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Era tarde, estábamos todos ahí, todos menos tú. Después de mirar a la puerta durante horas decidí preguntarles sobre ti. No dijeron nada, solo me miraron con lástima. Ellos sabían algo que yo no. No lo quería saber, si era lo que pensaba seguramente me destrozaría. Pasé el resto de la noche triste, sabía que no vendrías y eso me mataba.

Tras varias horas de ponernos al día me despedí y me fui a mi habitación. Era un hotel grande y estaba un poco perdido pero al fin la encontré. Número veintiocho. Entré y me tumbé en la cama, estaba cansado, alegre y triste a la vez. La única razón por la que había accedido a hacer el reencuentro era para volver a verte. Pero eso no pasaría. Me quedé dormido y no me desperté hasta que el sol entró por el gran ventanal de la habitación. La observé durante un rato, tenía dos camas, una estaba ocupada por mí y la otra llena de maletas, ¿eran las mías?, sinceramente no lo sabía, no podía pensar en nada, solo de que te quería a mi lado en ese momento y no estabas.

Entré al baño todavía dormido, teníamos una entrevista en dos horas y me tenía que preparar.

Cuando fui a coger el cepillo de dientes vi que había otro... ¿estaba en la habitación de otra persona?¿Alguien más estaba en mi habitación?

Miré a mi izquierda y vi asomar unos rizos inconfundibles, al menos para mí. Los había tenido entre mis dedos tantas veces...

HABIT- ls [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora