-ˋˏ08 ˎˊ-

Depuis le début
                                    

-J-Je...Jen. —Jaemin intentó avisarle que ya estaba cerca, quería que Jeno se aparte, porque la primera vez que el minino había probado su propia esencia, no le había agradado tanto el sabor, era demasiado salado para su gusto, quizás al mayor tampoco le gustaría.

Y aunque incluso Jaemin ya había superado la mayor parte de su temor porque Jeno lo deje, aún temía hacer algo que hiciera que él se enojara y lo botara de casa.

-Meoow.- Tras un fuerte maullido, sin poder aguantar más, se corrió en la boca del más alto, sintiendo claramente como este trataba de tragar todo ese líquido blanco.

Una vez Jeno creyó que ya tenía todo, se apartó del miembro de Jaemin, dejándole un último beso de despedida sobre este para subir y atrapar ahora los labios de su pequeño, disfrutando de aún tener las pequeñas manos en su propio cabello y sintiendo las tímidas caricias del gatito sobre sus hebras.- ¿Ya obedecerás o tendré que seguir convenciéndote?- Y Jemin no sabía si responder un sí o un no.

【·。ʚ🥛ɞ。·】

Después de esa agradable mañana, Jeno se encargó de bañar a su pequeño niño y luego tomaron desayuno juntos, ese día Jaemin quería desayunar en la mesa con Jeno, así que mientras este comía sus panes con huevo y café, Jaemin mantenía su taza con leche entre sus manos y meneando sus orejas cada vez que veía a Jeno comer.

¿Era normal eso? Él amaba con devoción cada acto o cada estado de ánimo del mayor. Le encantaba el Jeno alegre, el Jeno enojado, el Jeno meloso, el Jeno gruñón. Amaba cada vez que Jeno bostezaba, sonreía, gruñía; hasta incluso adoraba cuando comía o ese cabello alborotado con el que se despertaba y andaba hasta que recordaba que también debía peinarse. A veces el pequeño estaba seguro de que Jeno se preocupaba mucho más por él que por su propio cuidado, ya que una vez lo escuchó hablando por teléfono, diciendo algo como que ya no iría a su trabajo y eso sin contar con la gran cantidad de cosas que le había comprado la última vez que salió.

Todo ese tema estaba un poco solucionado ahora, Jeno terminó convenciendo a Mark de que hiciera sus compras y las llevara a su casa semanalmente. La realidad económica de ellos era simple, Jeno no estudiaba, pero venía trabajando desde que terminó la escuela, así que al no tener que hacer gastos realmente importantes, la mayoría iban para sus ahorros, lo cual fue lo más sensato ahora que lo pensaba, ya que podía darse el lujo de renunciar y esperar un poco antes de tener necesidad de buscar otro empleo en donde pudiera llevar a Jaemin o algo parecido, quizás un trabajo en casa.

Mark era Mark, también venía trabajando desde hace mucho, pero con eso se pagaba sus estudios una universidad de Bellas Artes, así que no contaba con demasiado dinero. Jisung sí tuvo la suerte de nacer en cuna de oro, como quien dice, porque sus padres tenían una constructora muy poderosa en el país, así que el apellido Smith estaba en un muy bien puesto económicamente. Sin embargo, desde que Mark y Jeno lo sabían, jamás aceptaron trabajar para el padre de Jisung o alguna caridad monetaria de este, de hecho, era curioso cómo ni siquiera el mismísimo Jisung tenía una gran casa tal como la mansión de sus padres. No, él vivía en una pequeña casa de dos pisos y pocos cuartos, tal y como sus otros dos mejores amigos.

-Amor, ven.- Jeno llamó al minino una vez vio que se había acabado la leche de su taza, Jaemin obedeció sin dudarlo, levantándose de su sitio para sentarse sobre las piernas del mayor, apoyándose bien con una de sus rodillas a cada lado de esas. Meneó su cola, moviendo su cabecita hacía un lado, esperando que Jeno hable, mientras colocaba sus manos en los hombros de este, ronroneando ligeramente.

-¿Recuerdas en qué quedamos hoy?-

-Mmm.- Jaemin emitió un sonidito y escondió rápidamente su cabeza en el hombro del mayor.

No, no le agradaba lo que se supone que harían, tenía tanto miedo, que la verdad de no ser por el juego de la noche anterior, quizás no hubiera podido dormir en toda la noche. Negó con la cabeza, queriendo evitar el tema, pero unos fuertes brazos lo rodearon por la cintura, acariciando su espalda después.

-Sí, bebé y verás que te irá excelente, yo lo sé. - Jeno se tomó su tiempo antes de continuar. -Hoy aprenderás a hablar, Jaemin.-

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Se sentó en el sofá con Jaemin entre sus piernas, observando la gran cantidad de rizos hermosamente despeinados, mientras el minino jugaba con los dedos de la mano de Jeno. Este sonrió, besándole tiernamente la cabeza.

Jaemin en serio tenía miedo, lo sabía, pero si no practicaban, no había forma de que aprendiera a decir algo, y según lo que había entendido, para que esos niños-gato hablen, tenían que ensayar muchísimo, como bebés.

-Ahora ¿Qué te gustaría aprender primero? Son tantas cosas, puedes decir "Hola", "gracias", "Adiós" "Espera" "No" "Sí", aunque creo que esos ya te los sabes.- Jeno sonrió ante la cantidad de ejemplos, mientras su pequeño gatito negaba con la cabeza, soltando un largo suspiro.

El más alto acarició tiernamente el abdomen de Jaemin, aun dejando que su otra mano continuara entre las del pequeño, mientras este analizaba sus deditos, uno a uno. -¿Entonces, amor?-

La mente del felino voló un poco, solo un poco, recordando cada detalle de su vida desde que tocó la puerta de la casa de Jeno, y supo entonces que no había palabras que desee más aprender, que aquellas dos que el mayor le dijo esa vez, antes del incidente de quedarse absolutamente solo en la casa. Él recordaba las palabras, sin embargo, no tenía idea de cómo pronunciarlas, y tampoco entendía la forma de explicarle a Jeno qué era exactamente lo que deseaba aprender.

- T.... - Jeno lo observó, sorprendido al escuchar que Jaemin murmuraba algo, muy bajito. Sin embargo, no dijo nada, mientras continuaba repartiendo pequeñas caricias a su minino, tratando de darle confianza de esta forma. -T-T... - Jaemin estaba metido en su mundo, observando la mano de Jeno, gruñía, tratando de que su lengua deje de enredarse al querer moverla de la forma como Jeno había movido sus labios aquel día.

- T..e... -Meneó un poco su cola al descubrir que sí, ese sonido era igual al que había dicho Jeno, pero, sin embargo, faltaba la otra parte, y la consideraba peor porque Jeno movió sus labios dos veces en lo siguiente. Jaemin hizo una pequeña "o" con la boquita, tratando de articularlo, pero no le salía exactamente igual. Negó con la cabeza, gruñendo, intentó de nuevo con los labios un poco más cerrados, logrando que la primera vocal saliera de estos, emocionándose.

Jeno estaba realmente hipnotizado por la belleza del pequeño, por su inocencia y por su perseverancia porque esa palabra le saliera bien. Y bueno, él no era tonto, comprendía que deseaba decir Jaemin, y anhelaba eso tanto como nadie se podía imaginar, ni siquiera el menor.

-Mo.- Susurró cerca del oído del más pequeño, logrando que este se estremeciera y subiera su mirada, haciendo un pequeño puchero, dejando que su nariz roce la barbilla del más alto. -Sí puedes, sabes que sí. Es "mo", juntas la eme, con la o y saldrá, mi bebé, inténtalo.-

Jeno trató de articular lo mejor posible las palabras, ante la mirada curiosa de Jaemin, quién después volvió a bajar su rostro y continuó con sus pequeños susurros, tratando de que le saliera el sonidito que Jeno había hecho.

No fue hasta el cuarto intento que lo logro. Se sentó más erguido y levantó sus esponjosas orejas castañas, aclarando su garganta, trató de juntar todas las sílabas y ¡Bingo! Lo había aprendido. Volteó por completo, hasta quedarse apoyado en sus rodillas, aún entre las piernas de Jeno y meneó su cola, mirándolo fijamente, mientras este le regalaba una cálida sonrisa, entregándole más seguridad.

- ¿Algo que decir, pequeño?- Susurró, a lo que Jaemin sonrió.

- Te a...mo.- Dijo despacio, sonriendo al notar que le había vuelto a salir y ahora un poco más rápido. Jeno no lo dudó ni un poco y jaló el rostro de su niño, atrapando sus labios en un tierno beso, escuchando y sintiendo el ligero ya conocido ronroneo del menor.

-Yo te a...mo muchísimo, Jaemin-

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