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Todos los refugiados Karnianos dormían. O casi todos. En una de las habitaciones, dos de ellos estaban despiertos. Arrodillados, uno frente al otro, se miraban fijamente en medio de la ligeramente iluminada habitación. Uno de ellos no tenía ni la más mínima idea de qué iba a suceder o qué es lo que tenía que hacer, mientras el otro parecía estar totalmente relajado.

— ¿Qué se supone que debemos hacer? —Yibo quebró el silencio y pestañó un par de veces para ver con más claridad el rostro tranquilo del alienígena frente a él.

—Solo respira, relájate —El alienígena susurró con una sonrisa y los ojos cerrados.

El humano asintió y cerró sus ojos de igual manera para concentrarse en relajarse. Lo estaba intentando, pero la anticipación de lo que iba a suceder en unos minutos lo hacía sentir ansioso.

— ¿Recuerdas aquella vez que tuve una crisis en la tierra y te ataqué? —Xiao Zhan preguntó aleatoriamente con voz suave. Las cejas de Yibo se alzaron de sorpresa por la repentina pregunta. Por supuesto que recordaba ese momento, de hecho, había sentido mucho miedo, incluso había creído que moriría.

—Hm, sí —Yibo respondió recreando ese recuerdo en su mente.

—Me sentí bastante confundido cuando sucedió, especialmente contigo que eres un humano. No se supone que debía tener ese tipo de reacciones con humanos. —El alienígena pronunció las palabras como si estuviera en una especie de trance. Aún tenía los ojos cerrados. —Era como, si tú fueras un imán y mi cuerpo un metal que se sentía completamente atraído a ti. No pude controlarlo y simplemente te ataqué como un animal.

—Sabes que eso ya no importa ahora ¿cierto? Fue un accidente...—Yibo respondió. De alguna manera, se sentía relajado ahora. No había otro sonido excepto la voz de Xiao Zhan y la suya en la habitación.

—Entonces me di cuenta que no podías ser un humano común y corriente...—El alienígena continuó, como si no hubiera oído las palabras dichas por Yibo —En un inicio, pensé que todo era un increíble error, el hecho de haberme estrellado en la tierra y haberme topado contigo. Pero ¿Qué si todo esto fue causado por el mismo universo? ¿Qué si estábamos destinados a estar juntos?

—Entonces estamos haciendo lo correcto —Yibo respondió con un perfecto acento karniano, el cual ya se estaba acostumbrando.

—Desvísteme —el alienígena dijo de pronto haciendo que Yibo abriera los ojos de golpe. —Adelante...

El humano no lo pensó más, aún arrodillado, se acercó un poco más hacia Xiao Zhan y con gentileza alzó una mano hasta su rostro. Dejó que su pulgar rozara con delicadeza la piel tersa de su mejilla y con lentitud se acercó para besar su frente, su mejilla, sus labios. El alienígena no se movió en lo absoluto y dejó que el humano continuara con sus acciones.

Xiao Zhan vestía un enterizo. Detrás de su hombro izquierdo, sobre la delgada tela, se encontraba un pequeño botón que al ser presionado abría el enterizo por detrás, como si un cierre invisible apareciera y se deslizara por sí solo.

Yibo se encargó de quitar una manga y luego otra con mucho cuidado, como si estuviera tratando con un objeto de cristal. El alienígena seguía sin moverse, tenía una ligera sonrisa en sus labios y parecía estar concentrado.

—Continúa.

Yibo asintió y soltó un suspiro. Ver a Xiao Zhan en su estado más puro era hermoso, totalmente desnudo era como una obra de arte y él tenía la dicha de ser el único de poder tocarlo de la manera en que lo hacía ahora.

Muy despacio, Yibo comenzó a deslizar el enterizo por sus hombros hasta su cintura. Esta vez, el alienígena se movió ligeramente para que Yibo pudiera desvestirlo en su totalidad.

El humano tuvo que morderse el labio varias veces para controlar sus propios deseos. Quería besar cada rincón de la piel de Xiao Zhan, morder, chupar. Era como si un niño tuviera un caramelo en sus manos y no pudiera darle una sola probada.

Una vez estando completamente desnudo, el alienígena abrió los ojos con lentitud para encontrarse con el rostro embelesado del humano en frente de él. Lo estaba observando y podía notar esa llama en sus pupilas. Deseo, lujuria, pasión, admiración...pero había algo más.

Amor. Esa palabra que no dejaba la mente de Xiao Zhan desde que Yibo lo mencionó, no lo comprendía del todo y eso lo inquietaba. Sin embargo, estaba seguro que eso era la respuesta de todo lo que estaba sintiendo en el momento, esas sensaciones que no podía explicar y esa calidez en el pecho que pronto se volvían en inusuales cosquilleos en su estómago.

—Es mi turno —El alienígena articuló en un susurro, lo suficiente para que solo Yibo pudiera oírlo. Ya estaban bastante cerca del uno al otro, por lo que Xiao Zhan solo tuvo que estirar levemente sus brazos para tocar el cuerpo del humano.

Al igual que el alienígena, Yibo llevaba puesta un enterizo. Con la misma gentileza que el humano tuvo al desvestirlo, delicadamente, Xiao Zhan alzó ambas manos para llevarlas al rostro de Yibo, acariciando con ternura sus mejillas con ambos pulgares.

Yibo no pudo sonreír y cerrar sus párpados ante el toque. Poco a poco, fue sintiendo como las manos de Xiao Zhan iban descendiendo hasta sus hombros para presionar el pequeño botón que aflojaría el enterizo.

El alienígena comenzó a desvestir la parte superior de Yibo y, con un poco ayuda de este, terminó desvistiéndolo completamente.

Ahora, ambos se encontraban totalmente desnudos en la habitación. Uno arrodillado frente al otro, cerca pero lo suficiente separados para que no exista ningún tipo de roce...aún.

—Cuenta una leyenda karniana...—Xiao Zhan inició, alzando sus brazos nuevamente para envolverlos alrededor del cuello de Yibo —...que hace millones de sofiris en el universo, existían dos individuos que tenían prohibido estar juntos. Ambos sentían una atracción especial y la sola idea de permanecer separados los mataba en su interior.

— ¿Por qué no podían estar juntos? —Yibo preguntó en un susurro, sin despegar su mirada fija con los de Xiao Zhan.

—Por dos razones —El alienígena contestó —Uno, por ser de razas distintas. Dos, ambos tenían un poder infinito, podían adueñarse de todo si así lo deseaban o simplemente destruirlo. Esto, significó una amenaza no solo para el planeta sino para el universo entero. Un día, uno de estos individuos fue capturado dentro de una cápsula; el otro, al ir a su rescate fue apresado de igual modo.

Yibo pudo notar por el rostro entristecido del alienígena que esta leyenda no podía tener un final feliz. Continuó escuchando esperando estar equivocado.

—La persona que los aprisionó, dijo que tenían dos opciones: que uno de ellos sea eliminado o que fueran separados por siempre. —Xiao Zhan soltó una risita sin gracia —Ambos morirían en cualquiera de las dos opciones ¿verdad?

Yibo asintió lentamente.

—De pronto uno de los individuos dijo que elegiría la segunda opción y el otro lo miró incrédulo, pero rápidamente sabiendo el plan que tenía en mente. El sujeto que los capturó, asintió pero antes les preguntó si tenían algo que decirle al otro ya que serían separados. Grave error.

Yibo pestañó un par de veces y frunció el entrecejo.

—Uno de los individuos pidió poder tocar la mano del otro. Poder sentirlo por última vez. Su petición fue aceptada y juntaron las cápsulas lo suficiente para que ambos pudieran estrecharse las manos. Entonces sucedió, uno de ellos le estrechó la mano al otro el cual le correspondió. La mirada de ambos se oscureció y soltaron una oración que decía que ambos se volverían a juntar más allá de las estrellas. Y desaparecieron.

— ¿Juntos?

El alienígena negó con la cabeza.

—Uno de ellos se volvió en el marcado; el otro, en el elegido.

Yibo abrió los ojos ligeramente, de pronto entendiendo gran parte de la historia.

—Si yo soy el elegido...

—Yo sería el marcado —Xiao Zhan sonrió, aun con tristeza en sus ojos por la historia que acababa de contar.

—Eso explicaría el Ika...

—Ahora lo entiendes.

—...Y la estrechez de manos.

—Así es.

