DORK || Im Jaebum || [COMPLETA]

C u a r e n t a y c u a t r o .

Muchas chicas estaban dispuestas a estar conmigo.

Pero ninguna era Billie.

Quizas era egoísta, y era mejor no imaginarlo... pero Billie podría estar mejor con alguien más. Y eso me aterraba.

Decidido a para el rumbo de mis pensamientos, caminé hacia mi habitación con intenciones de dormir. Mandándole un mensaje a mi pequeña antes de acostarme, deseando que el día de mañana tuviera el valor suficiente para mirarla a la cara y preguntarle aquello que tanto me molestaba.

 

  

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A la mañana siguiente todo seguía normal. Me desperté por un mensaje de Billie, avisandome que hoy tardaría un poco más de lo habitual por sus prácticas en el equipo, pues un gran juego se acercaba y su entrenadora estaba más exigente que de costumbre. Y también sugirió,que si yo lo deseaba, podía traer algo para cenar.

No podía negar que su idea me fascinaba, estaba ansioso por su llegada, y gran parte del día me la pase saltando de aquí para allá como si tuviera un resorte en el trasero.

Los chicos me miraban y se reían, hablando en voz alta, mencionando lo idiota que me había vuelto por ella.

Pero yo ya era idiota antes de conocerla, y por eso no me molestaba lo que decían.

La tarde llegó y con ella mis ansias de que el tiempo avanzara más rápido. Parecía un perro parado en la puerta esperando la llegada de su dueño.

Mi teléfono suena y casi me lanzo al sofá de un salto para atender, tomando una profunda respiración, concentrandome en sonar lo más cool que me fuera posible.

Mi comportamiento ers cosa de no creer. La había visto durante toda la semana y seguía actuando como si fuera la primera vez.

Supongo que era parte del querer; nunca llegar a acostumbrarse a las miles de emociones y mariposas que nacían en el estómago cuando ese alguien especial estaba cerca. O incluso, a través de una llamada.

Lo primero que oigo de ella es una palabrota. He de suponer que se tropezó mientras caminaba, pues a los pocos segundos escuché un coro de risas en el fondo.

—¿Estas bien?—Pregunto preocupado. Billie solía tropezarse con frecuencia, trmia que en alguna de esas cayera fuerte y se lastimara.

—Sí, lo normal. Mis piernas son cortas y no logro subir algunos escalones.

Una risita se me escapa y ella se une a la mía, quedándonos en silencio por unos pocos segundos.

—¿Te sucede algo?—Pregunta sin rodeos, sorprendiendome por su capacidad de percibir las cosas.

—¿Porqué preguntas?

—Te siento raro ¿Seguro que nada pasa?

Billie seguiría insistiendo hasta que se lo dijera. Pero para su mala suerte, me había decidido a no pensar ni dejarme llevar por mis inseguridades.
Quería disfrutar el tiempo con ella,y de nada servía que le reclamara si en más de una ocasión ella había demostrado que me quería de la misma manera en la que yo la quería a ella.

¿Por qué insistiria en lastimarme a mi mismo con ello?

—Sólo te extraño—Hable con una sonrisa en el rostro, recordando lo que me había propuesto hace un par de horas—No traigas comida, pediremos algo aqui.