Capítulo extra.

Začať od začiatku
                                    

—No diría que infeliz, pero no lo suficientemente feliz como se supone que es una niña de seis años —dejo caer mis hombros.

—¿Por qué? —Preguntó Flavio sobando uno de mis bracitos como si ese fuese el problema.

—Mis papis casi nunca están, no juegan conmigo porque siempre andan muy ocupadotes.

Mi único amigo frunció sus cejas.

—Puedes jugar con mi mami y conmigo. Ella siempre trabaja, pero hace tiempo para jugar conmigo —sugirió y dibujé una sonrisa.

—Hablaré con mis papis para que le den más tiempo libre a tu mami, así podrá jugar con nosotros —dije contenta.

—¡Eso sería maravilloso! —exclama sonriente—. Mamá siempre llega muy cansadita a casa.

—Pues ya no más. Tendrá más tiempo libre para jugar con nosotros. Así ya no estaré tan solita.

Él asiente.

—Es muy feo ser hijo único, ¿cierto? —preguntó arrugando sus pequeños labios.

Asentí.

—Pero después de que tu mami entró a trabajar con nosotros ya no estoy tan solita porque estás tú —digo sintiendo cómo mis ojitos se van llenando de lágrimas.

—Desde ahora ya no estamos solos, nos tenemos a nosotros y tú tendrás a otra mami que te ponga más atención.

—¿Lo prometes? —pregunto esperanzada.

—Lo prometo.

Sacudo mi cabeza para regresar a la realidad y sonrío sin planearlo.

Flavio montés me salvó de la cosa a la que más le temo en la vida, la soledad.

Salvó a Dorian del rechazo hacia él mismo y de igual forma de la soledad.

Se salvó él mismo.

Maldita sea, todos necesitamos un Flavio en nuestras vidas. Me gustaría encerrarlo en una cajita de cristal para que nadie le haga daño, porque tanta bondad a veces puede jugarle en su contra. Siempre quiere ayudar a todos y le cuesta decir No a las personas. Él es todo lo que está bien en esta nefasta vida.

Suspiro y me dirijo dentro de la mansión para revisar una última vez que todas las habitaciones estén cerradas con llave y cuando lo hago me dispongo a disfrutar de mi fiesta en lo que aparecen mis amigos.

(...)

Trato de no expresar el disgusto que se instala en mi pecho cuando noto la compañía de Dorian.

Aclaremos algo; no es que me caiga mal, no es mala tipa, lo que me causa una ligera molestia es que sea la compañera de Dorian.

Él no invita a salir con sus mejores amigos a las chicas con las que folla, lo que quiere decir que, no es solo una chica más.

Conocí a Cristal el día que regresé a la ciudad. Teniendo en cuenta que Dorian y yo vivimos cerca, fue al primero al que fui a ver. Eso Flavio no lo sabe. Aunque bueno, hay muchas cosas de las que aún no está enterado...


Aparco la vieja bici en el porche de la enorme casa de Dorian, me acomodo la corta falda negra de cuero que llevo puesta, paso mis dedos por las leves ondulaciones de mi pelo rubio y me encamino ansiosa hacia las puertas de la mansión.

Dos años.

Han pasado dos años desde que no sé nada de él, con Flavio me he mantenido en contacto, pero desde el día en que subí a ese avión para irme lejos de Southville no he sabido nada de Dorian Cooper.

30 Días en detención ©Where stories live. Discover now