[único]

2.3K 237 149
                                    

Kyungsoo se encontró con Kim Jongin en el pasillo de ida a la cafetería y le tomó apenas dos segundos lanzar un comentario de esos de los suyos.

—Quítate, estorbo —dijo, tropezando a Jongin adrede y haciendo que la botella que este llevaba en sus manos flaqueara un poco.

Kyungsoo se giró para ver la cara de Jongin, esa que explotaba en tonos rojos y hacía parecer su piel distinta, además Jongin tenía hábito de morderse el labio y arquear la ceja izquierda cuando alguien osaba meterse con él. Nadie era tan idiota para hacerlo, claro está, nadie excepto Do Kyungsoo.

—Que gracioso que tú, que mides lo mismo que una mesa ratonera atravesada en medio de la sala me llame precisamente a mí "estorbo".

Las risas no tardaron en llegar de todos lados, los amigos de Jongin intentaban disimularla al menos, a pesar de que Baekhyun era una guasa total y Chanyeol un tipo al que todo, absolutamente todo, le daba gracia, trataban en la medida de lo posible no tener contiendas con Kyungsoo.

Los amigos de Kyungsoo por el contrario se reían a carcajada limpia. Sin reparo y sin medirse.

—Ya Jonginnie, deja de reciclar tus insultos para conmigo —respondió restándole importancia, con una sacudida de hombros incluida—. Esmérate, me estás aburriendo.

Kyungsoo giró sobre su propio eje y con la sonrisita esa maliciosa que siempre llevaba cuando molestaba a Jongin, empezó a hacer camino hacia la mesa donde estaban sus amigos, todavía riéndose del comentario que había hecho Jongin al respecto de su altura. Sí, era más bajo que el promedio de chicos que estudiaban con él, pero ¿a quién le importaba ese dato cuando era de hecho, el mejor estudiante de todos?

Sí, era Do Kyungsoo, hijo de la cuarta familia más rica de Busan y además un genio superdotado. Kyungsoo tenía veinte años pero un camino grande de logros que había amasado casi desde su nacimiento. El primer logro de Kyungsoo fue de hecho, nacer; su madre había sido advertida que por su tardía edad el embarazo no podía pasar de los siete meses y no lo hizo, pero Kyungsoo luchó y se convirtió en un sietemesino exitoso, y no pararía de cosechar triunfos tras otros. Era uno de los nietos más jóvenes del imperio Do pero todo le auguraba un futuro brillante.

Nadie dudaba de que eso estuviese más cerca cada día viendo que era el promedio más alto de ingeniería y que los profesores le adoraban.

Tenía un carácter algo déspota y narcisista, y su deporte favorito, y en ese en donde más se destacaba era precisamente molestar a Jongin, pero nuevamente ¿a quién le importaban esos ínfimos detalles cuando todos le amaban?

—Hyung, un día de estos, Kim Jongin te hará puré con esos brazos que se gasta —comentó Sehun tranquilamente, mientras devoraba las galletas asquerosas que le preparaba su novia. Es para que no se te suban los niveles de azúcar, Hunnie. Solía decir la chica.

—Lo dudo —refutó Kris, o Yifan, bueno, él prefería Kris porque sonaba más..., internacional. Era la pareja de Junmyeon y a veces le costaba mucho el coreano, la mayoría del tiempo confundía las palabras o sustituía unas por otras—. Kim Jongin nunca se ha atrevido a manosearle.

Kyungsoo gruñó.

Pegarle, quisiste decir, ¿no, bebé? —inquirió Junmyeon con una sonrisita estúpida, Kris asintió con otra sonrisita—. Pero es cierto, mucha pelea, mucha contienda, mucho bla bla, pero nunca no se han ido a los puños.

—No desde esa vez en dos mil dieciocho, cuando los enviaron al refu...

—¿Podemos hablar de otra cosa? Suficiente tengo con encontrarme a Kim en los pasillos, no necesito que mis amigos hablen de él —Con esa firme acotación, la conversación en la mesa cambió rápidamente. A Kyungsoo le complacía saber que sus amigos al menos entendían el concepto de no querer darle vueltas al mismo tema de siempre. Lo odiaba, de la misma forma que odiaba a Jongin.

Thursday → KaiSooWhere stories live. Discover now