrario de la cálida bienvenida que Lucas esperaba, Tatiana lo apuntó con un dedo—, ¿Sabes cuantos días estuviste fuera? ¡Dos semanas! ¡Dos semanas restableciendo yo sola a papá! ¡Dos semanas controlando el mana de Athy y Nette! ¡¿Sabes cuantas voces hay en mi cabeza hoy?! ¡Muchas! ¡Tantas que casi no puedo escucharme a mi misma! ¡Y aún así debo atender todo el palacio yo sola!

—Un "Gracias por volver, Lucas" hubiese bastado—el mago suspiró, alborotándose el cabello.

—Nada de eso. ¿Es que no entiendes lo que te digo? Mientras tú paseabas alegremente por allí, yo estaba trabajando duro.

Lucas se echó en el sofá, luciendo consternado.

—Estaba recolectando plumas de ave sagrada para acceder a las runas que abren la puerta directa al Árbol de los Mundos—él chistó, tomando un dulce de la bandejas de té—, sin acceder al Árbol de los Mundos no puedo curar a tu padre ni terminar de estabilizar a tus hermanitas.

—Mmm—Tatiana lució algo apaciguada. Pero no se sentó junto a Lucas a tomar el té, había demasiado papeleo como para hacer eso y relajarse—, ¿Y lo conseguiste?—preguntó, viendo a Lucas disfrutar su té con los ojos cerrados.

—¿Mmm?—Lucas abrió un ojo.

—Las plumas de Ave Sagrada, ¿las conseguiste?

—Ah... Sí. Pero luego las perdí.

—...

Ella definitivamente iba a rodear ese blanco cuello privilegiado y lo iba a estrujar.

—¡¿Cómo que las perdiste?! ¿Cómo consigues plumas del Ave Sagrada de la Creación y luego las pierdes? ¡¿Cómo?!—La alterada Tatiana formó grandes gestos con sus manos y miró a Lucas con ojos acusadores.

— Me descuidé un segundo y una piedra dimensional se las tragó—él simplemente dijo, tomando una galleta—, ya sabes, esas cosas tienen vida propia cuando se les arrancan a esa ave de la cola.

Simplemente... ¡¿Por qué él era tan descuidado?!

—¡Argh! ¡Lucas! ¿Por qué nunca te tomas nada enserio? ¡Estoy segura de que haría tu trabajo mil veces mejor que tú!—ella exclamó, harta de él, y enseguida un brillo peligroso apareció en los ojos rojos de Lucas.

—¿Acaso la princesa que no hace más que hacer de niñera y firmar papeles está queriendo comparar su trabajo con el Gran Mago de la Torre Negra?—él sonrió, mirando por encima de su taza de té.

Tatiana, que apenas se estaba dado cuenta de su error, tragó grueso, más no se retractó.

—Por supuesto, es fácil decir que sólo firmo papeles cuando lo único importante para ti es pasear por el Imperio, pero toda la Ciudad de las Joyas y el comercio interno de la capital se caería a pedazos sin mi administración— Tatiana se cruzó de brazos, luciendo orgullosa. Cuando se trataba de Lucas, la comedida y humilde Tatiana abandonaba su cuerpo y la impertinente Sarah volvía a ella.

Todo por llevarle la contraria a Lucas.

—Bien, si eso es lo que piensas—Lucas se encogió de hombros, sacando una pequeña piedrecilla de uno de los bolsillos de su capa—, las plumas fueron absorbidas por una piedra dimensional, normalmente no se pueden hacer viajes dimensionales si no es a través del Árbol del Mundo pero uno de los magos Imperiales inventó está cosa mientras yo dormía, igual te servirá. Eran doce plumas en total, cuando las recolectes todas, regresarás.

Él le lanzó la pequeña piedrecilla azul y Tatiana apenas la pudo alcanzar en el aire con una sola mano.

—¿De qué hablas?—ella chilló, la piedra en sus manos se sentía caliente y llena de magia. Lucas, vivaracho, sólo sonrió.

—¿No dijiste que harías mi trabajo mucho mejor que yo?—rió—, bueno, cuidaré muy bien del palacio y de tu familia mientras no estés. ¡Buen viaje!

De un momento a otro, Tatiana se sintió halada por la piedra, lo último que vio antes de abandonar esa dimensión fue la socarrona sonrisa de Lucas.

"¡Tú! ¡Mago holgazán y tramposo!"

Ya era tarde, Tatiana cayó de bruces contra el pasto de un cuidado jardín.

¿En dónde estaba? ¿Y porque sus manos eran tan pequeñas?

¿En dónde estaba? ¿Y porque sus manos eran tan pequeñas?

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Las divertidas aventuras de Taña a través de las dimensiones.Where stories live. Discover now