3 - Mira el sol (final)

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  - Esta noche tengo pensado ponerte una almohada, ya que tus gritos y gemidos causados por el placer que experimentarás serán inevitables e irreconocibles incluso para tu ser, estos serán apagados por los gritos que se disiparan dentro de la almohada que cubrirá todo tú rostro, gritos que de no ser así llegarían a kilómetros de distancia. Todos se encuentran ya dormidos, las calles desoladas, así que no correré el riesgo de que me atrapen. no. no esta noche.

  - ¡No me puedo contener! Dijo con una voz callada, serena e impaciente.

El la despojo de una bata semi transparente, que dejo ver sus pechos al descubierto, completamente endurecidos por las ráfagas de aire que entraban por la parte derecha de la habitación. Y ahí estaba, completamente desnuda ante él, las cadenas que se mantenían sujetas a ambas piernas de A, la inmovilizaban, además la fuerza brutal de D era mucho mayor a la que podía esperar, no podía hacer nada, pero opuso resistencia mientras D la tocaba con suavidad haciendo que su piel  temblara de adrenalina cruzando por todas sus extremidades. Luchó hasta que sus brazos perdieron fuerza y la mayor parte de su movilidad, fue entonces cuando D decidió ir metiéndose dentro de ella, D notó que se encontraba completamente lista para el juego, sus fluidos bañaron su sexo al primer contacto, fluidos calientes como el sol, un sol que jamás podría ver, pero ahora podía sentir. Cuando estuvo completamente dentro de ella, entraba y salía muy suavemente, tan despacio como camina la luna, en el manto estelar.

  - Más duro. Gimió A.

D hizo más lenta la intromisión de su cuerpo, al parecer le divertía hacerla subir, de todas las maneras posibles.

  - Cállate, te castigaré si sigues.

  - Dame más. Dijo con más fuerza, como si la estuvieran torturando.

La cubrió por fin con la almohada que tenía a su costado y la apretó con fuerza hacia su cara. Entre más eran sus gemidos y suplicas, más ejercía presión ante su rostro, imposibilitando el aumento de volumen. Esto le excitó aún más y ella comenzó a sentir como su entrada se calentaba más y más con la fricción del sexo que la profanaba.

  - Te voy a destrozar. Dijo él jadeando mientras entraba profundamente en ella.

D no podía mencionar ni una sola palabra, solo sordos gemidos y palabras sin sentido, por la forma que ella movía sus caderas A lo disfrutaba tanto como D.

  - ¿Donde lo quieres? Le preguntó mientras le quitaba la almohada de su sudoroso rostro.

  - Donde tu más lo desees. Le respondió esperando sus fluidos, como su hubiese esperado una vida entera para recibirlos.

D comenzó a acelerar su ritmo de una manera frenética, mientras el sudor de ambos comenzaba a mezclarse, como si fuera una poción sexual que en un momento más los dos beberían en una copa de cristal. El decidió de momento que debía ser dentro de ella, lo ansiaba y quería hacerlo, así que soltó todo su semen dentro de A, Ella gritó de placer al sentir todos sus fluidos dentro de ella y el roce comenzó a sentirse de una manera diferente, vibraba con cada penetración de afuera hacia adentro. D la tomó del cuello y la puso frente de sus ojos, ambos se quedaron contemplando los ojos del otro, como en una especie de trance, mientras no dejaban de gemir y respirar profundamente.

  - Sírvemelos, Le dijo ella.

D trataba de comprender lo que ella le pedía, él no era de las personas que cumplen deseos, pero en esta vez se dejó llevar por sus impulsos, toco su cuerpo completamente bañado en sudor mientras sus garras resbalaban entre sus curvas y canales naturales, hasta que por fin logró llegar a su exquisita entrada, la miro a los ojos justo antes de que su lengua comenzara a recorrer sus labios inferiores estimulándolos a relajarse, A comenzó a saborearse los labios mientras abría su cavidad y dejaba caer los fluidos ahí dejados. D los absorbió y los mantuvo dentro de su boca, la saliva dentro de él comenzó a hacerse mayor a los pocos segundos, dejo que se incrementara junto a su propio liquido mientras olfateaba todo el cuerpo de A. Cuando llego y se postró frente de ella le abrió la boca a su máxima capacidad y liberó todos los fluidos de él dentro de su boca, al sentir los fluidos mezclados de ambos su lengua empezó a jugar y saborearlos un poco, antes de tragárselos por completo.

  D la besó con pasión, fue algo que jamás había hecho, esto hizo que ella lo mirara con confusión, arañó mi espalda. Al parecer estaba haciendo unos círculos y líneas, sentí el dulce dolor de sus afiladas uñas surcando en mi desnuda espalda.

  - Espérame aquí linda, mañana te tengo algo preparado.

  - Dímelo, sabes que no podré dormir sin saberlo.

  - Perdería el encanto, te amo.

  - Conviérteme en uno de los tuyos. Le supliqué.

Se dio la media vuelta y se marchó por la ventana sin más, dejándola como otras noches.

  - Te amo D. Dijo con un hilo de voz.

Aún recuerdo que seguía atada a aquella pared justo enfrente de mi apartamento después de varios días sin tomar agua, ni probar bocado. La policía me encontró casi desmayada en el piso de Demian, era todo un equipo de investigación criminal, había fotógrafos por todos lados, capturando cada rincón del departamento, sujetos con chamarras de la policía tomando muestras de huellas dactilares y un par de sujetos con gabardina color gris haciéndome toda clase de preguntas. Preguntas que me eran difíciles de contestar por que amaba a Demian. Poco después de haberme soltado del todo me cubrieron con un gran edredón, la chica que me revisó se llamaba Sofía, no puedo revelar su apellido, busco pruebas de ADN dentro de mí, y me curó las heridas superficiales que tenía en todo el cuerpo. Jamás sabré la sorpresa que me preparaba para la siguiente noche. Solo me dejo el último mensaje, cuando me arañó la espalda escribió algo en ella una frase en latín, yo no pude ver las letras sino hasta después de haber regresado a casa, pero Sofía me hiso una traducción  de aquella frase. “Mira el sol” 

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⏰ Última actualización: Jan 24, 2015 ⏰

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