Por alguna razón que Yibo no podía explicar, sus ojos comenzaron a escocer y a llenarse de lágrimas, sintiendo una fuerte presión en el pecho. Si esa leyenda era cierta, entonces finalmente encontraba al individuo del que había estado separado por millones de sofirisen el universo. Sin poder evitarlo más, Yibo envolvió sus brazos alrededor de Xiao Zhan en un abrazo, escondiendo su rostro en el espacio entre su cuello y su hombro. Llorando como no lo había hecho en mucho tiempo, como si de verdad hubiera estado separado de Xiao Zhan y finalmente lo estaba encontrando por primera vez. Su pecho dolía y no sabía si era de felicidad por tenerlo cerca o impotencia por no haber estado ahí siempre.

Xiao Zhan correspondió al abrazo y acarició su espalda brindándole confort. No había más duda que Yibo era el individuo que había estado esperando todo este tiempo. El alienígena supo que Yibo se había calmado cuando sintió unos labios posarse suavemente en la superficie de su hombro, luego en su clavícula, cuello y mejilla.

Cuando, Yibo alzó su mirada para fijarla con la de Xiao Zhan, se encontró con las pupilas naturalmente negras del alienígena. Ya no tenía más la vista de humano, sino la suya.

Yibo sonrió ligeramente.

—La primera vez que pusiste esos ojos me asusté verdaderamente.

El alienígena sonrió.

—Lo siento.

—Ahora creo que es bastante atractivo.

El alienígena no pudo evitar soltar una risita — ¿Empezamos? — El alienígena estrechó su mano, la comisura de sus labios ya curvándose en una sonrisa lasciva con anticipación.

Yibo no lo dudó ni un segundo más y correspondió a la mano tendida. Entonces sintió algo completamente extraño, incluso Xiao Zhan lo miró con sorpresa al haber sentido la misma sensación eléctrica en el tacto.

Con un impulso que no había sentido antes, Yibo agarró el rostro de Xiao Zhan con su mano libre y juntó sus labios con necesidad. El alienígena se balanceó hacia atrás por la fuerza en la que Yibo se había lanzado hacia él, no se quejó en lo absoluto y respondió al acto.

Yibo sentía que los labios de Xiao Zhan habían sido moldeados para que encajara perfectamente con los suyos. Ambos se movían con sincronización, lamían el lugar adecuado para poder causarle placer al otro. Profundizaban el beso tanto como podían, como si no pudieran tener suficiente.

Lentamente, Yibo hizo que Xiao Zhan se acostara de espaldas sobre una de las telas que había en el suelo, su respiración entrecortada y sus labios rojos por el beso de segundos antes. El alienígena soltó la mano de Yibo para poder acariciar su rostro, no podía dejar de hacerlo, era una forma de asegurarse que era real. Que estaba ahí.

—Esto significará no separarnos nunca —Xiao Zhan murmuró con voz suave.

—Ya hemos estado separados lo suficiente ¿no crees? —Yibo respondió, acercando su rostro nuevamente al de Xiao Zhan, sintiendo su aliento tibio rozar sus labios.

—Sí —Susurró el alienígena quien besó delicadamente el labio inferior. Esto iba más allá de la unión de sus cuerpos. —Sí.

Juntaron sus labios y todo lo demás fluyó con naturalidad. Cada caricia, cada beso, cada promesa silenciosa que transmitían sus miradas. El corazón de uno latía al mismo ritmo que el otro, en ese momento no importaba nada más.

Ambos, alienígena y humano entrelazaron sus dedos al mismo tiempo que unían sus cuerpos hasta formar una sola pieza. Ambos yendo a un ritmo lento, disfrutando ese íntimo momento como si fuera el último y el primero.

Los gemidos del alienígena se mezclaban con los de Yibo en una melodía placentera. De pronto, Yibo sintió que ese era el lugar dónde pertenecía y Xiao Zhan era esa persona con la que estaba destinado a estar, no podía pedir algo mejor.

Ahora mismo, la mente de Yibo iba a mil por hora y el ritmo de sus movimientos comenzó a incrementar. Besó los labios entreabiertos del alienígena y succionó la piel delicada de su cuello estirado.

Por momentos, se detenía para poder recuperar el aliento y solo acariciaba el cuerpo de Xiao Zhan como lo más valioso que tenía en sus brazos.

— ¿Yi-Yibo? —Xiao Zhan preguntó con una sonrisa en sus labios, su pecho subiendo y bajando por la respiración acelerada.

— ¿Hmm? —Yibo no se detuvo en sus roces.

—T-Tu antebrazo derecho...

Esta vez Yibo se detuvo y observó a Xiao Zhan con una sonrisa boba — ¿Mi antebrazo? ¿Qué tiene mi...?—Yibo dirigió su mirada hacia su antebrazo y notó algo que no había estado ahí antes. Un dibujo extraño que en ese momento no tenía ningún sentido para él y no tenía ni la más mínima idea de dónde había aparecido. Era un Ika.

Giró su mirada hacia Xiao Zhan una vez más para obtener algún tipo de respuesta pero lo único que obtuvo fue un beso apasionado, húmedo y sonoro. Bueno, esa respuesta podía esperar.

Yibo comenzó a embestir con un poco más de fuerza y el alienígena respondió de igual modo, necesitaban liberar su orgasmo, sus cuerpos se lo pedían. Cuando Xiao Zhan se llevó su mano a su hinchado pene y comenzó a masajearlo mientras jadeaba de placer, Yibo supo que estaba cerca.

—Ungh...aaah...cielos —Xiao Zhan apretaba la mandíbula intentando controlar el estallido que estaba a punto de ocurrir en su cuerpo. La sensación era tan placentera que por un momento sentía perder la consciencia.

Un par de fuertes y continuas embestidas más fueron necesarias para que Xiao Zhan pueda finalmente liberar su orgasmo y otras cuántas para que Yibo hiciera lo mismo, llenando el interior del alienígena con el líquido lechoso.

Ambos terminaron con la respiración pesada, jadeantes pero con una sonrisa de satisfacción en el rostro.

De pronto, el alienígena parecía tener una sonrisa distinta y Yibo, ya acomodándose al lado de él, no evitó preguntarle — ¿Qué sucede?

—Tus ojos —el alienígena señaló sin suprimir su sonrisa —son como los míos.

Yibo frunció el ceño y pestañó un par de veces — ¿A qué te refieres?

—No puedes verte ahora pero...tus ojos lucen como los míos —Xiao Zhan tuvo que morderse los labios para reprimir un chillido de emoción. — F-Funcionó... ¡Funcionó! — El alienígena se sentó de pronto llevándose ambas manos a su rostro, su largo cabello cayendo como cascada sobre sus hombros.

—Eso es bueno... ¿verdad? —Yibo preguntó un poco confundido.

— ¡Lo es! —Xiao Zhan se giró, sintiéndose con más energía que antes y lanzándose sobre Yibo para quedar de horcajadas sobre él. — ¡El ritual funcionó!

Yibo rio debajo de él — ¿Creías que no funcionaría?

—Bueno...nunca lo había hecho con nadie, no estaba seguro si lo estaba haciendo bien.

—Si funcionó es porque lo hiciste perfecto.

—Gracias —El alienígena sonrió ruborizado por el halago. —Sabes que ahora tenemos mucho poder ¿cierto?

— ¿Lo tenemos?

—Ajá —El alienígena asintió —No tengo idea de cómo funciona, pero ya lo averiguaremos pronto.

No fue hasta ese momento que Yibo había notado en el pecho de Xiao Zhan, ahí, sobre su piel blanquecina estaba la misma imagen que él llevaba en su antebrazo derecho. Abrió los ojos de sorpresa y la boca para poder decir algo, pero Xiao Zhanlo interrumpió.

—Tenemos el mismo ika. Se supone que tras realizarse el ritual de compatibilidad sucedería, aunque no tengo idea de qué signifique. —Xiao Zhan agachó la mirada a su pecho y pasó su dedo por la imagen extraña.

—Ya le preguntaremos a Yue Yue cuando despierte, debe saber algo al respecto ¿no?

—Hmm, eso creo. Por cierto, ya puedes dejar de tener tus ojos oscuros, humano —Xiao Zhan alzó una ceja entretenido.

—No sé cómo hacerlo y hasta donde yo sé, ya soy un karniano más.

Xiao Zhan rio alto esta vez —No hay forma, siempre serás un humano extraño. Mi humano.

— ¿Ah sí?

—Sí.

Ambos juguetearon una vez más por unos momentos hasta que finalmente quedaran profundamente dormidos. El ritual se había realizado y aunque no lo supieran en su totalidad, ambos tenían un poder inimaginable. Esta podía ser la nueva historia de aquellos dos individuos que una vez no pudieron estar juntos...quizá, ahora podían vivir juntos sin que nadie los separase.


Quizá.

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