Ninguno de esos engaños o chantajes funcionaban con el felino, el cual giró abruptamente hacia Angel y le dirigió una mirada de pocos amigos.

Te conozco, terminarás bebiéndote todo mi licor. Y es la única botella que me queda. Lo siento, pero no.

Fue lo más cortés que pudo. Era cierto, a su botella no le quedaban muchos tragos y aún quedaban un par de horas para llegar al hotel más próximo en la carretera. Compartir no era una opción. Angel no se tomó demasiado bien esa negativa, soltó su cuello y se cruzó de brazos sobre el respaldo de atrás de Husk, frunciendo el ceño como si estuviera verdaderamente ofendido.

¿Podrías por una vez en toda tu vida no ser un ebrio egoísta y darme un puto trago?

—Puedes insultarme todo lo que quieras. No lo haría por nada en el maldito infierno.

El felino volvió a ser claro, la tercera vez que tuviera que negar no sería tan amable. Y ambos se miraron con recelo, Husk se aferró a su botella y le dió un trago pequeño mientras intentaba volver a desparramarse sobre el asiento. Era una perfecta y cómoda posición de borracho después de todo.

Fue entonces que Angel alzó sus cejas e hizo lo habitual. Borró todo rastro de emociones negativas, fingió que la horrible música de Niffty no lo estaba poniendo histérico y volvió a sumergirse en el suave pelaje de su gatito. Envolvió sus hombros varoniles entre sus brazos y sonrió muy dulce, seductor. Se encargó de que sus pechos de pelusa se apoyaran contra su espalda y que su aroma a perfume femenino llegara a cada parte de su cuerpo.

¿Ni aunque me pusiera muy muy cariñoso contigo?

Angel volvió su voz melosa, simpática y algo ronca. Ganarse a Husk siempre era un desafío. Pero no había desafíos que no pudiera cumplir. Y estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por los tragos de esa botella de licor. En todos esos años había hecho cosas peores por menos. No era para tanto. Recibir un rechazo era imposible.

En especial si tratas de tocarme.

Bueno, no era imposible para Husk. El mayor apartó las manos de la araña y no se molestó en girar a verlo. Siguió bebiendo y lo ignoró por completo. Fue suficiente, Angel dejó de fingir amabilidad y se frustró al no poder conseguir lo que tanto quería de una forma fácil. Se hartó, obtendría las cosas por las malas.

¡DAME LA JODIDA BOTELLA CONDENADO GATO DE MIERDA!

Trató de arrojarse encima de él, pero Husk se veía venir esa ofensiva y solo es inclinó para no ser atrapado por todos esos largos brazos. Empezaron a gritarse maldiciones demasiado fuerte, ¿Cuánto había durado la paz? ¿Dos horas?

Uhh, ¿Por qué gritan tanto?

Charlie despertó ante el alboroto, se frotó un poco los ojos y trató de acostumbrarse a la oscuridad del ambiente. Sin embargo, cuando Vaggie despertó y se sentó en su lugar, captó de inmediato las voces de Angel y Husk gritándose insultos el uno al otro sin parar. Mezclar eso, la música y el aroma a licor barato no era una buena combinación. Se sostuvo los oídos con sus manos por un par de segundos antes de estallar de manera histérica también.

¡NO PELEEN! ¡Y NO SE ATREVAN A DERRAMAR ALCOHOL EN EL TAPIZADO NUEVO DE LA CAMIONETA!

Los tres comenzaron a gritar mucho más fuerte, Niffty solo aumentó el sonido de la música del estéreo y comenzó a tararear. Era un caos, un pleito normal, pero tener el pleito en un lugar tan reducido era indudablemente molesto.

Los ventanales laterales de la camioneta estallaron y la lluvia de cristales fue dispersada por afuera de la carretera. El salto estridente de una horrorosa distorsión de radio provocó un sonido tan agudo que los cristales no resistieron la frecuencia. Y el chillido se hizo más intenso, más alto. Todos se sostuvieron la cabeza ante la molesta interferencia y rogaron en voz alto que Alastor se devuviera antes de que les rompiera los oídos a todos.

Queen of Disaster ⋆° RadioDust ◌*̥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora