La Locura

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—¿Por qué no duermes Ina? 

—¡Tengo miedo mamá! ¡Tengo miedo por nosotras, por Lyna, la abuela y las demás! —su voz sonaba muy angustiada. 

—¡No temas hija, tu padre es un hombre muy fuerte y sus amigos también lo son! —ella abraza con fuerza a su hija, le da esperanzas, le acaricia el rostro y le pide que se duerma. Ina lo hace. 

Cómo se puede dormir bajo circunstancias donde la vida pende de un hilo, sabiendo que la humanidad ha perdido la razón, ha perdido su naturaleza y se ha perdido la confianza en el prójimo. Otra vez los ruidos de golpes en lo profundo del suelo, como queriendo perforar una pared o peor aún, un descarado boquete en plena presencia de todos. 

Ina se despierta lentamente y se da cuenta que hay un activo movimiento de todos las personas adultas, estresadas por la situación, agotadas por tanto intentar sobrevivir. Ina no puede entender bien qué es lo que pasa pero comprende que hay peligro una vez más. 

—¡¿Dónde está papá?! —preguntó Ina con desesperación al no verlo entre el grupo de gente. 

—Pick fue a ver qué pasa, fue con Tom y Danny, ya volverán —contestó Lyna a secas mientras toma un arma, le coloca un cargador lleno y aloja una bala en la recámara. 

—¡¿Qué son esos ruidos?! 

—No lo sé, vete con las demás niñas —señalando hacia una habitación, Lyna no está tranquila en este momento. 

En esta habitación se encuentran las mujeres y niños incapaces de entrar en combate, todas esas personas se mantenían a salvo, es la prioridad. 

—¡Ven conmigo hija! —dijo Jena tomando de la mano a Ina. 

Debajo de la estructura los ruidos cesan, se escuchan voces, una conversación que toma nivel de discusión, seguido a esto gritos de contestación. Una seguidilla de disparos altera a todos. Fueron veintitrés disparos continuos, luego, un silencio desconcertante. Un disparo más despertó a todos de ese silencio. A los diez minutos Pick y los demás entraban por la puerta dando alivio a todos. Jena se acerca a él. 

—¡¿Qué carajos fue eso?! —preguntó un tanto alterada. 

—¡Los hijos de putas querían entrar por debajo! ¡Fueron siete malditos, hicieron un boquete de treinta metros desde el ala ciega de la iglesia, se ve que ya conocían el lugar!

—¡Maldición, maldición! ¡Ya saben donde estamos, solo es cuestión de tiempo que vengan! 

—¡Lo sé Jena, tranquilizate! Los estaremos esperando, solo debemos aguantar —volviendo a rellenar con balas los cargadores vacíos. 

—¡¿Hasta cuándo hay que esperar?! —tomando del brazo a Pick como exigiendo una respuesta. 

—¡Tu lo sabes! ¡Es hasta que vuelva Albert y los demás con las noticias del camino despejado! —él apoya su mano sobre la de Jena para tranquilizarla. 

—¿Pero… y… si están muertos? —Jena no puede ocultar su profunda preocupación. 

—¡Ellos no lo están! ¡Albert y sus muchachos son más hábiles que nosotros, ellos vendrán en dos días eso fue lo que acordamos en la última conversación, solo debemos ser pacientes y confiar en ellos! 

Todo era tan desesperante, ya se habían cumplido los once días que Albert y los muchachos se habían marchado, ellos tenían la misión de asegurarse que el paso al bunker fantasma A 001 estuviera libre, pues no quedaba otra solución que arriesgarlo todo y huir a un lugar mejor, la situación ya estaba muy fuera de control en el exterior, ya no se respetaba la vida de nadie, la gente se mataba como a los insectos en verano, ya ni siquiera preguntaban que estabas haciendo, solo disparaban y ya, la "muerte del perro rabioso" la nombraron, el solo hecho de saber que había mujeres en el grupo ya era el foco de atención y la razón perfecta para la persecución y consecuente cacería. Las mujeres son las presas más codiciadas y todo tiene un porqué. 

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⏰ Última actualización: Nov 28, 2020 ⏰

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