C i n c o

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Rapidamente vino a mí y me abrazó con fuerza.

— Qué abrazo tan cálido. — dije. La solución de todo era estar en su regazo. Sentí un calor en mi pecho que jamás antes había sentido.

Me consoló y enjuagó mis lágrimas, las que cambió por una hermosa sonrisa. Entonces me dijo que aún me medio del dolor el estaría conmigo, que en estas situaciones de tribulación no hicera caso a las interferencias en la linea o a aquellos que querían desanimarme— como nuestro enemigo—para destruir la amistad creada entre nosotros.

Me dejó claro que aunque no pareciera que él me escuchaba, en realidad siempre lo hacía, dijo que lo escuchaba todo y que estaba atento a mí, pués me ama.

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