DORK || Im Jaebum || [COMPLETA]

C u a r e n t a y c u a t r o .

—¿Estas ansioso por verme?—Pregunta en tono bromista, ocasionando que un leve sonrojo pintara mis mejillas.

Billie tenía esa facilidad en cambiar mi animo con solo un par de palabras. Sabía que ella bromeaba y que su intención era empezar una tonta pelea por quien de los dos se volvía más patético en presencia del otro.

Pero ¿Para qué engañarnos?
¿Era necesario competir en ello?

Era obvio que yo ganaba.

—Te extraño todo el tiempo, Billie. Claro que estoy ansioso por verte.

La escucho reír, pero a diferencia de otras veces, no había pizca de burla en ella.
Incluso sin verla sabía que se había apenado con mis palabras y que su risita fue causada por los nervios.

—Okay, idiota. Estoy a punto de llegar, ya no llores por mi.

La llamada finalizó y me mentalice en no saltar sobre ella cuando llegara.
Mire a mi alrededor, asegurándome de que mi habitación se viera presentable, olvidandome de ello a los pocos segundos al recordar el desastre que era la habitación de Billie.

Quizás suene como si no me esforzara por impresionarla. Pero la verdad era que Billie ya se había acostumbrado a mi.

No necesitaba aparentar algo, no necesitaba vestir caro para llamar su atención, no necesitaba presumir mi dinero y mi carrera para que ella permaneciera a mi lado.

Ella era sencilla, y se conformaba solo con tenerme. Y yo estaba agradecido con ella por haberme aceptado.

Sin mencionar lo que sentía yo cuando Billie estaba en presencia. Las miles de emociones, las mil y una formas en las que me llenaba de felicidad.

El sentimiento de estar realizado.

Billie me importaba más de lo que alguna vez llegue a esperar.

Y no permitiría que se alejara tan fácilmente.

  

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El tiempo pasó volando entre jugueteos y charla.
Habiamos pasado parte del tiempo en la cocina, charlando como había ido su día.

La noté llena de entusiasmo, como sus ojitos brillaban de manera soñadora mientras hablaba de una práctica que habían tenido en el equipo.
La curiosidad me picó y decidí preguntarle sobre qué se trataba, arrepintiéndome al instante al oír la palabra "futbol" saliendo de su boca.

Había logrado olvidarlo por un rato

¿Porqué justo ahora y cuando estoy con ella de esta manera?

La vida pareciera estar empeñada en que aclarara esa duda, y no fue hasta que ambos nos encontrábamos en el sofá de la sala, ella encima de mi sosteniendo mi rostro con su mano mientras que con la otra sostenía una pequeña pinza para cejas, que decidí armarme de valor y enfrentarla.

Lo poco que había dicho fue suficiente para relacionar parte de mis celos con un dato que su padre había tirado.
Y era el de "Cuerpo de futbolista".

Billie era porrista, y estaba segura que ese muchacho era un mariscal de campo.

El clásico cliché de secundaria.

Quizás fantaseaba demasiado, pero me era inevitable no imaginarlos caminando por el pasillo tomados de las manos, recibiendo miradas, robándole suspiros a sus compañeros quienes deseaban tener una relación igual.