Capítulo 4.

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La joven se puso roja y lo miró enojada.

—¿por qué me sigues molestando? ¡eres tan molesto! —ella se acostó sin decir nada más, aunque su brazo hacía atrás por culpa de las esposas.

Yuno también se acostó sin borrar esa pequeña sonrisa, después de todo le era divertido molestar a la pequeña Silva.

—¿te sientes cómoda al dormir de esa forma? ¿no quieres acercarte más a mi?...

La Silva dio un grito interno y lo ignoró.

Yuno solo giró su cuerpo hacía el techo, con el brazo estirado hacía la Silva.

Por otro lado, Sylph se había apoyado en una de las almohadas del medio y observaba a ambos jóvenes.

—"a Yuno realmente le lavaron la cabeza"

...

Entrada la medianoche habían llegado Asta y Mimosa que hicieron silencio ante el dúo que dormía. Mimosa se tapó la boca con un sonrojo fuerte al ver a Yuno boca arriba, durmiendo serenamente, y en su pecho estaba apoyado la cabeza blanca de la Silva, que dormía pacíficamente.

—"mañana me voy a burlar de Yuno" —se rió Asta mentalmente, acostándose en uno de los futones donde Mimosa se acomodó nerviosa a su lado, sin dejar de mirarlo con sus ojos verdes.

—"me pregunto qué habrán hecho Yuno y mi prima... cuando acabe esto se lo preguntaré".

Y así la pareja se durmió mirándose a los ojos, por otra parte Nero entró en su forma de ave entre la oscuridad y también se acostó a dormir, aunque ocultó una sonrisa bajo su máscara de indiferencia al ver a ambas parejas dormir tranquilos.

...

Yuno fue el primero en despertar al día siguiente y sintió un peso que no le pertenecía a su espíritu, sino a una joven de cabellera blanca que dormía cómodamente en su pecho.

Él se quedó helado en el futón y sus ojos dorados observaron el sereno rostro de ella. Inconscientemente llevó su mano para tocar suavemente el flequillo de la joven que no se movió ante el tacto.

—"de este modo no pareces querer matar a nadie, pareces indefensa aunque no lo eres" —el pelinegro dio una ligera sonrisa, y sus dedos se movieron hacía una de sus mejillas cálidas —"no entiendo porqué me gusta que me pongas atención solo a mi... tú actitud nunca cambió desde que nos conocimos en esa mazmorra o cuando hicimos equipo para elegir los caballeros..."

El dedo gordo se movió lentamente por el contorno de su rostro.

—me gustan tus ojos... —susurró para si mismo y sintió como su corazón no paraba de latir velozmente —"pero qué hago... si ella se da cuenta..."

Él iba a alejar sus dedos pero se quedó congelado ante la mirada como las alejandritas que lo observaban con ojos sorprendidos.

—tú... —ella se sentó de golpe, toda roja y mirando a los lados dándose cuenta que sus tres amigos seguían dormido.

Sus ojos rosas volvieron a mirar a Yuno que se había sentado en el futón.

—veo que has dormido cómoda...

—no te burles maldito Yuno, he visto que estabas muy cerca de mi ¿qué hacías tocando mi rostro? —ella seguía roja y muy nerviosa, hablando en voz baja para ambos.

—yo no hacía nada —él dio una media sonrisa y la menor lo fulminó con su mirada, para después tomar su muñeca y sin hacer mucho ruido salieron de la habitación.

Enredados en tu juego. (Yunoelle)Where stories live. Discover now