7º Desterrados

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Los niños se dirigieron a uno de los campos de entrenamiento de la ciudad; un estadio abierto de tierra, donde jóvenes guerreros entrenaban para ser parte del ejército. Los cuatro se detuvieron a ver a los chicos más grandes desde la baranda que rodeaba el lugar.

Cuando uno de ellos, un muchacho de trece años, de cabello rojo como el fuego, notó su presencia, detuvo la batalla cuerpo a cuerpo que tenía con su compañero. El resto de chicos los reconocieron de inmediato y se aproximaron.

—Ustedes son los discípulos de Ethan ¿no es así?—les preguntó.

—Sí, ¿por? —Thane respondió con su tono sobrador de siempre.

—Dicen que son fuertes, o deberían serlo. Pero bueno...—le respondió mirándolo de pies a cabeza con desagrado.

Thane pasó por encima de la cerca. Eso era un desafío para él.

—¿Qué pasa? ¿Algún problema conmigo? —Corrió a empujarlo con alevosía. El chico sonrió demedio lado. El resto rió. Ver a un niño más pequeño retar con tanta seguridad a un nuevo soldado que ya llevaba años de entrenamiento, demostraba mucha seguridad de su parte, o mucha insensatez.

—No me meto con niños pequeños, pero... ¿qué tal una pelea? para mostrarnos qué tan buenos son los niños del legionario de Ithia.

Drake y Loreen saltaron la cerca también, solo Triana detuvo a su hermana.

—Son soldados con más experiencia, lo dice por molestar, pueden meterse en problemas si realizan un combate sin un guerrero adulto no lo autoriza.

—Deja de seguir tanto las reglas. No vamos a esperar la autorización de nadie —le respondió Loreen. Su hermana pequeña siempre era así, precavida, seria, le importaba mucho el dar el ejemplo y demostrar que sería una líder digna de la nación cuando llegara el momento.

—Tres contra tres sin armas y con sildo —avisó el joven guerrero, dos chicos un poco más fornidos se aproximaron a él.

Drake se puso junto a Thane y Loreen un par de pasos atrás, en la formación que conocían.

El duelo empezó de inmediato. Thane no esperó, se elevó en el aire y cayó con un golpe sobre el chico de cabello rojo, esperaba hacerle algún daño, pero lo esquivaron, y antes de darle tiempo a reaccionar, lo tumbaron al suelo de una patada.

Drake fue más sensato, sabía que pelear contra ellos no sería como combatir con soldados humanos, eran guerreros unuas como ellos, con más años de entrenamiento. Hizo el intento de correr hacia el otro chico, mientras Thane se levantaba y arremetía de nuevo contra su oponente. Pero ambos fueron expulsados hacia atrás por una fuerza invisible. Desde el suelo distinguieron que le tercer chico, quien era su sildo, lo había hecho. Eso significaba que era el turno de Loreen evitar esos ataques.

Respiró profundo y se colocó en la posición firme que Ethan le había hecho practicar hasta el cansancio. En voz baja pronunció el hechizo que conocía y de esa manera logró crear un escudo protector alrededor de sus compañeros.

Mantenía toda su concentración en ello. Dándole tiempo a Drake y Thane de levantarse. Los dos varones regresaron al combate, el escudo de Loreen debía mantenerlos protegidos de otro ataque y al mismo tiempo permitirles salir de él para atacar.

Lo hizo bien por unos cuantos segundos, hasta que el sildo del otro equipo le cayó desde el cielo por sorpresa. Ese era el momento. Tenía que mantener el escudo mientras luchaba y no estaba segura de lograrlo. El muchacho la rozó con su puño, Loreen pudo esquivarlo, pero la concentración en el escudo se disipó. Sus compañeros estaban expuestos. El sildo lo notó de inmediato y lanzó otro ataque. Con una fuerte ráfaga de aire, Drake y Thane fueron empujados por la espalda.

La Quinta Nación (Foris #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora