• Día 2 •

1.6K 260 514
                                    

Kuroo Tetsurou era un tipo buena onda

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Kuroo Tetsurou era un tipo buena onda.

Él era agradable. Por supuesto que sí. La clase de alumno mayor que suele guiar a los jóvenes por el camino del bien. Él nunca se cansaba de compartir a otros la bondad que había en su corazón. Un chico totalmente entregado, de forma humilde y sincera...

Era justamente por eso que el mismo Kuroo no se consideraba como alguien capaz de odiar algo —no existían esa clase de sentimientos tan negativos en el fondo de su alma. Solo tenía espacio para luz, amor, paz...

Hasta que... hasta que...

Hasta que se largaba a llover tan torrencialmente en Tokio que arruinaba el entrenamiento de voleibol debido a que sería imposible regresar luego a sus casas por las fuertes inundaciones.

—¡Esto es una jodidísima mierda! —masculló Yaku Morisuke a su lado en la parada de autobuses, compañero de segundo año y con el que apenas comenzaba a tener mejor relación—. Y el maldito Kai que justo se enferma hoy y se queda en casa. ¡Quién pudiera tener esa suerte! ¿Por qué no pude enfermarme yo también?

—Bueno, ya sabes lo que dicen —sonrió Kuroo—: hierba mala nunca muere.

De todas formas, lo de buena relación era relativo; porque Kuroo buscaba cada minúscula oportunidad para hacer picar a Yaku Morisuke.

—¿Qué dijiste, maldito? —espetó Yaku—. Ven, agáchate hasta mi campo de visión para que pueda patearte en la cara.

¿La verdadera razón por la que Kuroo molestaba a Yaku?

Es que estaba irremediablemente enamorado de él.

, suspiró Kuroo. Llevaba casi medio año aceptando que aquel gremlin con temperamento de cincuenta infiernos le provocaba cosas extrañas por todo el cuerpo.

Yaku era guapo, no podía negarlo. Aunque fuera pequeño y tuviera la estatura de un hongo microscópico, pero tenía rasgos bonitos y un cabello claro que se veía más esponjoso de lo que podrías imaginar.

O puede que fuera que, las veces que sonreía —y que rara vez iban dedicadas a Kuroo— podía iluminar toda una sala. La primera vez que su corazón dio un salto en su pecho fue luego de que Yaku sonriera con ternura a los reclutas de primer año, incluido Kozume Kenma.

Que Yaku fuera dulce con Kenma era como un plus para Kuroo. Tenía un punto suave por ese otro gremlin, y se preocupaba a menudo por sus problemas para socializar. Saber que Yaku no le veía de forma extraña, y que incluso le alentaba a participar de las actividades del club... casi le hacía sentir que quería pedirle matrimonio.

Pero nunca podría.

Porque Yaku lo detestaba.

No es como si Kuroo no se lo hubiera ganado a pulso —le molestaba bastante seguido, y usaba su cabeza de apoyabrazos como si no supiera que aquello haría arder la mismísima Troya.

KuroYaku Week 2020 - [HAIKYUU]Where stories live. Discover now