Parte 29. El espejo de Oesed

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La navidad estaba cerca, se podía sentir en el enorme castillo de Hogwarts. Eran mediados de diciembre y por los pasillos se podía respirar un aire de jubilo (y el olor de las galletas recién horneadas por los elfos en las cocinas). Aquella mañana Hogwarts había despertado cubierta por un grueso manto de nieve de 2 metros, el lago estaba sólidamente congelado (podías ver a varios niños patinando en este, antes de ser regañados por algún prefecto) y los gemelos Weasley y Lily Snape fueron castigos por hechizar varias bolas de nieve para que siguieran a Quirrell y lo golpearan en la parte de atrás de su turbante.

- No es justo, ni siquiera pudimos ver qué esconde bajo el turbante -Bufó la pequeña pelirroja, mientras fregaba con fuerza los calderos, ya que su padre insistió en ser él el que le diese el castigo.

- Eso no es asunto tuyo Lilianne. Ahora restriega con fuerza, que esa poción herbovitalizante no se quita sola -Responde Severus, que se encontraba sentado en un sillón leyendo el diario "El profeta".

Severus no lo había dicho pero se encontraba realmente enojado con su hija en ese momento. Lily parecía empeñada en meterse en problemas casi todas las semanas por no decir todos los días y ya el pocionista no sabía cómo controlar a la impredecible niña. Y lo peor es que la mayoría de las veces las ideas eran de Lily.

-Criaste una líder, no una seguidora -Dijo con burla McGonagall, una noche en la que Severus fue a pedirle consejos.

Severus se cruzó de piernas y cambió la página del periódico, mirando por encima de este para asegurarse de que Lily continuara con su labor, pero esta lo miraba con cierta preocupación.

- ¿Como sigue tu pierna papá? -Pregunta la niña, levantándose y dejando los utensilios de limpieza a un lado para acercarse.

- Mucho mejor, pequeña -Sonríe a medias, mostrándole su pierna ya casi totalmente sana.

Lily sonríe, haciéndose un lugar en el sillón para acostarse al lado de su padre. Cada que veía la herida de su padre tenía un feo sentimiento en el pecho, la idea de perder a la única persona que le quedaba en el mundo le aterraba. Sintió como su padre la abrazaba y besaba su frente.

- Lily, no te pongas tan cómoda que tienes que seguir limpiando -Le advirtió su padre.

Después de unos minutos Lily se había quedado completamente dormida, Severus pudo saberlo por la respiración relajada de su pequeña y sus calmos ronquidos, casi imperceptibles pero ahí estaban. La niña en cierto punto se acomodó más, abrazada al brazo de su padre y siguió descansando. El pocionista bufó, no tenía el corazón de levantarse y por ende despertar a su hija, a veces se odiaba por ser tan débil ante esa pequeña y problemática maraña de pelo rojo.

Severus entonces tomó su varita, que estaba en una mesita de noche al lado del sillón e hizo un pequeño movimiento con esta para hacer que los utensilios de limpieza comenzaran a limpiar por sí solos, dejaría a Lily dormir.

Y aún así Severus se preguntaba porqué su hija parecía no tener conciencia de que sus acciones tenían consecuencias.

-

Todos los niños estaban impacientes porque empezaran las vacaciones de navidad. Lily normalmente las pasaba con su padre en su pequeño y cálido hogar en el callejón diagon, pero esta vez ambos se quedaría en Hogwarts. A medida que las fechas festivas se acercaban el castillo se ponía más en sintonía con estas, se podían ver guirnaldas y otros adornos en los pasillos; las salas comunes se llenaron de decoraciones alegres y un hermoso árbol navideño que los niños podían adornar a su gusto, lo cual los gemelos aprovecharon para poner adornos con mensajes poco navideños. Esto le costó 5 puntos a Gryffindor.

Los mellizos Potter Y La Piedra FilosofalWhere stories live. Discover now