Ese tipo de dependencia podía ser muy juzgada por la mayoría de personas, pero no era que la relación con un niño-gato se considerase normal, sino mucho más posesiva e intensa, porque Jaemin no podía simplemente dividir sentimientos, él amaba a Jeno con todo su corazón y era reciproco, Jeno se volvía el dueño más posesivo del mundo si se trataba del minino que le dio luz a su vida de nuevo.

Tomó su celular, pensando si debía llamar a Jisung para saber qué tal estaban las cosas, pero justo cuando estaba buscando el número de su mejor amigo, escuchó el timbre, asustándose hasta que escuchó unos susurros de Mark y se relajó, levantándose para poder abrir la puerta.

Lo siguiente que vio no se lo esperaba, era su mejor amigo como siempre, sí, vestido con unos jeans negros y su playera del mismo color, con algún logo de Marvel que simplemente no le importaba, pero lo más importante no era Mark, sino el pequeño niño a su lado, casi apenas rozando la altura del hombro de su amigo, un poquito más alto que Jaemin aproximadamente. Castaño de ojos cafés casi mieles, brazos cruzados y mirada molesta que observaba directamente al ojinegro, al parecer asesinándolo con los ojos.

-Eh. - Jeno o sabía muy bien qué decir en ese momento, así que solo atinó a moverse hacia un lado, dejando que su mejor amigo y aquel niño entren a la casa, cerrando después, aún sin comprender qué sucedía.

- Ya, Haechan , ya puedes quitártelo.-

Apenas el ojinegro dijo esas palabras, el castaño sonrió frente a Jeno y se quitó de encima la gorra de la polera que traía, dejando ver así un par de esponjosas orejas castañas, sacando después de debajo de su ropa una larga y ondeaba cola, al parecer la había tenido rodeando su cintura para no que no se la descubrieran, puesto que la polera le quedaba lo suficientemente grande y holgada.

Los ojos de Jeno se abrieron desmesuradamente, impresionado, mas no dijo nada, él intentó mantener la compostura, tampoco es como que no hubiera estado en contacto con uno de esos pequeños antes, Jaemin era uno.

- Jeno, el es Haechan. Haechan, Jeno -

Antes de que incluso Haechan pudiera decir una palabra, el ojinegro interrumpió, dándole una muy buena explicación a Jeno.

- ¿Qué? Te dije que me llamaba la atención comprarme uno.- Se encogió de hombros.

- Sí, pero no me comentaste que ya lo tenías.-

- No me compraste, tarado. Me encontraste en la calle y te enamoraste de mí. Un placer Jeno ¿Tienes algo de comer?-

- Sí... En la cocina.-

Las palabras del mayor salieron con algo de duda, pero fue lo suficientemente claro como para que el minino saliera casi corriendo en busca de la cocina y luego de la comida, meneando su cola de lo más feliz, de lado a lado. Después de que lo perdió de vista, Jeno volvió hacia su mejor amigo.

-Raro ¿No? No es nada parecido a Jaemin.- Agregó Mark antes de que pudiese siquiera decir algo.

- Estoy sorprendido, Mark. ¿Dónde lo encontraste?-

- Pues ya lo escuchaste.- La sonrisa de autosuficiencia en el rostro del pelinegro dejó muy en claro toda la situación, Jeno comprendía a la perfección a sus amigos y sabía que Mark se enorgullecía de tener a ese pequeño gato con él.

- ¿Tú le enseñaste a hablar?-

- No, vino con el paquete, me ahorré llevarlo a la escuela ¿Lo notaste?-

Por irónico que suene, y aún a pesar de la situación en la que se encontraban, Jeno rió, acompañado por la risa de su mejor amigo, sentándose ambos en el sofá, soltando un largo suspiro después de esos segundos entre risas bastante exageradas.

- Tengo problemas, Mark.-

-Eso ya lo sé, Jenito. Explícate.-

【·。ʚ🥛ɞ。·】

Mientras Jeno se encargaba de explicarle a Mark con lujo de detalles lo que había sucedido y sus planes para después, en la casa de Jisung las cosas no habían mejorado. Alrededor de dos horas habían pasado desde que Jaemin despertó y los primeros sesenta minutos fueron un tormento para el más alto, no porque Jaemin le causara algún problema, simplemente porque había tenido que aguantar escuchar los gritos y sollozos escandalosos del pequeño minino encerrado en su habitación, arañando la puerta y jalando del picaporte tantas veces como su voluntad se lo permitía.

Jisung aún no comprendía como el corazón no se le había roto en todo ese transcurso, era igual que escuchar a un pequeño animalito ser torturado, porque esa era la magnitud de los llantos del menor.

El castaño se tuvo que contener bastante de llamar a Jeno para decirle que se apurase, tenía miedo de hacer cualquier especie de ruido o de interferir con algo que su mejor amigo estuviese haciendo.

-Ya lleva mucho tiempo callado.-murmuró para sí mismo, subiendo la mirada hacía la habitación donde Jaemin se encontraba. El más alto estaba asustado de no escuchar nada de él en los últimos veinte minutos, así que algo dudoso subió las escaleras, colocando su mano sobre el mango de la puerta. Soltando un suspiro, la giró, quitando el seguro exterior y abriéndola.

Lo siguiente que pasó fue demasiado rápido, Jisung apenas había llegado a mirar al exterior cuando el pequeño cuerpo de Jaemin saltó sobre él a todo lo que le daban sus piernas, tumbándolo en el suelo. Jaemin bajó las escaleras corriendo hacía el primer piso y luego hasta la puerta, abriéndola y saliendo de la casa en menos de diez segundos.

Jisung no podía creer lo que estaba ocurriendo, acababa de escaparse el gatito de su mejor amigo y todo por su culpa ¿Cómo mierda se lo diría a Jeno? Aún peor ¿Qué tal si alguien encontraba a Jaemin? Tomó su celular y marcó con desesperación el número del mayor, escuchando la voz del otro lado algo alarmada, creyendo que era una emergencia, cosa que sí era, y una muy grande.

- Jen... Lo siento...-

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Neko Corporation - NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora