Disculpas.

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Luego, cuando todos se terminaron su jugo, en un silencio sepulcral, Maya se levantó y dijo:

-Bien... Creo que ya debería irme. -Metió la mano en uno de sus bolsillos y de ahí sacó la cifra de dos dólares con treinta y cinco centavos y los dejó en la mesa.- Ahí está el dinero de mi jugo.
-¿Maya? ¿Te sientes bien? -Dijo levantándose Riley. Maya nunca actuaba así, y nunca esta en silencio tanto rato.
Al no notar respuesta, Riley añadió.- ¿Te acompaño?
-Si quieres... -Se limitó a responder, o más bien a murmurar.-
-Claro que quiero, eres mi mejor amiga. -Sonrió la castaña al terminar la oración.-
-Nosotros también las podemos acompañar, ¿Les parece? -Dijo Lucas, que también estaba preocupado por Maya, pero más allá de que se haya preocupado por ser su amigo, se preocupó porque con solo oír el nombre de aquella rubia chica, en el corazón algo le pasaba; él solo quería su felicidad, aunque esa felicidad no fuera con él.-

Riley miró a Maya y respondió

-No te preocupes Lucas, ustedes se deben quedar a pagar. -Sonrió y sacó de su bolsillo tres dólares, que era lo que costó su batido.-
-Ah, sí, claro. -Respondió el ya mencionado recibiendo el dinero.-
-Bien, adiós. -Dijo maya y comenzó a caminar hacia la puerta.-
-Adiós chicos. -Agregó Riley para seguir a su amiga.-
-Adiós. -Se limitó a responder el dueto, que había quedado muy extrañado.-

-¿Qué le pasa a Maya? -Preguntó Farkle.-
-No sé... -Respondió suspirando el más alto.-

Las chicas ya habían llegado al metro, y solo les faltaban dos estaciones para llegar a la estación en la que se bajaba Riley, por lo cual Maya dijo

-Te prometo que no sé qué pasó en la cafetería. -Dijo cabizbaja.-
-Pues, yo si sé que pasó. -Riley hizo una pausa.- Lucas te trató caballerosamente y tú no hiciste nada para impedirlo. -Estaba realmente agitada y con un leve tono rosa en sus mejillas.-
-Lo siento. Realmente lo siento, pero ¿Qué podía hacer para impedirlo? -Sus ojos comenzaron a enrojecer, ella no era culpable de lo que había hecho Lucas, y se sentía realmente culpable.- Riley, yo sé que a ti te gusta Lucas, así que como crees que yo iba a querer que eso pasara. -Sus ojos terminaron de enrojecerse y sus pestañas se llenaron de un fluido pegajoso y salado.-
-Maya, yo... Perdón si fui celosa, a lo mejor Lucas solo estaba tratando de provocarte a que lo molestaras. -Dijo riendo.- Perdón.
-Perdonada. -Y fue cuando se dieron cuenta que habían llegado a la estación en la que se bajaba la castaña.- Bien, nos vemos mañana, Riley.
-Nos vemos mañana, Maya. -Y al terminar la oración ésta ya estaba fuera del vagón y fue entonces que Maya dejó fluir aquellas lágrimas que había contenido tanto rato.-

Maya llegó a su estación, pero ya no lloraba, sólo tenía sus ojos rojos e hinchados, pero eso no le preocupó  en absoluto, solo quería llegar a su cuarto y dormir plácidamente, pero incluso ella misma dudaba que su deseo se cumpliera.

Lucas y Maya; encontrándoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora