Capítulo 6: SHAKESPEARE

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SHAKESPEARE

"La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener".

Gabriel García Márquez

La luz mortecina del amanecer se filtraba a través de los visillos, aportándole a mi habitación un triste tono plomizo. Por lo visto, hoy iba a ser otro día gris y encapotado. Pero para mí era como si hubiera amanecido con un sol radiante, como sucedería a mediados de mayo. Hoy podía ser un buen día.

Me duché a toda prisa y bajé a desayunar con mi madre. No le había dicho nada de la visita que tendríamos esta tarde y prefería ponerla en sobre aviso.

Estaba sentada en la silla de la cocina, con un álbum de fotos encima de la mesa. En ese instante supe que no me había equivocado en mis suposiciones anoche. Se apagó la euforia que sentí al despertar, viendo a Nicole vencida por la tristeza. Hoy no era capaz de ponerse su máscara de fingida normalidad. Tenía la cabeza entre sus manos. Lloraba. Me acerqué, abrazándola por la espalda.

—Cariño, ¿ya estas despierta? —Se sorprendió e intentó limpiarse las lágrimas de forma apresurada, como si con eso pudiera restarle importancia a lo que yo estaba viendo.

—Yo también le echo de menos. —Me sentí abatida al pronunciar esas palabras. No soportaba ver llorar a mi madre. No entendía por qué la vida era tan cruel. Rompimos a llorar abrazadas.

—¿Recuerdas esta foto? —Me preguntó, pasado un rato, estando las dos sentadas repasando el álbum que ella tenía sobre la mesa.

Era una fotografía de mi padre, conmigo, a orillas del lago, cuando yo tenía seis años.

—Si —contesté a media voz.

—Tú no querías andar, decías que se te gastarían los pies y papá te llevó a hombros todo el camino.

Sonreí tristemente, la pena que cargaba en mi pecho aminoraba a medida que los recuerdos hermosos resurgían en mi memoria.

Con ese estado de ánimo, mezcla de melancolía y tristeza, me fui hacia el instituto, deseando animarme al ver a mi ángel por allí.

El tiempo avanzaba despacio. Demasiado despacio para mi gusto. No veía el momento de acabar las clases y encontrarme con Erik. Al que por cierto, aún no había visto por el instituto.

La campana sonó, por fin. Recogí mis cosas a toda prisa mientras Beth me miraba extrañada.

—¿A dónde vas tan rápido?

—A casa —contesté a la vez que me ponía la gruesa chaqueta.

—Tú me ocultas algo, ¿a que sí? —Me cogió del brazo para obligarme a mirarla. No le había dicho nada de mi próximo encuentro con Erik. Al fin y al cabo, solo eran deberes escolares. No era una cita, ni nada por el estilo. Y tampoco me apetecía someterme a un interrogatorio en estos momentos. Solo conseguiría ponerme más nerviosa de lo que ya lo estaba.

—No digas tonterías. —Me deshice de ella y salí corriendo, diciéndole adiós con la mano.

No se conformaría con eso. Mañana debía estar preparada para el aluvión de preguntas que me caerían encima. Pero eso sería mañana. Ahora lo único que me importaba era el atractivo chico con el que iba a compartir la tarde.

Llegué sin aliento al aparcamiento. Pero la carrera tuvo su recompensa. Erik estaba allí, esperándome. Cada vez que lo veía me recordaba más a una divinidad que a un estudiante de secundaria. Sonrió al verme, agitando su mano. Como si su presencia no bastara para atraer toda mi atención.

—Hola —su dulce voz me envolvió.

—Hola.

¿Qué tenía que hacer ahora? ¿Meterme en su coche sin más? ¿Esperar a que él me lo pidiera? Por cierto, ¿tenía coche?

No hice nada. Ambos nos quedamos de pie, quietos, mirándonos fijamente, y yo sintiendo como me derretía y me olvidaba hasta de mí nombre. Era delicioso sentir su mirada. Sobraban las palabras. Sus ojos y los míos mantenían un diálogo que nuestros labios se negaban a tener.

—Vamos —soltó al fin, despertándome de su hechizo—, no quiero que te enfríes —añadió, abriéndome la puerta del coche que tenía detrás de él.

—Vale —contesté. En esos momentos, aunque me hubiera pedido escalar el Everest en bikini y con chanclas de goma, habría contestado igual. Ejercía tanto poder sobre mí que no podía hacer nada, aparte de dejarme llevar.

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Nota de Francine:

He llegado a un acuerdo con una editorial y hasta aquí puedo subir "Luna Azul". El resto del libro estará disponible en la página web de la editorial. Para más información suscríbete en www.francinezapater.com

La novela estará pronto disponible en la web de Casa del Libro.

"Luna Azul" es parte de una trilogía. Los tres libros están completamente terminados. Para saber más visita mi página web.

La segunda parte de "Luna Azul" es mi libro "Tormenta de Arena". He subido ya un capítulo y seguiré subiendo capítulos si va recibiendo likes y favoritos.

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Gracias por leer



"Luna Azul" de Francine L. ZapaterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora